Los efectos del cambio climático ya no representan un problema a futuro, sino del presente, y ante este panorama cada vez son más las amenazas para la integridad física y emocional de los seres humanos en todo el mundo, como lo son las consecuencias del aumento en las temperaturas globales.
Este incremento provoca olas de calor más intensas y con esto huracanes más potentes, aumento en el nivel del mar, más sequías, incendios forestales, entre otros; con un impacto directo sobre la salud física, pero sobre todo mental de los ciudadanos.
Tan reciente como esta semana, el Servicio Nacional de Meteorología de San Juan emitió por primera vez en la historia del archipiélago una vigilancia de calor excesivo para todo Puerto Rico, con índices de calor entre los 102 a 115 grados Fahrenheit.
Advirtiendo, además, que la combinación de las altas temperaturas y la alta humedad podría ocasionar una situación peligrosa para el bienestar de las personas.
Las repercusiones del calor extremo incluyen efectos significativos a la salud física, como deshidratación, implicaciones directas sobre la presión arterial, dolor de cabeza y mareos, explicó a Es Mental el doctor Andrés Calvo Díaz, médico internista.
En casos más severos la llamada hipertermia, que ocurre cuando la temperatura corporal asciende a niveles superiores a los normales y el sistema de termorregulación del cuerpo no puede funcionar correctamente, según el Instituto Nacional de Salud.
Entre sus complicaciones se encuentran los problemas cardíacos, desmayos y convulsiones, describió el médico internista.
Pero también tiene un impacto sobre la salud emocional y así lo evidenció el mes pasado una reciente investigación del Pulitzer Center, en la cual se aborda cómo el aumento de las temperaturas globales provoca graves consecuencias para la salud mental.
De acuerdo con el reporte de la periodista Aryn Baker, cuando las temperaturas incrementan, también lo hace el discurso de odio, la violencia y, en ocasiones, la probabilidad de depresión, ansiedad y pensamientos suicidas.
En esta investigación, además, el presidente de la Climate Psychiatry Alliance, Robin Cooper, alertó que es hora de empezar a pensar en el cambio climático como una crisis de salud mental. De lo contrario, ignorar esto representa una amenaza para la salud pública.
Sobre el particular, la doctora Migna L. Rivera García, pasada presidenta de la Asociación de Psicología de Puerto Rico y directora del Programa Graduado de Consejería Profesional de la Universidad Albizu, mencionó que la ola de calor extremo, como la que se vive en Puerto Rico en estos días, tiene un efecto sobre el comportamiento y las condiciones psiquiátricas.
“Algunos cambios de comportamiento son sentirse malhumorado, distraído, irritable, inatento, experimentar altos niveles de estrés y ansiedad, entre otros”, dio como ejemplo.
De manera similar, señaló que hay diversos estudios que confirman el vínculo entre las altas temperaturas y la agresividad, menor capacidad cognitiva y pérdida de productividad.
“Asimismo, las condiciones extremas de calor vulnerabilizan a las personas con diagnósticos mentales”, sostuvo.
Y es que el calor extremo puede llegar a convertirse en un estresor más y, ante las condiciones de salud y mental preexistentes, podría agudizar diversos síntomas, apuntó el doctor Calvo Díaz.
“Se suma como un estresor más a la vida de una persona que ya tiene un trastorno. Lo más importante es la prevención”, dijo.
Por otra parte, el doctor Eduardo Lugo Hernández, psicólogo clínico comunitario, hizo hincapié en que las temperaturas extremas tienen un efecto complejo en el ser humano y son aquellos quienes viven en condiciones de desventaja económica o que residen en lugares de alta vulnerabilidad los que sufren su mayor efecto.
Recordó, también, que hay una relación intrínseca con el consumo de energía eléctrica, pues mientras más altas, mayor el uso energético, dando paso en el incremento de la quema de carbón y a un ciclo “pernicioso” en cuanto a la atención de la crisis climática.
“El aumento en el consumo energético también plantea una amenaza para el incremento de la pobreza, ya que los costos de este servicio siguen subiendo. El estrés de la crisis climática y los efectos de la pobreza son una amenaza para el bienestar integral de las personas”, dijo.
Con esto otro efecto dominó, pues puede ocasionar la migración de muchas personas y efectos sobre los recursos naturales, agregó.
Para mitigar la crisis climática no se puede esperar al futuro, por lo que Lugo Hernández habló de exigir al gobierno que tomen el asunto con seriedad y que considere una transformación en sus prácticas, como lo es la promoción de la energía renovable.
“Puerto Rico tiene la posibilidad de fomentar la energía renovable utilizando los techos de nuestras residencias. Un informe federal del Proyecto PR100 confirmó que Puerto Rico puede suplir toda su energía del sol. Las limitaciones son puramente políticas y económicas por la influencia que tienen las grandes industrias petroleras”, afirmó.
El doctor dijo que le preocupa también lo que sigue siendo la otorgación de permisos de construcción en lugares que no son aptos para esto, fomentando la destrucción de ecosistemas, importantes a la hora de contrarrestar la crisis climática.
“Puerto Rico ya fue el país más afectado por la crisis climática en el 2017 y la situación seguirá agravándose con consecuencias dañinas a la salud física y mental”, concluyó.
Por su parte, la doctora Rivera finalizó diciendo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha compartido su preocupación referente al aumento de mortalidad y morbilidad ligado a la ola de calor extremo.
“Es importante considerar cómo protegemos las áreas verdes y los bosques de la construcción desmedida. Necesitamos plantar árboles y vegetación en nuestras comunidades. […] Igualmente, seguir trabajando en acciones afirmativas en contra de la pobreza energética, como lo es el uso de energía solar en comunidades”, finalizó Rivera.
Recomendaciones adicionales
Calvo Díaz recordó la importancia de mantener una buena hidratación, el uso de bloqueador solar y ropa adecuada.
Del mismo modo, aconsejó velar a los adultos mayores, ya que tienen una predisposición mayor a deshidratarse. Y, además, no olvidarse de la población de niños y jóvenes, quienes realizan muchas actividades al aire libre.
“Si aparecen síntomas de mareos, palpitaciones, baja energía o visión borrosa, es bien importante buscar ayuda rápida. No quedarse callado, porque estos pueden ser síntomas de un hipertermia severa o heat stroke”, comentó.