Con frases como “no te lo digo para que te enojes, es por tu bien”, “soy honesto, pero tú eres muy sensible”, “así soy, sin filtro” o “todo te lo tomas muy personal”, muchas veces la crítica excesiva se disfraza de sinceridad con la intención de lacerar las emociones de otra persona, coinciden tres profesionales del campo de salud mental.
Y es que hay palabras que más que edificar, podrían arruinar la salud emocional de algunos. Según la doctora Alondra Méndez González, psicóloga clínica, la crítica excesiva, aunque se justifique con otros motivos, no deja de ser una acción que podría tener impacto en la persona que la recibe o, incluso, detonar situaciones con las cuales batalla ese individuo.
“Muchas veces a nivel social se intenta ver que los hechos o conductas son las que cuentan o las acciones, y se descontextualiza que las palabras o aquellos que decimos también son actos y va, por ende, a tener un impacto en el receptor”, explicó Méndez González.
Por lo que, esa llamada “sinceridad” puede llegar a desatar emociones de frustración, tristeza, sentimientos de incapacidad, soledad y repercutir directamente en la autoestima de una persona, dijo.
La psicóloga Jeannie A. Martínez explicó que estos comentarios y diálogos pueden llegar a ser percibidos, de hecho, como una verdad absoluta y provocar que una persona comience a enfocarse en aspectos negativos.
“Por ejemplo, sé que a varias de las personas que nos están leyendo le han dicho: ‘’¡Qué peinado más feo! o ¡Qué ropa más fea!’’, y ahí vemos una crítica despectiva disfrazada como algo que te va ayudar”, mencionó Martínez.
Dijo también que esto es visible en comentarios respecto al cuerpo y el peso de algunos. Frases que se esconden bajo el término sinceridad con el propósito de herir.
Coincidiendo con esto, Anaís Valentín, graduada en consejería psicológica, recordó que las características comunes entre estas frases disfrazadas de sinceridad son el sentimiento de hostilidad, e incomprensión, falta de aprecio y envidia.
“Las personas pasivas agresivas que utilizan estas críticas tienden a minimizar los logros ajenos y solo se enfocan en fracasos pasados”, aseguró Martínez.
Otro detalle significativo sobre el tema es que si estas frases, comentarios o conversaciones se convierten en un patrón, podría tratarse de maltrato emocional, recalcó la doctora Méndez González.
“La realidad es que dentro de una comunicación efectiva, asertiva y empática tiene que existir una responsabilidad de cómo lo digo y cómo me expreso”, puntualizó.
Pero, ¿cómo una persona puede identificar a tiempo la situación? Las tres profesionales coincidieron en que es importante establecer límites, que podrían dar paso a establecer distancia de aquello que desencadena emociones negativas e incómodas.
“En primer lugar tenemos que identificar que existen esas dinámicas a nuestro alrededor y luego establecer los límites personales, que van a salvaguardar nuestras necesidades y lo que es nuestro bienestar”, aconsejó Méndez González.
Y si por el contrario, se entiende que algo puede repararse, la doctora recomendó utilizar como herramienta la comunicación asertiva. De esta forma, se puede expresar directamente cómo esa “sinceridad” está haciendo sentir a una persona y los sentimientos que afloran.
“Y una vez yo comento cómo esto me está haciendo sentir; expresar entonces lo que yo necesito de cómo se den los próximos diálogos y comunicaciones”, sostuvo.
Por su parte, Martínez, recordó a las personas trabajar internamente con los pensamientos negativos y verlos como lo que son; pensamientos, no una verdad.
“Cuestionar ese pensamiento, ver de dónde viene y qué información nos da, para, entonces, poder ver las soluciones”, concluyó.
Finalmente, Valentín hizo un llamado a que las personas comiencen a ser más autocompasivas consigo mismas, a hablarse bonito y a siempre tener como recordatorio su importancia en este mundo.