Cuando se piensa en un psicólogo, psiquiatra, consejero o alguna de las profesiones asociadas a la salud mental, se visualiza a estas personas como superhéroes indispensables que siempre deben mostrar su mejor cara y aparecer con celeridad en diferentes situaciones. Sin embargo, detrás de la bata o el uniforme, hay un humano que también siente y necesita cuidar su salud emocional.  

Fue la pandemia por COVID-19 el evento que, hasta ahora, ha mostrado más claro las diversas batallas de carácter emocional que viven los profesionales de la salud. Entre junio y septiembre del 2020, un sondeo de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) reveló que sobre un 82 por ciento de los profesionales de la salud se sentían emocionalmente agotados en aquel momento. 

En la actualidad estos profesionales del campo de la salud y la salud mental no solo deben seguir sus jornadas experimentado estrés y, en ocasiones, quemazón laboral (como destaca un documento de la Asociación Americana de Psicología del 2022 en donde se estableció que un 45 por ciento de los profesionales estaba llevando a cabo su vocación mientras batallaba con el burnout), ya que también están expuestos a otros factores. 

En el caso de Puerto Rico, situaciones de carácter natural, como la llegada de huracanes,  continúan representando una inquietud para la profesión. De hecho, una encuesta de la Asociación de Psicología de Puerto Rico del 2022 sobre la Situación Laboral en la Práctica Psicológica recalca que tras el paso del huracán María, muchos perdieron sus empleos, otros vieron su práctica afectada y, por consiguiente, su economía, ante la falta de servicios, como energía eléctrica y agua, y además fueron testigos de los atrasos con la credencialización de los planes médicos. 

Comúnmente se piensa que los profesionales de la salud tenemos que dar el 100 por ciento siempre y que somos superhéroes, cuando la realidad es que somos humanos y en muchas de las situaciones de crisis que vivimos como país o sociedad, nosotros también tenemos nuestras pérdidas. A veces resulta difícil ser ese superhéroe perfecto, porque al final del día tenemos nuestras propias situaciones”, compartió la doctora Ericka Vincenty Lebrón, psicóloga clínica. 

Y es que quienes se dedican a roles en los cuales se brinda ayuda y cuidado a los otros, son mucho más susceptibles al contagio emocional y la llamada fatiga por compasión, explicó por su parte la psicóloga clínica, la doctora Yasmir Manon Martínez.

“Hemos sido adiestrados para trabajar con la conducta humana en una variedad de escenarios, incluyendo escenarios de crisis. Pero, de igual forma, al exponernos a ellos podemos experimentar malestar emocional”, subrayó.

“Además, factores como el alto volumen de trabajo desde María hasta lo reciente, que ha sido la pandemia, condiciones de trabajo y dificultades con el sistema de la salud que también pueden hacer que se generen síntomas de burnout en nosotros”, agregó la psicóloga. 

Cuando se trata de casos de trauma, muchos se exponen a la llamada traumatización vicaria, un tipo de desgaste emocional que afecta principalmente a los profesionales que trabajan con este tipo de casos, mencionó, por otro lado, la doctora Rebecca Ward.

“Es el trauma que experimenta el profesional o la profesional que escucha los relatos de trauma y violencia, que aunque no los haya vivido, empieza también a tener un impacto emocional, el cual es necesario visibilizar, atender y normalizar las emociones que se puedan tener en relación con esto”, dijo la psicóloga clínica. 

Pese a que estos profesionales son adiestrados rigurosamente para el manejo de los casos, no queda de un lado que atraviesan problemas y retos en su cotidianidad. Particularmente aquellos que se dedican a la medicina y que muchas veces batallan en su silencio con situaciones emocionales. 

Un estudio de 2019 de Journal of the Missouri State Medical Association detalló que para el 2019 más de 300 médicos se suicidaron en los Estados Unidos, siendo la profesión con mayor tasa de suicidio en la nación estadounidense. 

“El burnout se manifiesta de muchas maneras y típicamente engloba lo que ocurre en nuestra profesión y que nos hace sentir con minusvalía. La misma profesión nos invalida a través de la documentación excesiva, cuando los planes médicos nos piden justificaciones para tratamientos, a sabiendas que es lo más indicado por la literatura, las jornadas laborales, el poco descanso; eso incide directamente sobre la quemazón”, comentó Javier Vélez, médico psiquiatra, fellow en psiquiatría de niños y adolescentes.

El doctor aseguró, de igual manera, que la invalidación institucional incide también en la quemazón, pues provoca que muchos sientan que su trabajo no tiene valor y a veces acalla las emociones y lo que tienen que decir al respecto. 

Coincidiendo con esto, la psicóloga Vincenty Lebrón mencionó que los profesionales también se ven afectados por un sistema de salud que no es óptimo para trabajar y “estamos haciendo lo mejor que podemos con las destrezas y el tiempo que tenemos”, sostuvo.

“A veces hacemos de tripas corazones para estar ahí para las personas”, recalcó Vincenty Lebrón.

Sobre este particular, la pasada presidenta de la Asociación de Psicología de Puerto Rico, la doctora Kalitza Baerga Santini, recalcó que los profesionales de la salud necesitan condiciones justas de trabajo y justicia salarial, en especial por el mal pago por parte de las aseguradoras. Además, dijo que esta situación tiene repercusiones directas hacia la mujer trabajadora y jefa de familia.

“La psicología es una profesión feminizada. En Puerto Rico somos más mujeres que hombres. Eso representa retos adicionales para todas. Tenemos diversos roles y doble jornada de trabajo; el trabajo remunerado y, luego, la carga del hogar y el cuidado de los hijos”, puntualizó Baerga Santini.

Los entrevistados coincidieron en que el autocuidado y el descanso son esenciales para su bienestar. Pero también lo es la práctica de la autocompasión. 

Según la psicóloga Manon Martínez, se debe tener mayor consciencia con prácticas en favor del autocuidado, como lo es la higiene del sueño, meditación, ejercicio, la alimentación y conexiones sociales. Sin dejar de un lado, que esto no sustituye la psicoterapia. 

“De la misma manera que no podemos pretender ir al gimnasio y tener resultados en un día, igualmente los beneficios terapéuticos son el resultado de tener constancia, de hacer el trabajo interno y el deseo consciente de querer mejorar”, enfatizó. 

De igual forma, Baerga Santini opinó que “la ayuda emocional es para todos, porque todos tenemos emociones, todos sentimos, todos sufrimos”. 

Mientras que la doctora Ward señaló que se ha encontrado que, entre las estrategias del autocuidado, la conexión con otros o el sentido de pertenencia a un grupo, puede ser significativo a la hora de prevenir la quemazón laboral. 

Es importante cuidar de nosotros mismos para poder cuidar de los demás”, concluyó. 

Finalmente, el doctor Vélez hizo hincapié en que la actividad física puede hacer la diferencia e incentivar el bienestar integral de los profesionales.