Sobrepensar en exceso puede provocar un impacto en la salud mental de los individuos que llevan a cabo esta práctica, quienes, por lo general, intentan resolver todo y evitan el sentir dolor o tener problemas.

Según la psicóloga clínica Mailene Román, a través de su práctica ha visto varias situaciones que pueden llevar a una persona a sobrepensar.

“Particularmente cuando estamos hablando de que son pensamientos rumiantes, o sea que son pensamientos repetitivos, que son constantes. Diría que las características yo las dividiría en lo que es la temporalidad, o sea a donde está dirigido ese pensamiento. ¿Está en el pasado, está en el presente o está en el futuro?”, expresó.

De acuerdo con la doctora, las personas melancólicas o que constantemente piensan en lo que hicieron u ocurrió en su pasado podrían estar experimentando un cuadro depresivo o de tristeza. Además,cuando la persona está experimentando mucho estrés, puede pensar sobre sus metas y si es suficiente lo que está haciendo para cumplirlas.

Además, dijo que si el pensamiento excesivo que tiene la persona está relacionado con el futuro, se puede desarrollar un trastorno de ansiedad.

¿Y cuáles son los pensamientos más comunes?, preguntó Es Mental.

Román dijo que entre los temas que un individuo puede llegar a pensar figura el fracaso. En este caso, la persona podría pensar constantemente en su toma de decisiones e interacciones sociales.

Asimismo, las personas tienden a pensar y a preocuparse por la capacidad de lograr las cosas. El arrepentimiento es otro  asunto en el que se sobrepiensa constantemente.

Por su parte, el neurocoach Juan Santiago mencionó en entrevista con Es Mental que las personas que suelen sobrepensar están muy al pendiente de cada detalle y contemplan cada aspecto de cada área y, por ende, no dejan las cosas “quietas”.

“Es como si a veces no encontráramos ese botón de off, ejemplificó. 

De acuerdo con el neurocoach, los pensamientos negativos son como un tren, el cual, si está comenzando a arrancar puede ser detenido, pero el problema es cuando ya está a “200 millas por hora”. 

En este caso, la solución no sería detener el tren de cantazo para que no parará. Por eso, cuando alguien está bien frustrado, lo peor que se le puede decir es “anímate”, según dijo Santiago. 

Agregó que, sin duda, esta situación puede representar un problema para su salud mental y también afectar sus relaciones. 

Efectos en la salud mental y relaciones personales

A pesar de que es natural que la preocupación esté presente en los pensamientos, según Román, la acción  de sobrepensar trastoca bastante el bienestar de los individuos. 

“Pero, si de momento este pensamiento se vuelve rumiante, o sea que está ahí de manera constante, la mayoría del tiempo, la mayoría de los días y empieza a afectarnos el día a día, no nos permite concentrarnos, no nos permite disfrutar de nuestra cotidianidad, tomar decisiones, pues definitivamente se convierte en un problema”, mencionó.

De acuerdo con Román, el sobrepensar no es un trastorno mental, pero sí pudiese ser una característica de lo que pudieran ser otros diagnósticos clínicos. 

Explicó que esta acción puede ser paralizante, pues limita a los individuos y bloquea  la acción, pues no da la oportunidad de actuar al estar sobrepensando constantemente. 

Asimismo, Román dijo que las relaciones interpersonales se pueden ver afectadas, al estar a la defensiva, dejar de interactuar con otros, estar irritables, con problemas de concentración y reclamos.

Dijo que cuando se encuentra la causa de sobrepensar, sea por hábito o sea por algo externo, esa acción mejora. A veces se va por completo y muchas veces mejora con el tiempo, aseguró.

“Hay personas que han creado un hábito o simplemente no se han dado cuenta de lo que están pensando y le prestan más atención al problema que a la posible solución”, dijo, por su parte, Santiago, quien aseguró que este comportamiento puede afectar en el trabajo, las relaciones y la salud.

En relación al área del trabajo, Santiago dijo que “a nadie le gusta tener que trabajar con alguien que está en pánico o está esperando lo peor”, agregó. 

Explicó que muchas veces estas personas no quieren estar así, pero, al no tener las herramientas correctas, tratan de usar la fuerza de voluntad y “lo que se resiste, persiste”.

“Es como si tu dijeras: “No quiero pensar en el carro rojo”. Estás pensando en el carro rojo, ahora yo estoy pensando en el carro rojo”, ejemplificó.

Santiago mencionó que si en todo momento la persona se encuentra en estado de negatividad, las emociones lo llevarán a realizar acciones que no le favorecen.

“Y esto termina siendo una autoprofecía, “pensábamos que todo iba a estar mal y lo terminan causando”, sostuvo. 

¿Cómo trabajarlo?

Lo primero que recomendó la doctora Román fue el autocuidado en todos los aspectos. También, que en ese proceso, se recomienda preguntarse: ¿Qué utilidad tiene este pensamiento? ¿De qué manera yo puedo resolver esta situación, qué es lo que me está preocupando? ¿Cuáles son mis redes de apoyo?.

“Esas son unas preguntas claves que te puedes estar haciendo para saber si en efecto ese pensamiento es útil porque te mueve a la acción, te mueve a resolver lo que te está incomodando, o si es un pensamiento que es rumiante, es molesto y es dañino”, sostuvo.

Recomendó también la práctica de mindfulness, pues ayuda a la claridad de pensamientos,. así como la búsqueda de ayuda con profesionales de salud mental para crear nuevos patrones de pensamiento. 

El neurocoach, por su parte, recomendó visibilizar el pensamiento como un tren y que se pregunten: ¿Cómo va ese tren? ¿Va rápido o está lento?. Si es un pensamiento prematuro, como seres humanos se puede tener la habilidad de mirar lo que se está pensando, y existe la habilidad de parar el hábito, dijo.

Puedes interrumpirlo pensando en otra cosa, inclusive te puedes imaginar un botón de volumen, si es que estás pensando en algo y es algo que estás escuchando, bajarle el volumen. Si es una imagen que estás comenzando a ver donde te ves fracasando, donde ves que esto no se va a dar, interrumpe con otra, la cosa es no dejar que el tren arranque”, recomendó.Puntualizó que hay que verlo como un proceso normal y empezar a interrumpirlo, pues la solución va a llegar, pero recomendó preguntarse: ¿Estás enfocado en el problema o en la solución?