Aunque se estima que el 2 por ciento de los puertorriqueños vive con psoriasis, este porcentaje podría ser más alto y los especialistas reconocen que son muchos los casos que llegan a sus oficinas clínicas.

La psoriasis es una condición crónica e inflamatoria que causa lesiones en la piel y repercute sobre el bienestar físico y emocional de quienes experimentan los síntomas. Según el dermatólogo, el doctor Andrés Cruz Iñigo, al tratarse de una enfermedad autoinmune, las defensas se activan y, mediante unos mecanismos celulares, ataca la epidermis o superficie de la piel. 

El galeno entrenado en la Clínica Mayo aseguró que, en comparación con California (Estados Unidos), en donde ejerció por más de diez años, los casos en la Isla son más altos. Y que el 10 por ciento de los pacientes que asisten a su oficina diariamente viven con síntomas de psoriasis. 

Eso es que quizá es el doble de lo que veía en mi práctica en San Diego, California”, señaló Cruz Iñigo a Es Mental. 

“Se estima que un 2 por ciento de la población tiene psoriasis, pero uno como dermatólogo, como profesionales que trabajamos con condiciones de la piel, quizá vemos un poco más. Yo diría que en mi práctica diaria un 10 por ciento de los pacientes que vienen tienen psoriasis y la tienen bien malita”, continuó. 

Por su parte, la doctora Leticia López, directora ejecutiva de la Asociación Puertorriqueña de Ayuda al Paciente con Psoriasis y quien también es paciente, recordó que en Puerto Rico aún no existen herramientas que precisen el número real y que, aunque la Global Psoriasis Atlas estima que más 60 millones de personas en mundo la padece, los datos nacionales se siguen contabilizando bajo las cifras de Estados Unidos. 

Sobre las poblaciones más afectadas, destacó que la mayoría son mujeres con más de 40 años. 

No obstante, el doctor Cruz Iñigo hizo énfasis en que puede afectar a cualquier edad, incluso en la niñez, y que son varias las formas en las que se puede manifestar. A las cuales se les asigna el nombre de psoriasis de uñas y articulaciones, psoriasis en placas escamosas (el más común sobre la piel), psoriasis inversa; psoriasis de cuello cabelludo y psoriasis pustulosa. 

Esta condición puede verse alterada por diversos factores que detonen estrés, ya sea emocional o físico, como lo es una quemadura (físico) o la exposición a mucho calor (con consecuencias también a la salud mental), dijo. 

El calor extremo, como todo en exceso, puede resultar negativo sobre la enfermedad, con incómodos síntomas como picazón, malestar e incomodidad, comentó la directora ejecutiva de la Asociación Puertorriqueña de Ayuda al Paciente con Psoriasis.

Y las lesiones, particularmente, pueden deteriorar la calidad de vida de una persona. Pero, también, expone al paciente a riesgo de otras enfermedades, como artritis psoriásica (con síntomas como dolor, rigidez e hinchazón de las articulaciones, de acuerdo con la Clínica Mayo), obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión, afecciones cardiovasculares y condiciones de salud emocional, como la depresión.

Las moléculas inflamatorias de la psoriasis pueden afectar el endotelio, el tejido dentro de los vasos sanguíneos, y se asocia a eventos cardiovasculares. Esto es más frecuente en pacientes con psoriasis que en la población sin psoriasis. Por eso es importante los tratamientos”, puntualizó el dermatólogo. 

Siendo la piel el órgano más grande del cuerpo, no hay duda de que esta condición física va a trastocar la parte emocional de los pacientes, sostuvo Cruz Iñigo.

Los estudios apoyan que los pacientes de psoriasis padecen mucho más de depresión y ansiedad sobre su condición. Pero también se ve que, cuando uno trata al paciente y ellos ven una respuesta favorable sobre la condición, aumenta su calidad de vida”, dijo. 

Para la doctora López, a quien le diagnosticaron psoriasis severa con tan solo 12 años, los avances en los tratamientos han hecho una diferencia en su vida. Para aquel entonces, relata, existía como alternativa médica una sola crema para poder mitigar los síntomas e inyecciones de hidrocortisona.

“Estamos hablando de hace 40 años atrás, era una crema horrenda y que pintaba todo. Era apestosa. También usaba vaselina, que aún se usa, pero era muy diferente a todo lo que tenemos hoy”, detalló. 

La realidad que hasta finales de los 90, en donde surgen los tratamientos biológicos, tuve una nueva vida. Yo empecé el tratamiento en el 1999 y ya en cuatro semanas ya yo estaba aliviada en un 60 por ciento de mi cuerpo, también cambié mi nutrición a una antiinflamatoria, sin carnes rojas, refrescos ni azúcares”, expuso la doctora. 

Aunque el tratamiento es esencial para lograr el bienestar que tanto se busca para estos pacientes, el tema de la accesibilidad, por causa de los planes médicos y la situación que se vive en Puerto Rico, hace cuesta arriba para muchos el poder tener su tratamiento. 

En Puerto Rico los pacientes están muy afectados dado a la dificultad de los planes médicos en aprobar los medicamentos más efectivos y actuales”, enfatizó el doctor Cruz Iñigo.

En ocasiones, recae sobre los especialistas el tener que justificar una y otra vez las razones por las cuales se recetó el medicamento, aún cuando es vital que el paciente lo reciba a tiempo.