Ser empático o ponerse en los “zapatos de los demás”, como comúnmente se dice, puede ser de mucho beneficio al momento de buscar tener relaciones saludables.
Sin embargo, y como es de costumbre, todo en exceso puede traer efectos negativos a la vida de esa persona que no conoce cómo establecer de manera concreta y con límites saludables la empatía.
Precisamente sobre este tema, la psicóloga escolar y coach, Celia Castañer Virella, compartió que la empatía se trata de un constructo psicológico, pues integra varios factores cognitivos, emocionales y conductuales.
De acuerdo con la especialista, estos factores implican otros aspectos, como, por ejemplo, el altruismo, la compasión y la toma de conciencia.
“Nosotros podemos no estar de acuerdo con una persona y de todos modos entender sus perspectivas y puntos de vista”, explicó.
Aun así, lo que hace diferente a lo anterior mencionado es que la persona puede sentir la misma emoción que otros, pero con conciencia de que esa emoción no le pertenece.
De manera similar, la doctora Cristina Rodríguez Rivera afirmó que la empatía se trata de la acción de ser sensibles con otros, ponernos en su lugar sin emitir juicios, así como una habilidad crucial que permite lo que son las relaciones sociales y ayuda a tener una conciencia emocional.
“Con escuchar, validar ese proceso y estar ahí, es suficiente”, explicó la doctora sobre cómo se manifiesta la empatía.
Peligros de practicarla sin límites
Angustia empática, describió la especialista a la acción de caer en una empatía sin límites.
“Cuando las personas no ponen límites sobre su empatía y entender el sentimiento que tiene el otro, a pesar de que lo estoy sintiendo, estoy perdiendo mi conciencia de que ese sentimiento, evento o conducta no es mía”, destacó.
Así que el no poner límites cuando de empatía se trata afecta en las relaciones interpersonales, ya que esta angustia impide que pueda darse un proceso de empatía saludable, que lo que busca es apoyar al otro.
Según Castañer Virella, no hay nada malo en empatizar, mas sí el problema llega cuando no son conscientes de separar sus prioridades y realidades de las de otro.
“Afecta a las relaciones interpersonales, realmente, cayendo en una práctica de angustia empática, lo que no es empatía como tal, (y) no pone a la persona en una posición de poder ayudar”, agregó.
De acuerdo con Rodríguez Rivera, si se practica la empatía en exceso o sin límites, las personas pueden perder su esencia, valores y prioridades por no establecer esos límites.
Explicó además que no tener dichos límites establecidos puede afectar la salud mental, generar aún más estrés, ansiedad y drenaje de energía para los individuos.
Precisamente, un artículo sobre el tema recalca que si bien este contagio emocional es propicio para estados positivos, tener demasiada empatía al ver sufrir a otras personas puede ser muy angustiante e incluso conducir a problemas de salud mental.
Demasiada empatía hacia los demás, especialmente cuando se priorizan las emociones de otras personas sobre las propias, puede derivar en experiencias de ansiedad y depresión, según el artículo.
Otro artículo explica que ser demasiado empáticos puede llevar a concentraciones altas de la hormona del estrés, cortisol, lo que dificulta la liberación de las emociones.
Recomendaciones
Rodríguez Rivera recomendó que practicar la empatía debe ser un proceso de escucha atenta, de escuchar para comprender, de validar, de acompañar, un proceso de tomar perspectiva del mundo de esa otra persona, libre de juicio, protegiéndose en ese proceso y, sobre todo, estableciendo límites.
“Reconociendo hasta dónde voy a permitirme estar, hasta dónde voy a permitir mi proceso emocional, reconocer mis emociones, observar cómo me estoy sintiendo en ese proceso, tomar espacios para cuidarme a mí mismo practicando la empatía”, aconsejo.
Por su parte, Castañer Virella recomendó, en la medida de lo posible, tener en cuenta a nivel social e individual que está bien tener empatía y entender a otros, o sentir su emoción, más no necesariamente compartirlas.
Asimismo, aconsejó no confundir la empatía con la compasión excesiva.