Aunque algunas parejas no tengan problemas con tener jornadas laborales opuestas, a otras sí les impacta en su relación y puede provocar una ruptura.
Según el psicólogo clínico Emmanuel Peña Serrano, para algunas parejas tener jornadas laborales opuestas es un beneficio, pues disfrutan de sacarle el máximo al poco tiempo que tienen juntos. Para otras parejas, sin embargo, los horarios de trabajo conflictivos pueden representar un problema en la relación, aseguró.
Peña Serrano compartió que, según su experiencia profesional, no siempre las parejas perciben a las jornadas laborales opuestas como algo negativo.
Existen parejas que, a pesar de tener horarios conflictivos, expresan tener mejor calidad en la relación, ya que han aprendido a disfrutar de los pequeños momentos. “La calidad no tiene que ser medida desde la cantidad de tiempo que han compartido”, indicó.
No obstante, consideró que hay otras personas que opinan que las jornadas laborales opuestas sí son un problema y que, incluso, este detalle puede posiblemente resultar en la ruptura de la pareja.
Opinó que para evaluar cada caso hay que tomar en cuenta los factores y las necesidades que tienen como familia e individuos cuando escogen o tienen estas jornadas laborales opuestas. También, indicó que el impacto depende de cómo la pareja ha decidido enfrentar el tener horarios laborales tan distintos o profesiones tan exigentes.
Por su parte, el psicólogo Ismael González Martínez añadió que, de acuerdo con su experiencia, el tema de las jornadas laborales opuestas pocas veces es el motivo de la cita a un psicólogo de parejas, sino que eventualmente surge en el proceso terapéutico como uno de los factores que contribuye a los problemas que están teniendo.
“Muchas veces el asunto sale a relucir, no porque ellos lleguen a la oficina por este motivo, sino porque se menciona como una de las dinámicas de pareja a través de las sesiones iniciales”, detalló. En muchas ocasiones, terminan en terapia por el desgaste y los problemas de comunicación que nacen de este factor, coincidió Peña Serrano.
Peña Serrano añadió que muchas personas se acostumbran a manejar la emoción que resulta de esta insatisfacción, como coraje o tristeza, pero no es hasta que la contínua carga de esa emoción les causa irritabilidad que notan que es un problema.
De acuerdo con un estudio realizado por Maureen Perry-Jenkins, Abbie E. Goldberg, Courtney P. Pierce y Aline G. Sayer, los horarios de trabajo irregulares, durante la noche o extensos se han asociado con el estrés de la relación y el conflicto entre el trabajo y la familia. Asimismo, demostró que los horarios de esta índole tienen un efecto negativo en la calidad de la relación, y aumentaron significativamente la probabilidad de divorcio del 7% al 11% durante un periodo de 3 años de análisis.
Comúnmente lo más que se afecta por esta dinámica es la sexualidad, pues en estas circunstancias estas parejas no tienen la oportunidad para poder coordinar el acto, dijo González Martínez. En este aspecto, indicó que las mujeres específicamente necesitan escenarios específicos para poder llegar al grado de satisfacción. Consecuentemente, la prisa y la falta de la creación del momento afecta y, en instancias, les puede quitar o reducir el interés por tener relaciones sexuales.
Asimismo, González Martínez entendió que se ve saturado el aspecto de la cercanía o conexión emocional. Se empiezan a alejar emocionalmente y el conocimiento que tienen mutuamente de la persona que son y las modificaciones que pasan con la edad, se ve afectado o limitado.
Hay un tipo de resignación de las personas, no piensan que tienen otra opción respecto a los horarios laborales, ya sea por necesidad económica o por pasión. Muchas veces comparten la misma profesión, comentó González Martínez.
A su vez, Peña Serrano destacó que la falta de tiempo puede crear una desconexión a nivel emocional que impacte la intimidad y la comunicación verbal de las parejas. Los niveles de energía pueden ser desequilibrados. Asimismo, dado a la dificultad de concretar tiempos y espacios para comunicarse surge la dudas sobre la posibilidad de lograr planes a largo plazo como pareja.
Según González Martínez, las personas profesionales que tienen que viajar frecuentemente por el trabajo, quienes tengan largas horas de labor, como médicos o enfermeros, u otros con un gran número de responsabilidades laborales, son más vulnerables a esta situación. Sin embargo, no necesariamente la describen como un problema en la relación. Muchos, incluso, antes de comprometerse o empezar una relación, fallan en establecer unos parámetros mínimos en lo que necesitan en una relación de pareja. Por este motivo, apuntó a la importancia de discutir estos temas al inicio de las relaciones para dejar claro sus expectativas.
Peña Serrano sugirió reconocer el valor de la planificación. “Vivimos en una sociedad en donde se valora mucho más lo espontáneo, pero hay momentos en las relaciones en las que sí es necesario la planificación”, ideó.
A su vez, González Martínez consideró que lo más conveniente es manejarlo desde una perspectiva conductual. Por ende, es importante establecer rituales y rutinas de citas que no sean negociables para mantener la relación de parejas.