“No se trata simplemente de una niña ni un niño malcriado, sino de un trastorno que afecta el funcionamiento del menor, de manera recurrente, en más de un ambiente”, especificó el psiquiatra especialista en niños y adolescentes, Dimas Javier Tirado Morales al definir el trastorno de oposición desafiante (TOD).  

Se molestan deliberadamente, acusan a otros por sus errores, molestan a otras personas frecuentemente y pueden ser rencorosos y vengativos, son algunos de los síntomas característicos de esta condición, según Tirado Morales. 

Por su parte, la psicoanalista y psicóloga clínica María Victoria García Cingolani destacó que hay distintas manifestaciones de esta comorbilidad, pues depende de la forma de expresión y la creatividad del menor. 

Hay expresiones internas y externas, comentó García Cingolani. Si el menor lo mantiene en el interior, se puede tratar de dejar de comer o de dormir, vomitar, quejarse de dolores, y tener náuseas, entre otros síntomas. Por el lado exterior, están las pataletas, los que se tiran al piso a llorar, golpear y adolescentes que no salen de su cuarto ni hablan con otras personas, entre otros.

Los síntomas que se llevan hacia afuera son los que más rápidamente llegan a la clínica y los que se llevan hacia adentro suelen tardar más tiempo en trabajarse, y el peligro es que empeora, advirtió según su experiencia como psicóloga clínica.

Mientras, ambos expertos aseguraron que la raíz de este trastorno es un componente multifactorial. No solamente es la falta de estructura en la casa, sino que pueden ser factores ambientales. Es decir, tal vez tienen hermanos o amistades que se comportan de manera similar, comentó Tirado Morales. 

Puede haber una predisposición genética también, agregó.

“Este trastorno recae en una imposibilidad del menor de usar las palabras para poderse vincular los otros”, comentó García Cingolani. 

Estableció que, aunque un detonante puede ser la falta de educación que reciben muchos cuidadores, hasta los encargados más dedicados pueden tener dificultades adaptándose al menor o no darse cuenta de las señales de riesgo. Por este motivo, los cuidadores deben de estar atentos a cambios de rutinas o de conductas en los menores. 

García Cingolani también opinó que el aislamiento provocado por la pandemia y la aceleración de la vida cotidiana, han traído más presiones a los cuidadores y han dificultado la atención ofrecida a los menores y, por ende, vulnerabilizado a muchos a este tipo de trastornos. Más aún, reconoció que existen padres que no perciben estas conductas. 

Según Tirado Morales, la mayoría de las personas son diagnosticadas en etapa escolar, alrededor de los 7 u 8 años, porque es cuando se ven obligados a cumplir con la estructura de la institución académica. 

Similarmente, de acuerdo con el Centro de Prevención y Control de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés), no se suele diagnosticar más tarde de los 12 años de edad. 

Los niños con TOD son más propensos a actuar en oposición o desafiante alrededor de personas que conocen bien, como miembros de la familia o un maestro, precisa la entidad.

Por su parte, García Cingolani indicó que hay dos etapas que pueden ser reveladoras para menores con esta condición. Desde los dos a tres años, cuando el menor comienza a usar el lenguaje para expresar sus deseos o cuando inicia la escuela, pues se tiene que integrar a las normas  y cómo se vincula con otros menores. 

Si el TOD no es atendido, puede traducirse en un adulto con momentos de ira, de culpa, problemas de pareja o relacionándose con otras personas, advirtió García Cingolani. 

Por su parte, Tirado Morales mencionó que el último estudio de trastornos conductuales en Puerto Rico fue publicado en 2016 por Glorisa Canino Jordán, investigación que está actualmente siendo revisada y actualizada por la experta. Comentó que, no solo en el caso de Puerto Rico, sino que otros países carecen de datos concretos respecto a estos trastornos. Actualmente, se estima que alrededor del 20% de los niños que están en edad escolar padecen del trastorno oposicional desafiante y otro 20% tiene déficit de atención e hiperactividad (ADHD por sus siglas en inglés). El 40% de niños con ADHD van a tener trastorno de oposición desafiante u otros de conducta. 

Los trastornos en menores en general son términos conocidos y estudiados recientemente, dijo Tirado Morales. 

Para TOD, los tratamientos disponibles consisten en terapia conductual y en el caso de ADHD la primera línea sería medicamento, dijo Tirado Morales. 

Si no se atiende el ADHD el trastorno de oposición desafiante no va a mejorar”, alertó. 

Mencionó que actualmente están reclutando participantes para un estudio en la Residencia de Psiquiatría del Recinto de Ciencias Médicas intentando ver los beneficios de yoga para niños escolares con TOD. 

Si esto se valida y se sabe que es efectivo para este tipo de condiciones, pudiese ser de beneficio para muchas familias”, comentó Tirado Morales. Para toda familia interesada, puede llenar el formulario de participación aquí

Por su parte, García Cingolani invitó a los lectores que se sientan identificados con este escrito y que estén interesados en acudir a servicios psicológicos, a contactar a la Clínica Psicoanalítica en La Goyco, en la que atienden todos los miércoles a niños, adolescentes y adultos con necesidad económica que no tienen plan médico.