Aunque cada vez son más las personas que toman la decisión de dejar de consumir alcohol por diversas razones, no es un secreto que a raíz de la pandemia por COVID-19 muchos en América Latina y el Caribe aumentaron su frecuencia de consumo, según un informe de la Organización Panamericana de la Salud.

De acuerdo con la entidad durante la cuarentena impuesta en zonas de Latinoamérica y el Caribe se vio un incremento en la frecuencia de consumo de alcohol, especialmente como método para mitigar situaciones relacionadas a la salud emocional, entre ellas, la ansiedad.

No obstante, otro escenario ocurrió en aquellos que vieron la situación como la ocasión adecuada para dejar el consumo de bebidas alcohólicas.

Tal es el caso de los testimonios que Es Mental recopiló para esta historia. Tres profesionales, de diversas áreas, que dejaron el licor antes y durante de la llegada del COVID-19. 

Como lo es el actor y músico Juan Pablo Díaz, quien en septiembre del 2020 comenzó la jornada para dejar gradualmente lo que en aquel momento formaba parte de su rutina cotidiana para lidiar con su ansiedad.

“Yo los últimos años, sobre todo después de María, tenía las ganas de dejar de beber, pero no sabía cómo, porque lo usaba principalmente como ansiolítico para poder dormir, era con lo único que podía conciliar el sueño. Cuando estoy en el proceso de trabajar con la psiquis (a través de terapia), en ese proceso nos damos cuenta de que hay un asunto de ansiedad envuelto, que no se había trabajado desde el diagnóstico”, contó.

Tras las visitas a un profesional de la salud mental se diagnosticó un desorden de ansiedad con depresión leve. 

“La depresión ya se mejoró, pero la ansiedad sigue ahí y es una cosa que llevo pasando desde mi adolescencia. Yo, para desconectarme, bebía y cuando me levantaba, me levantaba peor”, sostuvo. 

En su cometido Díaz comenzó haciendo pequeños cambios como pasar del consumo de varios tragos, a solo uno y finalmente dejarlo por completo. 

“Estaba bebiendo todos los días. Poco a poco me di cuenta de que ya el alcohol no jugaba un rol”, dijo. 

Pero además modificó otros hábitos como evitar el sedentarismo al iniciar con actividad física (logrando bajar 65 libras) y comenzó a dar mayor prioridad a su salud emocional. 

Aseguró que uno de los retos con los que se ha enfrentado en su camino, ha sido el hecho de que culturalmente está normalizado el consumir bebidas embriagantes de forma social y pocas son las alternativas para las personas que no beben. 

“Debe haber más alternativas de socialización en donde el alcohol no juegue un rol principal. En otras partes del mundo existen cafés y restaurantes que abren hasta tarde. Yo creo que mucha gente se mete al asunto de alcohol por la cuestión social”, concluyó. 

Datos del Instituto Nacional sobre el Abuso del Alcohol y Alcoholismo de los Estados Unidos, sostienen que entre 2010 al 2016, las enfermedades hepáticas relacionados con el alcohol fueron la causa principal de casi 1 de cada 3 trasplantes de hígado en Estados Unidos, sustituyendo a la infección por el virus de la hepatitis C como principal causa de trasplante de hígado por enfermedad hepática crónica.

Andrea Sofía Alemañy es otro de los testimonios que componen esta historia. La maestra y coach de meditación dejó el alcohol justo un mes antes de que se declarara una cuarentena por COVID-19, en marzo del 2020, y hoy cuenta los grandes beneficios que esto ha aportado a su vida.

“¿Efectos positivos? Caminé un país completo en 35 días. Pude crear un negocio y conectar mucho más con mi familia, porque tuve que regresar a casa de mis padres durante ese lockdown y pudo haber sido bien estresante, pero al no beber, pude estar conectada conmigo misma y saber cómo conversar y poner esos límites que antes no hubiese podido”, contó. 

Inicialmente Alemañy decidió dejar de tomar licor como un reto de 30 días, pero esto le llevó a reflexionar y darse cuenta que, en realidad, beber no sumaba mucho a su vida.

“Después de que se acabaron esos 30 días la gente preguntaba: ‘¿Ni un vinito?’, pero me mantuve estable y me di cuenta que no eran lugares en donde quería estar. No eran las actividades que quería estar haciendo, a mí me gusta la naturaleza, meditar y no eran cosas que podía estar haciendo con alcohol”, señaló. 

Apuntó a la importancia de promover la educación correcta sobre el consumo de alcohol, ya que, según la maestra, la gente está utilizando esto como excusa para evitar sentir algunas emociones.

“Llegamos a una fiesta y vemos a todo el mundo borracho y creemos que eso es normal. Yo he tenido las mejores fiestas de mi vida sin alcohol”, dijo. 

Y si de fiestas o experiencias sociales sin consumir alcohol se trata, desde hace pocos años se han creado movimientos como Sober Curious y/o Dry January, que proponen pasar buenos momentos sin el abuso de bebidas embriagantes o una mayor consciencia a la hora de beber. 

Asimismo, algunas barras del mundo han sumado a sus cartas de cócteles alternativas sin licor, denominadas en la industria como mocktails.

Buscando evitar “malas experiencias” a su vida, como lo clasificó, la estilista Alannah Patricia también dejó de consumir alcohol en el 2015, momento en el que también enfrentó anorexia. 

“Paré de consumir alcohol porque me daba cuenta que me hacía sentir peor de como ya me estaba sintiendo. También, fui acosada por hombres mientras bebía y por esa otra razón ya no consumo. Fueron más las malas experiencias, que buenas’’, sostuvo. 

Agregó que: “me quedo sorprendida de cómo el alcohol es tan glorificado. Hay tantas otras cosas para poder conectar con la gente. En mi mente no hace sentido cómo para pasarla bien tienen que coger una borrachera”.

Tras eliminar de su vida las bebidas alcohólicas los tres entrevistados coinciden en ver los beneficios a su salud física y emocional. 

De acuerdo con el Centro Americano contra la Adicción, la sobriedad tiene efectos positivos a largo plazo en las personas, como lo es mejorar la concentración y la memoria, mantener un peso corporal saludable, regenerar células hepáticas dañadas y menor riesgo de cáncer asociado al abuso de sustancias.