El COVID-19 ha transformado nuestra manera de vivir. El aislamiento, las restricciones de contacto y las nuevas demandas laborales y académicas imponen un cambio completo en nuestro entorno psicosocial.

La pandemia ha provocado una reorganización de la vida cotidiana y nos ha obligado a asumir nuevos roles. Los retos de los últimos meses han afectado grandemente a los padres, madres, abuelos y/o tutores legales. Durante estos meses  ellos han tratando de balancear las necesidades de sus trabajos al mismo tiempo que han tenido que  apoyar  a sus hijos con la educación en casa. Debido  a las restricciones, la participación de otros miembros de la familia y los sistemas de apoyo social han disminuido, lo cual ha aumentado el estrés en las familias. 

Trabajar desde el hogar y apoyar a los niños con las demandas académicas ha tenido un impacto en nuestra salud mental, salud emocional y física. Las presiones de estos múltiples roles ha causado estrés agudo, ansiedad y agotamiento excesivo (‘burnout’).

¿Tienes agotamiento extremo/síndrome de quemazón?

El síndrome de quemazón es un estado de agotamiento emocional, físico y mental causado por un estrés excesivo y prolongado. Por lo general, el término se utiliza en el ambiente laboral, pero en realidad cualquier persona que se sienta sobrecargada, abrumada, emocionalmente agotada o incapaz de satisfacer las demandas está en riesgo. 

El síndrome de quemazón es un proceso gradual y no sucede de la noche a la mañana. Las señales y los síntomas son sutiles al principio, pero, si no tomamos medidas, pueden empeorar a medida que pasa el tiempo y continúan los estresores. A medida que el estrés se prolonga, es posible que el interés, la motivación y la productividad disminuyan. De la misma manera se pueden desarrollar sentimientos de resentimiento, desesperanza, culpabilidad, fracaso, insatisfacción y el sentir de que no tenemos nada más que ofrecer. Muchos han reportado síntomas físicos como insomnio, cansancio frecuente, cambios de apetito, dolores de cabeza y musculares. Cuando estos síntomas se presentan, todas las áreas de nuestra vida – trabajo, familia, vida social-  son impactadas. Por esta razón es importante prestar atención, tomar acción y medidas preventivas.  Algunas señales de alerta son:

  • Se siente muy crítico en el trabajo o el hogar.
  • Siente irritabilidad e impaciencia con su familia, compañeros de trabajo o amigos.
  • No tiene energías para completar las responsabilidades del hogar o el trabajo.
  • Se siente desilusionado e insatisfecho con su participación o contribuciones.
  • Tiene dolores de cabeza, estomacales o musculares.
  • Usa la comida, el alcohol y drogas para sentirse mejor.
  • Se siente cansado todo el tiempo.
  • No tiene deseos de relacionarse con otros y se aísla.
  • No puede concentrarse.
  • No puede dormir.

¿Qué puede hacer para prevenir el síndrome de quemazón?

  • Haga del autocuidado una prioridad: No podemos cuidar a otros o ejercer nuestras funciones si no tomamos tiempo para cuidarnos. Por ejemplo, cuide su salud física, haga ejercicio, coma saludablemente, practique ejercicios de meditación y respiración, escuche música o vea una película. Evite las estrategias de afrontamiento negativas, como el uso excesivo de cafeína, azúcar, alcohol o drogas. 
  • Identifique y acepte sus sentimientos: Ignorar nuestros sentimientos puede ser problemático. Cuando identificamos, nombramos y aceptamos  nuestros sentimientos podemos tomar medidas preventivas y usar estrategias para reducir los sentimientos de ansiedad, tristeza y soledad. 
  • Levántese cada día con intención y un plan: Cuando se levante tome unos minutos para crear la intención y un plan para su día. Divida el día en segmentos y separe tiempo para descansar, divertirse y conectar con la familia.
  • Concéntrese en el presente: Cada vez que se sienta preocupado o ansioso haga algo para cambiar la cadena de pensamientos. Por ejemplo, cambie de lugar, salga a caminar, sonría y respire.
  • Pida ayuda: Cuando tenemos estrés es importante buscar ayuda. Identifique su grupo de apoyo para que puedan cuidarse mutuamente durante los momentos difíciles. Pida ayuda de manera específica y no deje nada a la interpretación. 
  • Limite su contacto con personas negativas: Las personas negativas o tóxicas nos roban energías, tiempo y atención. Nos dejan exhaustos. Si no puede eliminar del todo la convivencia con personas negativas, pase menos tiempo y reduzca las conversaciones con ellas.
  • Conecte con otros: Trabajar desde casa y distanciarse socialmente no significa estar solo. Es importante que tengamos una red social sólida y personas con las que hablar cuando atravesamos momentos difíciles. Aunque tengamos que distanciarnos socialmente, no quiere decir que debemos desconectarnos.
  • Descanse y sea creativo: Haga pausas, descanse y participe en actividades divertidas o relajantes. Use su tiempo para hacer algo creativo. Dedicarle  tiempo a una actividad que usted disfruta puede reducir el estrés y mejorar su bienestar.
  • Ponga límites: Establecer límites es una parte importante del cuidado de nuestra salud mental. Si no lo hacemos podemos terminar haciendo muchas cosas que no deseamos hacer y otras personas pueden agotar gran parte de nuestra energía y tiempo. Para establecer límites, en primer lugar, averigüe qué es lo que necesita, establezca los límites basados ​​en esos deseos, luego sea claro consigo mismo y con otras personas acerca de sus límites. 
  • Considere el voluntariado: El voluntariado puede ayudar a contrarrestar los efectos del estrés y la ansiedad. Aunque requiere tiempo, puede ser una oportunidad para involucrarse en una causa que sea significativa para usted. Ayudar y trabajar con otros puede tener un efecto profundo en su bienestar psicológico general. 

En resumen, es muy importante estar atento a las primeras señales de advertencia del síndrome de quemazón, como sentirse distraído, agotado constantemente, resentido, sin apetito, con insomnia, irritable, indefenso e incapaz de manejar las situaciones. Si comienza a ver algunas de estas señales, es necesario que ponga las estrategias en marcha y comience a trabajar hacia un estilo de vida más saludable y balanceado para evitar que empeore. En nuestra nueva realidad, con nuevas demandas, múltiples roles familiares y profesionales, es importante que tomemos medidas de precaución para cuidarnos.

*La autora es psicóloga clínica especializada en niños y familia.