La revista especializada en negocios y en finanzas, Forbes, publicó una lista que llamó la atención de muchos debido a que dos de los YouTubers mejor pagados en el 2019 fueron Ryan Kají y Anastasia Radzinskaya —dos niños menores de 10 años—.
Los colores y los sonidos que se fusionan a través del contenido multimedia que plataformas como YouTube ofrecen, han atrapado la atención de niños a lo largo de todo el mundo.
Mientras antes soñaban con ser doctores, maestros o policías, ahora quieren ser YouTubers.
“Usualmente, los niños que me traen esa dinámica o esa visión [de ser YouTubers] a mi oficina es porque están más ensimismados (encerrados) entorno a lo que es la tecnología”, dijo Jamilet Torres Torres, psicóloga clínica.
Torres Torres enfatizó en que, si el niño se encierra en las redes sociales, “a largo plazo va a perjudicar lo que es su desarrollo psicosocial”. En parte, porque “el niño no está teniendo realmente relaciones verdaderas y reales con otros niños de su edad”.
Sin embargo, lo que provoca que los niños quieran ser YouTubers es la falta de educación y de conocimiento acerca del tema de parte de los padres, explicó la psicóloga clínica. Esto hace necesario que los padres no tan solo les expliquen a sus hijos qué significa ser un YouTuber, sino que esta “no es una práctica de niños, sino de adultos”.
La compañía “First Choice” encuestó a más de 1,000 niños que rondaban entre las edades de 6 a 17 años para preguntarles qué carrera deseaban ejercer una vez fuesen adultos. Los resultados arrojaron que un 34.2% de los niños respondieron que deseaban ser YouTubers. Este porcentaje representa a uno de cada tres encuestados.
Para las generaciones jóvenes como la centennial, los videos en línea son absolutamente normales. La psicóloga clínica dejó claro que las plataformas de videos como YouTube atrapan la atención de los niños con gran facilidad porque es esta generación, precisamente, nació en medio del auge de las redes.
El Instituto Nacional de Salud (en inglés, “National Institute of Health) ha estimado que los niños pasan de cinco a siete horas frente a pantallas de dispositivos para fines de entretenimiento. Hace una década atrás, los niños pasaban entre tres a cinco horas al día.
YouTube ha tomado varias medidas para salvaguardar la seguridad de los niños, explicó Ernesto González Torres, experto en redes sociales y presidente de “SociusDigital” —una agencia dedicada a los medios sociales—. Entre ellas, la plataforma de videos exige a sus creadores de contenido que notifiquen si los videos que subirán a sus respectivos canales se encuentran aptos para que niños puedan verlos. YouTube igualmente lanzó “YouTube Kids”, en 2017, una plataforma de videos solo para pequeñines.
El Centro de Estudios Pew estimó que cerca del 81% de los padres permiten que sus hijos menores de 11 años vean videos en YouTube. El 34% de los padres permite que sus hijos utilicen la plataforma de videos para verlos con regularidad.
“Esta comunidad de niños en los medios digitales está teniendo una gran atención y están generando, [por] ellos mismos, mucho dinero”, agregó. “Son la generación que nació con la tecnología”.
La adicción —en este caso a las redes sociales— no tan solo ocurre en niños, sino en “adultos que no han madurado”, explicó Iván Figueroa Otero, autor de varios libros de carácter holístico y cirujano pediatra. Por lo tanto, cualquier persona que no haya madurado es “vulnerable” a sufrir de adicción a las redes.
“En los niños la infraestructura psicológica está desarrollándose”, explicó el autor y cirujano pediatra. “La capacidad de sobrevivir en un medioambiente económico y psíquico es difícil; ellos van avanzando, ellos van aprendiendo”.
Figueroa Otero acotó que es importante que los padres conviertan lo negativo que puede representar la adicción a las redes sociales, en algo positivo. Por ejemplo, utilizar las redes sociales para educar.
El autor indicó que la adicción de los niños a las redes sociales puede provocar que estos se aíslen. En parte, porque las redes sociales pasa a crearles “un mundo virtual” en el que pueden escaparse de sus realidades sin salir de sus habitaciones.
“Yo creo que es normal [querer ser YouTuber] hasta que no se convierta en algo patógeno que interrumpa el proceso de lo que ellos realmente están buscando (para cuando sean adultos)”, opinó Rodríguez Otero. “Es normal que surjan esos cambios porque, a la larga, los niños buscan otras profesiones”.