Es de suma importancia para la salud integral del ser humano aprender a identificar y manejar el coraje, pues no hacerlo a tiempo puede acarrear un sinnúmero de problemas en el bienestar físico y mental de la persona.

Así lo afirmó Roselyn Cora, trabajadora social en la Alianza Social para la Paz (ALAPÁS).

En su rutina diaria de trabajo, Cora atiende casos de víctimas de delito que durante su proceso de duelo experimentan emociones de coraje, asociadas a la injusticia. Aunque el coraje puede relacionarse a un sinfín de situaciones cotidianas o eventos extraordinarios, la trabajadora social ofrece algunos consejos para que se pueda manejar de una forma adecuada. Para lograr esto, el primer paso es identificar lo que realmente se está sintiendo.

“Hay que identificar las emociones que estás sintiendo, y hay que identificar si entre esas está el coraje. Hay que identificarlo y decir ‘estoy sintiendo coraje’, porque, aunque es algo que pudiera parecer obvio, muchas personas, con ciertas conductas que provienen de una emoción de coraje, no la saben identificar”, aseguró la experta.

Identificar las emociones que se están sintiendo ante una situación determinada es importante para conocer cómo actuar ante ella. Identificar el coraje entre las emociones abre las puertas para que las personas puedan aprender a manejarlo y señalar por qué o ante cuál situación se está sintiendo enojo.

Al momento de identificar la situación, dijo Cora, es esencial que no se mine la emoción, es decir, que no se le quite valor de por qué eso le da coraje o peor aún, ignorar la situación. Por el contrario, para lograr obtener un control mayor sobre la experiencia negativa, se debe atender a tiempo, reconociendo que no siempre se tendrá control de las emociones que se sienten antes ciertas circunstancias, “pero sí se puede controlar cómo reaccionas ante esa emoción”.

Controlar o manejar el coraje, es un proceso que conlleva tiempo y disciplina, de acuerdo a la trabajadora social. Requiere que la persona, cada vez que siente coraje, se tome un tiempo para tener una conversación consigo misma, analizando las recomendaciones anteriores, como identificar que se está sintiendo coraje, el por qué o ante qué o quién, y decidir si es una situación que se puede evitar o que se deba manejar.

Existen ciertas situaciones que la persona puede evitar, como por ejemplo, una amigo cuya personalidad le irrite, y se opta por no compartir más con él, pero hay otras de las que no se puede escapar como un problema en el trabajo con su jefe o algún compañero, según Cora. Dado a que no puede renunciar porque depende del puesto, deberá idear un plan para resolver el conflicto y, a su vez, manejar el coraje que este le crea.

Durante ese proceso de resolución, la persona puede recurrir a algunas técnicas recomendadas por la experta como ejercicios de respiración, de relajación o de imaginación como cambiar la forma en la que se perciben ciertas imágenes que pueden provocar el coraje.

A estas, la American Psychological Society (APA) añade otras como:

-Una mejor comunicación con las personas involucradas en el conflicto para un mejor entendimiento.

-Hacer uso del humor para tener una perspectiva más equilibrada del asunto, con mayor relajación.

-Utilizar la reestructuración cognitiva de la que habló Cora para cambiar la forma en la que se piensa sobre una situación en particular.

-Realizar cambios en el entorno cuando la ira proviene del ambiente inmediato como evitar el estrés y, en cambio, sacar un tiempo para meditar.

Dañino si no se trata

“Todos nos enojamos, pero la furia fuera de control no es buena para quienes se encuentran a su alrededor e, incluso, puede serle dañina a su propio organismo”, compartió la APA en su página web.

Sucede que el no tratar el coraje a tiempo puede acarrear un sinnúmero de problemas a la salud física y mental de la persona que lo padece, así como generarle conflictos a nivel social con la familia o en el trabajo.

“Muchos de estos pensamientos se van a reflejar en la manera en que nos conducimos, como en nuestras condiciones físicas. Hay personas que a lo mejor reprimen demasiado el coraje y lo que han desarrollo son una sintomatología de condiciones fisiológicas, dolores musculares, padecen del corazón. Emocionalmente hablando, te puede provocar sentimientos de desesperanza. Te puedes sentir aislado porque nadie te entiende. A veces no necesariamente la gente va a responder como tú quieres a esa emoción y eso puede causar que te aísles. A nivel conductual puede provocar que no tengas control de tus impulsos, esto de ‘pensar antes de actuar’, no tolerancia, problemas de relaciones familiares y trabajo”, explicó Cora.

El no tratar la emoción a tiempo, además puede terminar en trastornos psicológicos que, a su vez, afecten la salud física como el tener una pobre alimentación. 

En esto coincidió el doctor Ernesto Crescenti, director del Instituto de Inmunooncología Dr. Ernesto J.V. Crescenti en Argentina, quien aseguró que el enojo prolongado afecta el cuerpo y la mente, haciendo que la persona envejezca más rápido, teniendo un sistema más vulnerable.

“El enojo es una emoción totalmente normal y hasta sana, cuando no sucede con demasiada frecuencia, pero en exceso es altamente perjudicial para la salud del corazón. Además de aumentar el riesgo de infarto cardíaco, también puede producir ataques cerebrales, depresión y Alzheimer”, escribió el experto a través del periódico Clarín.

Según explicó, cuando se tiene coraje surgen cambios repentinos como que el corazón bombea sangre con mayor rapidez, se crean más plaquetas porque el cuerpo comienza a activar su sistema inmunológico para defenderse ante cualquier herida, lo que hace que la persona se sienta con fatiga y hambre, entre otras reacciones como que las células cargadas de los lípidos liberen grasa en el flujo sanguíneo, lo que deteriora las arterias y puede convertirse, eventualmente, en colesterol malo. De ahí que se afecte el corazón, siendo las enfermedades cardiovasculares la primera causa de muerte en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Cuándo pedir ayuda profesional

No siempre es posible que la persona logre controlar su coraje basándose en recomendaciones generalizadas, por lo que es importante que identifique cuando es el momento de buscar ayuda profesional para tratar la emoción.

“Si está afectando tu vida diaria, tu cotidianidad. Si tú ves que a lo mejor no estas siendo muy tolerante a tu trabajo y te está trayendo problemas con tu jefe, tus compañeros, estás irritable. Tienes problemas familiares y de pareja, que a lo mejor lo estás intentando, pero la realidad es que no te estás pudiendo controlarte como quisieras, pues la realidad es que no te está funcionando y está afectado tu vida diaria”, aseguró Cora.

Para identificar si se tiene un buen manejo del coraje, Cora recomendó que se visualice la rutina diaria y las reacciones ante esta. Si la persona puede manejar su cotidianidad sin problemas mayores, aunque luego tenga que hacer ejercicios para manejar el coraje en su casa, está funcionando, pero sí todos los sectores comienzan a verse afectados, eso es una señal clara de que se debe buscar ayuda profesional de un experto en salud mental.

“El psicólogo le da las herramientas y le dice a la persona que es ella la que va a llevar a cabo las cosas, para que esa persona entre en ese proceso de retrospección y le dice cómo, pero la realidad la persona es la que debe saber dentro de sí y decirle al experto ‘tengo estas fortalezas y debilidades y me pueden traer dificultades’”, recomendó la trabajadora social.

A veces es complicado hacer cambios repentinos sin el debido proceso pues hay muchas personas que tienen patrones, repetidos por muchos años, de un mal manejo del coraje, lo que quiere decir que en casa o en la clínica, es un proceso que requiere tiempo y disciplina.