A sus 16 años, Francisco Xavier Torres Mojica, enfrenta un proceso judicial por presuntamente matar a su mamá Jeanette Mojica Rivera a puñaladas el pasado 27 de mayo, en su residencia en el barrio Campo Rico, en Canóvanas. 

Torres Mojica había agredido a su madre en ocasiones anteriores, golpes que ella ocultaba usando gafas oscuras, según informes del diario El Vocero. Pero el día del asesinato, tras atacarla y esta caer al piso, la apuñaló en seis ocasiones. Varios días después llevó el cuerpo de su madre al sector La Vega, cercano a su residencia. Telenoticias reseñó que un amigo de Torres Mojica dijo que el presunto asesino se fue a celebrar y a fumar marihuana después de haber dado muerte a su madre. Torres Mojica enfrenta cargos como adulto por asesinato en primer grado, Ley de Armas y destrucción de evidencia.  

“Todos estos actos que acaban con la muerte de una madre no fueron producto de un acto aislado. La literatura y la historia establecen que siempre eran precedidos por agresión a la víctima y retos a la autoridad de parte del hijo. Muchos de estos casos están ligados a aspectos de crianza y disciplina donde el cuidador primario por alguna razón no ha podido ejercer lo que se llama disciplina, que es dirigir a sus hijos y establecer unos límites en su conducta para que así el menor o la menor entienda que hay que respetar unas figuras de autoridad”, explicó el psicólogo forense, Fernando Medina Martínez, a Es Mental.

El experto indicó que en Puerto Rico hay una gran población de déficit de atención e hiperactividad y una de estas personas, cuya condición no se haya manejado correctamente, puede llegar a sufrir un trastorno oposicional desafiante. 

“Esto significa que si la madre dice a la derecha, el hijo dice a la izquierda. Y un trastorno oposicional desafiante mal manejado se va a convertir en un trastorno de conducta delictiva. Pero es importante subrayar que no todos los déficits de atención con hiperactividad van a producir un resultado negativo, la mayoría logran tener éxito en la vida”, dijo. 

El que no haya consecuencias para un hijo o una hija al haber incurrido en una conducta inapropiada socialmente lleva a los padres a ser cómplices en la creación de una persona antisocial. 

“Hay que saber dirigir con disciplina y amor. Cualquier persona que tenga hijos, aun sin problemas, debe asistirse de consejería psicológica para poder manejar las distintas etapas del desarrollo porque uno no tiene garantías de que esté haciendo las cosas correctamente. Estos escenarios tienen que ver con complacer mucho a los hijos, permitirles mucho y lamentablemente estas conductas permisivas constituyen el primer paso para crear en una persona una conducta antisocial y egocéntrica”, dijo.

El experto aseguró que el hogar es la base de los valores asistido por el entorno escolar. La carencia de una figura de autoridad, como el caso del padre en el incidente de Canóvanas, así como el uso de sustancias controladas como la marihuana, y la presión de grupo pudieron detonar la muerte de la víctima, indicó Medina. 

Según la socióloga, Bennyliz González Báez, los matricidios son el resultado del grave problema de salud mental no atendido. 

“Uno ve que hay una persona agresiva, con sicosis, esquizofrenia que solo la dejaron hospitalizada tres días en la institución porque el plan no cubría para más. Realmente no estamos haciendo nada para los pacientes de salud mental que son una población que es desatendida por el gobierno. La criminalidad es un problema de salud pública y los matricidios son reflejo de esto”, dijo. 

¿Qué hay detrás del matricida?

De acuerdo a una publicación del programa “48 Hours”, de la cadena norteamericana CBS, con fecha del 2012, la profesora en criminología de la Universidad del Sur de la Florida, Kathleen M. Heide, autora de los libros «Why Kids Kill Parents, Child Abuse and Adolescent Homicide» y «Young Killers, The Challenge of Juvenile Homicide», estableció que hay tres categorías para los menores de edad que matan a sus padres.  

Menores de edad que han sufrido abuso – Matan a sus progenitores para terminar con el patrón de abuso, que puede haber sufrido por años. Pueden incluso haber buscado ayuda pero no haber obtenido resultados para parar el abuso. Con frecuencia han tratado de huir o suicidarse. La experta entiende que matan al padre abusivo por miedo a que pueda hacer daño a otras personas. Estos individuos han sufrido depresión por años y usualmente presentan el Trastorno de Estrés Postraumático.

Menores de edad peligrosamente antisociales – Matan a sus padres por sus propios objetivos, y porque ven en ellos un obstáculo para obtener lo que desean. Matan para tener más libertad, para continuar saliendo con alguien a quien los padres se oponen, así como para heredar dinero. Presentan desde temprano en la niñez señales de violar los derechos de los otros a su conveniencia. Estos menores no aceptan responsabilidad por sus acciones y posiblemente presenten el diagnóstico de Trastorno Oposicional Desafiante. Si este trastorno no se corrige el joven se involucrará en actividades criminales  que pueden conllevar la destrucción de la propiedad, robo y problemas serios de conducta. Si este patrón sigue después de los 18 años posiblemente la persona es diagnosticada con un Desorden de Personalidad Antisocial, que tiene una mayor tendencia a reincidir. 

Menores de edad con condiciones de salud mental severas – Presentan sicosis y depresión. Usualmente toman medicamentos y están aptos para matar cuando dejan el tratamiento, por ejemplo, matan a uno de los padres por creencias irracionales y bizarras como pensar que los progenitores son el diablo. Estos son los casos en que reportan escuchar la voz de Dios mediante alguna alucinación indicándole que asesine a estos. 

Matricidios en Puerto Rico – Fuente Primera Hora 

En Aguada – 2000 a 2001 – Lillian Enid Medina, de 15 años, asesinó a su madre Lydia Hernández Soto, por no dejarla participar en una actividad en el pueblo. Fue sentenciada 10 años por usar un arma ilegal, los cargos por asesinato no prosperaron. Sin embargo, sentenciada 25 años, por asesinar a otra confinada. 

En San Sebastián – 2003 – Josué Torres Pérez, de 16 años, asesinó a su mamá, a su papá, a su hermano y a su abuela. A sus padres les disparó y a su abuela la mató con un cuchillo. Fue condenado a 411 años de cárcel.

2013 – Marie Mercado Mayer, movida por una discusión por dinero y en conjunto con su compañero Ramón Hernández Gascot, asesinó a su mamá Rose Mayer Ríos a balazos. 

2012 – Bruno Rossi Mártir, 32 años, usuario de sustancias, hirió a su madre y a golpes mato a su padre por negarle dinero para comprar drogas. 

2012- Jonathan García Rodríguez, de 19 años, mató a su madre. Lo había intentado antes. La asfixió y lanzó su cuerpo a un solar baldío en Coamo. La víctima se llamaba Sandra García Rodríguez.