Ignorar, asumir y no ser claro en la forma de comunicar son acciones que llevan a las personas a identificarles como pasivos-agresivos. 

Nadie nace siendo pasivo-agresivo, pero las personas sí aprenden dichas conductas desde la infancia, incluso por sus propias experiencias. Aunque al presente este tipo de conducta no es considerada formalmente como un trastorno psiquiátrico, sí puede traer graves consecuencias para el que las expresa como para las personas con las que este individuo se relaciona. 

De acuerdo con la psicóloga Eleana Muñoz Plata la conducta pasivo-agresiva se consideraba un diagnóstico oficial en el DSM, específicamente como un trastorno de personalidad, y luego, en la cuarta edición se eliminó porque no había suficiente información validando la condición.

Nos explicó que estas conductas se consideran algo más circunstancial en términos de cómo las personas se comunican pues está el estilo pasivo, el agresivo, y la combinación de ambos.

En este caso, la especialista sostuvo que esto puede ser una conducta aprendida desde la infancia como forma o mecanismo de defensa. 

Explicó que también, cada uno en algún momento de la vida ha tenido dicha conducta.

“Nadie nunca ha sido no pasivo-agresivo, en algún momento todos hemos tenido algún indicador o alguna necesidad de ser pasivo-agresivo, incluso a veces sin saberlo”, agregó. 

En la misma sintonía el doctor Daniel Fuentes explicó en entrevista con Es Mental que antes de cómo poder identificar a personas con conductas pasivo-agresivas, sostuvo que es importante hablar sobre lo que es la comunicación pasiva y lo que es la comunicación agresiva, así también como la asertiva.

Explicó que lo que está en el medio de la comunicación o conducta, pasiva y agresiva, es su combinación, es decir la comunicación pasivo- agresiva. 

“La pasiva simplemente es que yo no comunicó las cosas, yo soy bien pasivo al comunicarme, me quedo callado o callada, y digo las cosas, pero de una manera que no es muy clara”, ejemplifico. 

Asimismo, hablo sobre el otro extremo de ello, es decir la comunicacion o conducta agresiva, este se trata de personas que no se quedan callados, ni calladas y dicen lo que sienten de maneras agresivas y atropelladas, incluso hasta llegar a los insultos.

También, habló sobre la comunicación asertiva, la cual se trata de que las personas hablan y expresan sus emociones y sentimientos pero de manera calmada, y con tacto, con la intención de decir las cosas desde sus propias necesidades.

Entonces, expuso la mezcla de estas dos, la pasivo- agresivo, cuya intención continúa siendo el atacar a la otra persona pero, como se tiene miedo al rechazo, opta por comunicarse de una manera disfrazada, y con sus acciones, lo hace de manera indirecta para desafiar. 

 “Es una manera de nunca dirigir las cosas correctamente”, mencionó. 

Según Fuentes, todos hemos podido comunicarnos de esta forma, alguna vez, el problema surge cuando este estilo se vuelve un patrón. 

Las personas que actúan de manera pasivo-agresivas parten de la idea errónea de que si disfrazan la agresión, no van a tener consecuencias de la agresión. Sostuvo además que estas conductas pueden crear problemas emocionales, en las personas a nuestro alrededor y en sí mismos, como por ejemplo, con su autoestima y ansiedad. 

“Poco a poco estas personas pasivo-agresivas van quedando aisladas”, explicó. 

A esto agregó que otro tipo de pasivo- agresivo es el “ghosting”, o sea el retirarse de una relación interpersonal sin explicación, pues la mentira y el ignorar a una persona es un tipo de agresión.

La coach de jóvenes y adolescentes, Leiny Porquin, sostuvo por su parte, que una persona con características o personalidad pasivo-agresiva es este tipo de personas que indirectamente es agresiva con sus seres allegados, de forma pasiva, sea para evadir algún tipo de enfrentamiento o para incitarlo.

¿Cuáles son esas conductas pasivo-agresivas?

Según Muñoz, las personas pueden no comunicar aquello que por ejemplo les molesta y afecta, entonces proceden a retener esas emociones, no las comunican pero sí las manifiestan de forma negativa.

Puede traducirse en miradas desagradables, en conductas de “cerrones de puertas», pero no dicen por qué y aparentan estar normal. Lo que sucede en esencia es que hay una desconexión entre lo que se dice, versus lo que se manifiesta.

“La persona no se comunica de forma asertiva, o sea no comunica realmente qué es lo que está pasando, entonces, eso obstruye la capacidad de poder comunicar”.

Sostuvo también que en estos casos suele haber conductas de procrastinación, pues también se puede ver como conductas pasivo-agresivas. pues la situación conflictiva se extiende y llega al punto donde la respuesta no necesariamente será la adecuada.

