El amor más que una emoción es una decisión; no se acaba, sino que se transforma. Cuando hablamos de desenamoramiento, nos referimos al desencanto que una persona puede experimentar a raíz de la falta de cumplimiento con las expectativas que creó en base a una persona.
Así lo explicó la sexóloga y psicóloga, María Rodríguez Vidal, al tiempo que dijo que la primera fase del final de una relación es el desencanto o la incomodidad.
Según ella, esto ocurre cuando la persona solicita que algo cambie y comienza una pelea por una acción no deseada o por la falta de acción de la persona con quien tiene el vínculo amoroso.
Si la persona no percibe una modificación en el comportamiento, eventualmente pierde el interés hasta que entiende que la situación no tiene recuperación, comentó Rodríguez Vidal.
No obstante, especificó que este proceso puede surgir dado a múltiples factores, entre ellos la falta de comunicación o la pérdida de deseo. Según Rodríguez Vidal, las anteriores pueden estar relacionadas a la monotonía. Por este motivo, es importante tener comunicación activa, en lugar de asumir que la persona sabe que la otra parte no está satisfecha, dijo.
Por su parte, la psicóloga experta en asuntos familiares y parejas, Carmen Martínez Géigel, añadió que, de acuerdo con su experiencia, el desencanto inicia por la falta de un periodo adecuado de noviazgo.
Con la llegada de las redes sociales, muchas parejas se han privado de la “belleza de conocerse con tiempo y paciencia”, agregó. Indicó que, actualmente, las personas se comunican menos de frente y más virtualmente. Esto incide en la pérdida de conexión, dijo, al tiempo que señaló que las peleas por vía telefónica también contribuyen a este desencanto.
Otro motivo por el que “se acaba el amor” es porque la pareja pierde la conexión emocional, estableció Martínez Géigel. Es decir, sentir que esa persona es lo más importante en su vida, que la entiende y que le da seguridad, entre otros factores.
“Muchas parejas se salvarían si fueran a terapia, en algunas instancias la relación está deteriorada por heridas no sanadas o problemas no resueltos, que arrastran”, opinó la psicóloga.
Asimismo, según el psicólogo Jeffrey Bernstein, las razones más comunes por el desencanto son no sentirse apreciado, respetado o valorado por su pareja; no manejar pensamientos tóxicos o por la incompatibilidad.
Martínez Géigel sostuvo que el periodo del enamoramiento suele tener una duración de seis meses o hasta la primera pelea.
“Durante esta etapa todo es perfecto y uno siempre tiende a defender a la persona respecto a cualquier bandera roja. No obstante, esto termina y uno se da cuenta de que la persona no es tan perfecta, sino que es de carne y hueso”, aseguró.
Esto resulta en diversos patrones de conducta que llevan al desenamoramiento y al empezar a decir: “Ya no siento lo mismo”.
Asimismo, Rodríguez Vidal añadió que la duración de este proceso depende del tiempo que la relación lleva, sus integrantes y la etapa de desarrollo en la que están ambas personas, entre otros. Mientras más tiempo lleva la relación, más largo suele ser, subrayó. En este caso, se han acostumbrado a este comportamiento que no les causa un malestar excesivo, pero tampoco les hace feliz. Por otro lado, consideró que los jóvenes son más propensos a tolerar más comportamientos que no consideran saludables por la falta de experiencia.
En este marco, Martínez Géigel compartió algunas señales del desenamoramiento. Por ejemplo, empezar a fijarse más en las partes negativas de su pareja. En este caso, especificó que entran los momentos de riesgo. Es decir, son instancias en las que las personas son más vulnerables a querer conocer a otras personas antes o en lugar de resolver sus asuntos con su pareja.
Otra bandera por la que estar alerta es el momento en el que uno de los miembros de la pareja comienza a sentir incomodidad o desapego hacia la otra, factor que debería de discutirlo con la otra persona, dijo Martínez Géigel. Advirtió que si no se ha desarrollado una comunicación saludable o la apertura para poder abarcar estos temas, deberían de buscar ayuda para poder clarificar el asunto.
En concordancia con Martínez Géigel, Rodríguez Vidal destacó que uno de los obstáculos principales para poder ver estas banderas es la autoestima, específicamente por el gaslighting.
“Estas son personas que piensan que su acción es en base a tu comportamiento. Es tan sútil que pasa desapercibido lacerando la confianza de la otra persona y dificultando la salida del ciclo”, definió la experta en relaciones de pareja y sexología.
Hay muchas parejas que se rompen por las razones equivocadas: no hay parejas ni personas perfectas, detalló Martínez Géigel.
“Las mejores parejas son aquellas que reconocen que son imperfectas, individualmente y como conjunto y aún así deciden estar juntos y trabajar para mejorar”, expresó al advertir que hay cosas de la otra persona que no se pueden cambiar, pero tampoco hay que tolerar.
“Mi sugerencia sería reconocer que la pareja acompaña, pero no completa. Siempre aceptando que la relación más importante es la que uno tiene con uno mismo”, dijo Rodríguez Vidal.
Cuando esta persona le quita la paz o el bienestar, es un buen punto para moverse hacia un cambio, finalizó.