El uso desmedido de la Internet tiene un sinnúmero de consecuencias psicológicas y sociales, incluyendo la soledad, según expertos entrevistados por Es Mental.

 “Caminas por un restaurante y puedes observar a una pareja que está toda la comida sin mirarse ni hablar por estar pendientes, hablas con amistades y puedes ver que es usual pelear por mensajes de texto e incluso terminar una relación vía WhatsApp, paseas por la calle y ves a más personas en el móvil que teniendo conversaciones presenciales”, ejemplificó el psicólogo clínico David Álcala Pérez, quien subrayó que el uso excesivo de las plataformas cibernéticas se ha normalizado.

Aclaró que el uso desproporcionado de la Internet no equivale necesariamente a una adicción. Sin embargo, una adicción sí implica un uso desproporcionado. 

De manera similar, la psicóloga escolar Marta Rossi Fullana coincidió con Álcala Pérez al definir a la adicción como la creación de una dependencia que genere una incapacidad por disfrutar de los intereses propios, un límite en la habilidad de relacionarse con los demás o restrinja en alguna medida su libertad.

Relacionó el uso desmedido de la Internet al fenómeno denominado como FOMO (Fear Of Missing Out, por sus siglas en inglés), que corresponde a la ansiedad de estar conectado a las redes sociales para actualizar contenido y, de esta forma, que el usuario no pase desapercibido.

Agregó que este fenómeno genera una conducta compulsiva de estar conectado todo el tiempo creando una posible vida “paralela”, es decir, se crea una imagen falsa de lo que la persona “quisiera ser” generando más popularidad, ya sea por su físico o por la felicidad que exhibe. A su vez, recordó la sensación de felicidad inmediata que puede generar un “like” en las redes sociales.

Asimismo, los expertos en salud mental entrevistados asociaron al uso excesivo de la Internet con la soledad. Sin embargo, Álcala Pérez especificó que este mal uso de la Internet puede tanto exacerbar la soledad de una persona como crearla, pues al abandonar las relaciones interpersonales presenciales por las cibernéticas puede perder contacto con el mundo en vivo.

Por su parte, la psicóloga clínica Yashira Brito Morales añadió que a raíz de la pandemia se ha visto un aumento en el uso de las plataformas cibernéticas por el miedo que se generó hacia la exposición de la muchedumbre por evitar contagios de COVID-19. 

Consecuencias psicológicas y sociales 

Según Brito Morales, las consecuencias del uso desproporcionado de la Internet y su gravedad no dependen de la edad de una persona, pues toda persona puede verse igualmente afectada. 

Detalló que el uso excesivo de las plataformas cibernéticas pueden hacer a las personas más vulnerables a generar adicciones a otras tecnologías.

Alteraciones en el sueño, problemas de concentración, dificultad para relacionarse socialmente, ansiedad, depresión, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, mal gestión del tiempo, problemas de peso, estilo de vida sedentario, fueron algunas de las consecuencias que detalló la también experta en mindfulness

Asimismo, Álcala Pérez comentó que las personas que tienen un uso abusivo de las redes sociales experimentan distorsión del autoconcepto, autoestima, desinhibición de las emociones y eliminación de la empatía hacia otras personas. Enfatizó que estos problemas pueden nacer o exacerbarse ante el uso desmedido de Internet.

Peor desempeño académico, deterioro en el ámbito laboral, empeoramiento de las relaciones con amistades o de la cercanía con una pareja, fueron otros factores mencionados por el también traumatólogo.

Explicó que este mal uso de la Internet puede hacer tanto a una persona extrovertida, una introvertida como permitirle a personas que ya eran temerosas o introvertidas continuar estas prácticas.

Mientras, Rossi Fullana explicó que también este uso desmedido puede traer facilitar agresiones que añaden consecuencias psicológicas como el ciberacoso o grooming.

Por su parte, el Instituto Superior de Estudios Psicológicos de España explicó en un informe que un sondeo realizado por la Fundación Pfizer afirmó que en España siete de cada 10 adolescentes expresaron acceder a la red por un tiempo diario de, al menos, 1.5 horas, lo que equivaldría 10.5 horas semanales, y de un 3% a un 6% admitió hacer uso abusivo de Internet.

A su vez, un estudio conducido por la Universidad de Texas en Austin encontró que los usuarios «dependientes» predefinidos de Internet pasan un promedio de 11 horas en línea por semana.

En Puerto Rico, según Alcalá Pérez, ante la falta de indagaciones que abarquen el sobreuso de la Internet en Puerto Rico, el fenómeno y su impacto quedan sin ser estudiados adecuadamente.

Sugerencias para prevenir o atender un posible sobreuso

De acuerdo con Álcala Pérez, el primer paso es hacer un autoanálisis y tener la voluntad de decir: “Quiero ver si tengo un problema o no”. Asimismo, preguntarse “¿Qué uso le doy a la internet mientras estoy con mis amistades, con mi pareja, con mi familia, entre otros…?” Examina si no puedes evitarlo, sugirió.

Asimismo, tanto Rossi Fullana como Brito Morales idearon poner límites de acceso. 

En el caso de Brito Morales agregó desactivar las notificaciones, programar las actividades importantes de estudio y trabajo sin interrupciones del celular, para así concentrarse en lo que se está haciendo.

Sugirió eliminar el uso de audífonos cuando se está caminando para ser más consciente de lo que sucede alrededor y mantener el móvil guardado cuando está en presencia de otras personas.

A su vez, Rossi Fullana comentó que se debe de hacer uso de las redes de apoyo, crear un compromiso consigo mismo o misma y educarse en cuanto a las consecuencias del uso excesivo de las redes.

Comentó que también se pueden idear actividades que proveen estímulos a nivel social, espiritual y físico para tener nuevas alternativas saludables que sustituyan el tiempo mal invertido en las redes.  

Asimismo, todos los expertos de salud entrevistaron exhortaron que se debe de acudir a un profesional de la salud mental para poder atender cualquier uso desproporcionado o adicción a la Internet.