“Una persona que es pasivo- agresiva constantemente, puede llegar a considerarse como abusiva, como una persona abusiva, y que incluso puede disfrutarse de la respuesta de esa otra persona”, explicó.

Asimismo, según la especialista, una de las conductas de estas personas es la “mala cara”, la cual en estos casos no concuerda con lo que el individuo está diciendo.

Porquin compartió a Es Mental algunos ejemplos de cómo se pueden identificar a estas personas. Una de las claves es la respuesta a la preguntas: “¿qué te pasa? o «¿estás bien?” la otra parte dice que no le sucede nada, pero sus gestos demuestran lo contrario.

“No me pasa nada, pero te ignoro, me comporto con ira, con mi lenguaje no verbal estoy siendo muy contradictorio con lo que estoy verbalizando, y eso es un ejemplo clásico de una persona que es pasiva- agresiva”, explicó.

Otras banderas rojas que mencionó son personas manipuladoras, chantajistas, personas que se victimizan, personas que evaden confrontaciones que no les favorecen, son no verbales y, en casos extremos, pueden ser amenazantes y violentos.

Entre otros ejemplos, la especialista compartió que a parte de la ley del silencio, el cual es un clásico, las personas pasivo-agresivas optan por tomar la postura de víctima, así como, el dinamismo del sarcasmo, chistes de mal gusto y humor negro. 

Sobre esto, compartió y coincidió con que emocionalmente estas acciones son drenantes y agotadoras en ambas partes. 

Recomendaciones

La psicóloga sostuvo que lo ideal para hacerle ver a esta persona que está actuando así y que le hace daño a sus pares, amigos o familia, es llevarles claros ejemplos de sus conductas, así como de la incongruencia que existe entre lo que dice y lo que hace.

Principalmente en estos casos, recomendó el NO asumir. Pues como individuos tendemos asumir a que se debe la conducta de esa persona que tiene esa desconexión entre lo que dice y lo que manifiesta. 

Se recomienda siempre, hacer preguntas más allá del “¿qué te pasa?”, sino “te noto de esta manera, ¿dime qué está pasando para poder trabajar juntos?”.

Así mismo, sostuvo que las preguntas que se hagan en estos casos sean de manera amable y llevadera, pues recalcó que como seres humanos en fin, también tendemos a reaccionar a estas conductas y no de la mejor manera. 

Recomendó además, recordar a la persona que es válido el que pueda compartir sus emociones. Así como identificar cuando se puede brindar un espacio, pues en ocasiones aunque es importante resolver el conflicto, también es vital el espacio para cada una de las partes, y así lograr un acercamiento más sano.

Muñoz sostuvo que como individuos es importante que también reconozcan cuando están siendo pasivos-agresivos, porque en ocasiones señalar a otros es fácil, pero es muy importante que también como individuos se reconsidere ese acercamiento a lo que es el conflicto, el trabajar mucho con la comunicación asertiva, y tratar de alinear las emociones y sentimientos para así reconocer cuales son esas emociones que tienden ser más pasivos agresivos que en otros momentos, o que detonantes explotan dicha conducta.

Por su parte, Fuentes recomendó que la persona tenga una auto reflexión, pues deberá darse cuenta que está teniendo un patrón. Lo primero es buscar ayuda profesional o también empezar a buscar información sobre estos tipos de comunicación.

“Yo debo de conocer bien cómo funcionan estas conductas para yo saber donde yo estoy parado”, explicó.

Recomendó explorar experiencias pasadas para reconocer donde se aprendió a comunicarse de tal manera. y luego de ello, lo más recomendable es que la persona se comience a comunicar asertivamente. 

Otra cosa que ayuda mucho, de acuerdo con el psicólogo, es que las personas comiencen a participar en grupos sociales, como clases de cerámica, o deporte donde se puede llevar a cabo la práctica de asertividad con esas nuevas personas con las que se está relacionando. 

Asimismo señala como importante el adquirir esas habilidades de comunicación, que pueden ser trabajadas con un especialista en psicología o un experto en comunicación que le ayude a tener buenas destrezas de comunicación.

Sostuvo que, en efecto, el comunicarse asertivamente puede verse expresando lo que se siente de una manera calmada y directa, y con empatía. y así no guardarse los sentimientos para luego no explotar, y así mismo es importante escuchar, lo que la otra parte está expresando, y estar abierta a crear un compromiso.

Porquin compartió que esto se puede trabajar buscando sin duda, la asistencia y ayuda pertinente para poder realizar una evaluación exhaustiva de la persona afectada. Asimismo, recomendó a las personas que están viéndolo desde afuera, a ser esas figuras que frenen ese ciclo. 

“Es bien importante eso, que quienes le rodean le ayuden a servirse de espejo, pero también de sentir esa tranquilidad de que no voy a entrar en el juego”, explicó.