“Yo tuve a mi hijo hospitalizado en el mes de noviembre por una semana completa y cuando salió se supone que comenzara su hospitalización parcial. Pero, si no estoy encima de los médicos, esto no hubiese ocurrido hasta dos o tres semanas después, lo cual interrumpe el tratamiento que se había comenzado”, expresó una madre de dos jóvenes pacientes de salud mental, quien relató a Es Mental cómo algunos servicios se han visto afectados ante la escasez de profesionales, el uso de la telemedicina y la poca accesibilidad del tratamiento para los ciudadanos que no tienen plan médico.
La madre, a quien identificaremos como María Pérez en calidad de proteger su identidad, opinó que tras la situación del COVID-19 “los profesionales de la salud mental están tan agobiados de trabajo que no tienen el tiempo ni el espacio para dedicar la calidad de trabajo que necesitan los jóvenes”.
Sus dos hijos, diagnosticados con depresión crónica y desorden de personalidad limítrofe, tuvieron una recaída con el comienzo de la pandemia, aseguró.
“Antes de la pandemia mi hijo necesitó los servicios y fueron muy buenos y de calidad, pero esta no ha sido la experiencia después; los servicios son fragmentados y no hay seguimiento. El problema de salud mental a nivel de jóvenes y niños es casi a niveles epidémicos y merece que sea más disponible el tratamiento, sobre todo para las personas de clase media que no tienen plan de salud”, señaló.
Pérez relató que su hijo parecía haber mejorado y tras el acuartelamiento impuesto a nivel global empezó a encerrarse en su cuarto y a dar un cambio en lo que fue su progreso.
“Estaba estable hasta que comenzó la pandemia. Entonces, no salía del cuarto, se dio de baja de la universidad y comenzó a tener pensamientos suicidas”, dijo.
Criticó, asimismo, la forma en la que el sistema no responde a las necesidades de los jóvenes con condiciones de salud mental, pues en ocasiones se le impidió realizar algunos trámites de su hijo por este “ser mayor de edad”.
“Me impedían por ley el no poder realizar algunas gestiones, por él ser mayor de edad, pero claro es un muchacho que tiene unos asuntos psicológicos, que sus decisiones no son las más correctas, así que, si yo no me metía, él no iba hacerlo. Para mí ha sido bien tortuoso la situación”, puntualizó.
Sobre el particular, la Asociación de Psicología de Puerto Rico (APPPR) señaló a Es Mental que se está trabajando el desarrollo de un proyecto de ley respecto a los planes médicos, con la intención de que las personas puedan tener mejor accesibilidad a los servicios.
“Ciertamente hay muchos profesionales de la psicología que no están trabajando con planes médicos ni con Vital, el plan del Gobierno. Las tarifas tanto a nivel de planes privados y de Vital son sumamente baja, por lo que muchas y muchos psicólogos se han desafiliado de los planes médicos. Asimismo, ponen muchas restricciones, lo que redunda en menos acceso al servicio. La APPR está trabajando en el desarrollo de un proyecto de ley que atienda la necesidad de mejores tarifas. Esto les haría justicia a profesionales de la psicología y facilitaría el acceso de más personas al servicio”, expresó la doctora Kalitza Baerga Santini, pasada presidenta y coordinadora del Comité de Asuntos Profesionales.
Aseguraron también que ante la demanda de servicios existentes están dirigiendo esfuerzos para trabajar con la realidad laboral de los profesionales de la salud mental, especialmente de los psicólogos.
“Tenemos muchos profesionales que reportan sentirse sumamente cargados y agotados porque no dan abasto para ofrecer la demanda de servicios que existe. En el Comité de Asuntos Profesionales de la APPR estamos trabajando con la realidad laboral de profesionales de la psicología y abogando por sus derechos”, sostuvo.
En relación con el tema de la telemedicina en el campo de la salud mental y las críticas de los participantes sobre estos servicios, manifestó que no existe mucha evidencia que ponga en discrepancia diferencias entre esta alternativa y la presencial.
“La APPR, al momento de conocer del lockdown, se dio a la tarea de desarrollar un directorio que recogiera la información de profesionales de la salud ofreciendo servicios a la ciudadanía a través de tele-psicología, con el fin de facilitar acceso a los servicios. Es importante señalar que muchas investigaciones destacan los beneficios de la tele-psicología. La modalidad virtual no es atractiva para todo el mundo, pero eso no significa que no sea efectiva”, concluyó.
Por su parte, el psiquiatra Dimas Javier Tirado-Morales, quien ha colaborado con Asociación Estadounidense de Psiquiatría en temas sobre las desigualdades sistémicas que enfrentan los territorios de Estados Unidos con los fondos de Medicaid y el acceso a los servicios a la salud mental, señaló que el rechazo a los servicios digitales, como la telemedicina, puede deberse también al rol del elemento económico, ya que muchos puertorriqueños no tienen acceso fácil a un celular inteligente, con Internet e incluso con señal por las zonas en donde residen.
“Tenemos el problema, por el otro lado, de las personas que no ahora no quieren venir presencial, porque están acostumbrados a las videollamadas. Sobre todo, ahora que aumentó el precio de la gasolina y los casos de COVID”, sostuvo.
Sobre la escasez de profesionales especializados en psiquiatría, dijo que la ausencia de estos en la Isla puede estar relacionado con la poca oferta de programas especializados en residencias de psiquiatría y a la dificultad que representan para muchos entrar a los mismos.
“Es un problema a la hora de lograr el entrenamiento, pero también al retener a estos colegas. Y esto pasa en muchísimas áreas de salud mental”, sostuvo.
Finalmente, destacó que es retante para muchos profesionales de la salud mental aceptar las tarifas impuestas por los planes de médicos.
“Las personas le echan la culpa a los doctores y yo entiendo, porque hay frustración por tanta violencia inconstitucional, pero es demasiado difícil trabajar con los planes médicos. Aparte hay mucha demandan, la quemazón es real”, concluyó.