Las personas sienten una presión grande por mantener ciertas apariencias, verse jóvenes y preservar un nivel de productividad, dijo la doctora en psicología, Brenda Ríos Avilés, al subrayar que es importante envejecer con un sentido de autovalía.
Ríos Avilés sostuvo que un duelo implica una pérdida, y para muchas personas el envejecer representa un duelo porque pierden su independencia, juventud, rol social y salud.
Explicó que, aunque estas sensaciones suelen iniciar a partir de los 50 años, hay personas que experimentan esta nostalgia incluso desde antes de entrar en esta etapa. Igualmente, destacó que cuando hay amistades que comienzan a fallecer por complicaciones de salud, se empieza a sentir que el tiempo va terminando.
Señaló que esas pérdidas despiertan ese temor y la persona empieza a reflexionar sobre la brevedad de la vida.
Por su parte, la psicóloga clínica Juanita Morales Guzmán indicó que para muchos estas sensaciones iniciales comienzan con la pérdida de su pareja. Explicó que este caso empiezan los procesos de aceptar y sienten miedo y temor de perder capacidades físicas, de fuerza, de destrezas motoras, calidad de vida, no sentirse que lo toman en cuenta o que ocupa un lugar importante.
“Antes eran proveedores ahora sienten que van a depender de otros”, afirmó.
Particularmente, un informe de la Universidad Nacional de la Plata indica que personas entre los 70 a 80 años se hallan menos depresiones reactivas ante este tipo de duelo en comparación a la gente más joven. Incluso, destacó que las mujeres viudas mayores de edad suelen estar mejor preparadas emocionalmente para enfrentar la pérdida y esta nostalgia de la juventud, que aquellas más jóvenes. Es decir, las personas mayores tienen mayor facilidad aceptando esta etapa.
Ríos Avilés describió que es importante reconocer si están sintiendo estas sensaciones incómodas respecto al proceso de envejecer o dificultades para aceptar estas nuevas circunstancias. Subrayó la relevancia de aceptar si le provoca ansiedad, temor o molestia, y consultarle a un profesional si está enfrentando problemas para enfrentar esta nueva transición.
De manera similar, Morales Guzmán afirmó que, según su experiencia profesional, uno de los obstáculos principales al enfrentar esta etapa es el poder comunicar estas sensaciones, específicamente la tristeza y enojo, y aceptar que está teniendo dificultad en la transición.
“Este es un proceso de adaptación emocional en el que uno aprende a vivir con algo que se ha perdido”, reiteró al indicar que es esencial que las personas acepten esta nueva etapa de vida y la disfruten.
Para poder hacer de este un proceso positivo, Ríos Avilés recomendó reexaminar lo que la persona piensa sobre el concepto de la vejez. Aseguró que mucho de lo que le causa malestar a las personas que enfrentan esta etapa proviene de ideas preconcebidas de la vejez. Esta reflexión puede ayudar a la persona a manejar este cambio con una actitud más positiva.
“Hay un discrimen contra los envejecientes por la edad que tienen”, indicó Ríos Avilés al afirmar que este prejuicio se comparte desde el ámbito social, hasta el cultural y literario.
Por su parte, Morales Guzmán sostuvo que las sensaciones enfrentadas y la resiliencia ante ello también dependen de su experiencia en la niñez. A esto, Ríos Avilés agregó que la facilidad del ajuste también tiene mucho que ver con la satisfacción que la persona tenga respecto a los logros a lo largo de su vida.
Ambas profesionales puntualizaron la importancia del apoyo familiar. Ríos Avilés indicó que muchas veces la familia limita a la persona por su edad y le impone el ser más sedentaria.
“Esto es un error, mientras tengan la capacidad de mantenerse activas, es esencial continuar con un estilo de vida productivo”, aseguró.
No sentirse apoyado y sentirse solo son unos de los obstáculos principales, dijo Morales Guzmán. Incluso, cuando la familia toma decisiones sin tomar a esta persona en consideración, hay complicaciones como la tristeza profunda por no sentirse tomado en cuenta, surge el resentimiento hacia la situación u otras personas, sensaciones de menos valía, culpa, entre otras señales de alerta para buscar ayuda.
También, repitió la importancia de la comunicación al indicar que en muchos casos, hay personas que se retiran para poder viajar, disfrutar y compartir, pero sus familiares tenían otras expectativas que pueden provocar roces. Por un lado uno pensaba que iba a ser más libre e independiente, sin embargo, sus familiares tenían en mente otros beneficios, como cuidar con mayor frecuencia a los nietos o mayor disponibilidad para estar con la familia. Por este motivo, Morales Guzmán comentó que es esencial comunicar sus metas de este proceso de vida y no aceptar lo que quieren los demás para evitar sentimientos de negatividad e insatisfacción.
Morales Guzmán también subrayó lo crucial que es sentirse escuchado y poder aprender a ventilar esas emociones sin que se le critique por repetir o que se hagan alusiones o chistes sobre su pérdida de memoria. Es necesario recibir compasión y entendimiento de parte de sus seres queridos y dedicarles tiempo, consideró.
Las personas deben aceptar el proceso de la vida y reflexionar sobre el concepto que tienen respecto a la vejez, eliminando algunos estereotipos, sostuvo Ríos Avilés. Deben aspirar a hacer de esta la mejor etapa posible, mantener una buena alimentación, continuar con su actividad física, preservar su salud física y emocional y trabajar con sus expectativas y barreras socioculturales, agregó.
Apuntó también que es importante saber que es normal necesitar ayuda en este periodo de ajuste de sus rutinas, hablar sobre dónde están y a dónde van, corregir sus expectativas entendiendo que todas las capacidades que tenga las puede seguir ejerciendo mientras sean viables. También, deben de mantener conexiones sociales con personas y darse un sentido de propósito para poder adaptarse mejor a esos cambios en los roles y las metas.
“La edad es un número”, enfatizó.