En 2040 aumentará significativamente la cantidad de personas con diabetes tipo 1 en el mundo, específicamente en países de bajos ingresos, proyectó un estudio publicado en la revista The Lancet.

El incremento estimado varía entre 13.5 y 17.4 millones de personas. Es decir, de un 60% y 107% más que en 2021, con el mayor aumento relativo en los países de bajos ingresos y de ingresos medios bajos. 

Para el 2021, había 8.4 millones de personas viviendo con diabetes tipo 1 en todo el mundo, de acuerdo al estudio. De estas, se diagnosticaron 0.5 millones de casos nuevos durante ese año, con una edad media de 29 años. Además, alrededor de 35,000 personas no diagnosticadas murieron a los 12 meses del inicio de los síntomas.

La investigación encontró, además, que una quinta parte de los participantes con diabetes tipo 1, 1.8 millones, se encontraban en países de bajos ingresos y de ingresos medianos bajos.

Escasez de profesionales

Expertos entrevistados por Es Mental apuntaron que se está viviendo una escasez de profesionales especializados en diabetes. El médico internista especializado en diabetes, Yussel García Amador y la dietista y nutricionista Eunice González Guang aseguraron que en Puerto Rico no hay endocrinólogos suficientes. Por esto, los profesionales que sí están, quedan sobrecargados y las citas tienen un tiempo de espera excesivo. 

En lo que una persona puede ver a un endocrinólogo puede pasar hasta un año. Como consecuencia, esta persona pasa a ser atendido por un internista que no necesariamente tiene todas las herramientas y recursos para atenderlo. Entonces, su salud se ve afectada”, dijo González Guang. A su vez, García Amador añadió que tampoco hay suficientes centros holísticos dedicados a esta población.

El también director médico del Hospital de la Concepción, García Amador, comentó que muchos de los medicamentos oscilan precios muy altos. Indicó que los planes médicos no cubren todos los medicamentos esenciales para garantizar el mejor cuidado del paciente. Mientras, los servicios de  nutricionistas y dietistas, esenciales para el cuidado de estas personas, tienen costos que no todas las personas pueden cubrir y muy pocas veces quedan cubiertos por los planes médicos. 

González Guam explicó que muchas personas no cuentan con medios de transporte, aspecto necesario para ir a las citas. Por encima de esto, no todos los planes médicos cubren la transportación o se ve limitado. Por esto, muchos deciden no ir o solo ir a las citas más importantes.

La falta de atención, carencia de educación sobre el cuidado propio y la escasez del tratamiento provoca que las personas empeoren, comentó González Guam. Destacó que cuando pasa un huracán, las personas no se ponen la insulina por la falsa creencia de que tiene que estar siempre en la nevera. Mientras, reiteró que, dado a esta misma falta de educación, muchas personas no saben cómo usar la insulina ni cómo cuidarse.  

En consonancia con las declaraciones de los expertos, la investigación también explicó que la esperanza de vida restante de un niño de 10 años diagnosticado con diabetes tipo 1 en 2021 varió desde una media de 13 años en países de bajos ingresos hasta 65 años en países de altos ingresos.

De las 8.4 millones de personas en el mundo con diabetes tipo 1 en el 2021, 1.5 millones eran menores de 20 años, 5.4 millones (64%) entre 20 y 59 años y 1.6 millones (19%) de 60 años o más. 

Por un lado, González Guam opinó que considera que el rango de 20 a 59 es bastante amplio y ahí deben estar incluidas varias manifestaciones de diabetes. Dijo que la diabetes tipo 1 se refleja más en niños juveniles o 20 años como máximo. Por esto, le sorprendió que sean tantas las personas de 40 a 60 años con diabetes tipo 1 y que esto puede ser otra manifestación como un “late onset” (inicio tardío) de diabetes. 

Por el otro, García Amador sostuvo que los menores de 20 años normalmente no presentan complicaciones, así que pasan a ser percibidos.

Ambos expertos compartieron señales de alerta y riesgo para identificar de manera temprana la enfermedad. Resequedad en la piel, muchas ganas de orinar y cambios en el humor, mencionó González Guam. Sin embargo, explicó que aún no hay unas señales de riesgo específicas que se puedan reconocer antes de hacer el diagnóstico de tipo 1. Mientras, García Amador añadió la obesidad, exceso de sed, aumento en frecuencia urinaria y aumento de hambre sin necesariamente aumentar de peso, entre otras.

*Esta nota ha sido editada.