El fenómeno del “breadcrumbing” en las relaciones de pareja ha dado mucho de qué hablar en los últimos tiempos, y según el psicólogo David Alcalá Pérez, las señales de alerta para identificarlo pueden ser muchas, entre ellas las famosas frases: «vamos a dejar que las cosas fluyan», «no presionemos nada» y «eres la persona perfecta en el momento menos indicado».

Para conocer más sobre este fenómeno debemos comenzar por identificar de qué trata. La psicóloga María Del Valle Rodríguez explicó a Es Mental que el “breadcrumbing” se basa en el tipo de relación en la que una de las partes está más comprometida, y mantiene la ilusión por medio de expresiones sentimentales que recibe como migas de pan. 

Aunque el término no está incluido en el Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V por sus siglas en inglés) y en la actualidad existe poca evidencia científica o estudios que lo abarquen, el fenómeno fue tipificado por ambos expertos de la salud mental como común.

Del Valle Rodríguez indicó que el “breadcrumbing” es una conducta que “siempre ha existido” y es común. De hecho, según un estudio realizado por la Universidad Castilla-La Mancha, de 626 participantes, un 36% (223) señaló haber sufrido de “breadcrumbing” y un 37% (230) admitió haberlo iniciado. 

El fenómeno consiste en uno de los refuerzos más efectivos en el ámbito de la psicología, que es el refuerzo positivo intermitente. Es decir, la persona que lo hace demuestra cierta conducta positiva hacia la otra de forma esporádica, añadió Del Valle Rodríguez. Subrayó que practicar “breadcrumbing” puede ser indicador de inseguridad, narcisismo, miedo al compromiso y miedo a la soledad. 

Por su parte, Alcalá Pérez aclaró que la persona puede estar dejando migajas tanto intencionalmente como sin quererlo hacer.

¿Cómo se puede identificar el fenómeno? 

Para identificar este tipo de conductas es importante reconocer el ciclo, destacó Del Valle Rodríguez al explicar que principalmente se basa en la ausencia, atención (miga de pan), ilusión e indiferencia. 

La experta comentó que en el “breadcrumbing”, la etapa de la ausencia es un periodo en donde al buscar a la persona no se recibe respuesta. Luego, viene la etapa de la atención, conocida como la “migaja”, en la que la persona ejerce alguna acción que aumenta la ilusión de la otra persona. Entonces, se regresa a la indiferencia y la persona vuelve a ausentarse.

«Otras de las señales son las siguientes, en primer lugar, evitar los enfrentamientos o las conversaciones difíciles que consistan temas como el compromiso o el estado de la relación», apuntó.

Mencionó que si se logra hablar del tema en este tipo de relaciones, las respuestas suelen ser ambivalentes o neutras. Es decir, respuestas poco claras y no concisas.

Mientras, Alcalá Pérez reconoció que en las etapas más tempranas de la relación suele ser difícil detectar este tipo de conducta, pues implica conocer a una persona nueva, abrir un capítulo nuevo y, por esto, se pudiese glorificar todo lo bueno que dé la otra persona.

Lentamente la persona se va a dar cuenta que no está obteniendo el compromiso deseado, aclaró.

Agregó que, según su experiencia, la persona que utiliza el “breadcrumbing” puede tener rasgos de narcisismo, falta de empatía, no les interesa abrirse ante una pareja, entre otros.

Sin embargo, si es una persona que no lo hace con intención, puede tratarse de una persona con una autoestima lacerada, personas que entran en la relación, pero les da temor atarse emocionalmente a esa otra persona, o se dan cuenta de que no están preparados emocionalmente para una relación una vez ya entraron en ella pero no quieren perder a la otra persona.

Otras de las características pueden ser historial de relaciones inestables con conductas no saludables, dependencia emocional o egocentrismo, añadió Del Valle Rodríguez.

Mientras, al hablar del perfil de la persona que recibe las migajas, Alcalá Pérez las describió como individuos altamente vulnerables psicológicamente y emocionalmente. Es decir, personas que están saliendo de una ruptura, que viven con altos niveles de ansiedad, que carecen de autoestima, que tienen un estilo de vida ajetreado o inestable, entre otros aspectos. 

Como consecuencia, la otra parte estará en la agonía de la espera de recibir su migaja de amor, atención o interés, especificó Del Valle Rodríguez. Por otro lado, puede sufrir de inestabilidad o desgaste emocional y confusión constante entre las acciones de la otra persona, comentó. 

Mientras, Alcalá Pérez mencionó que el que lo hace está incurriendo en maltrato psicológico, lo que puede crear una dependencia psicológica o emocional a la otra persona, distorsionar del propio yo y culminar en siempre buscar relaciones de este tipo.

“Hoy puede ser una persona que nos manipula, mañana puede ser una que me utilice y pasado puede ser uno que me maltrate. Si no se atiende, se normaliza”, describió.

Recomendaciones

Para la persona que está recibiendo migajas, el primer paso debe ser confrontar a la otra persona, realizar preguntas directas y pedir contestaciones claras, ideó Del Valle Rodríguez.

Destacó que es importante expresar los pensamientos y sentimientos hacia la conducta.

Por su parte, Alcalá Pérez recomendó un ejercicio de introspección a través del que la persona evalúe si se siente cómodo o cómoda con lo que está recibiendo de parte de la persona que le está dejando las migajas. Aclaró que, si la respuesta es una duda, es necesario levantar una bandera y volver a evaluar qué es lo que necesita a nivel emocional y qué es lo que se está buscando. Entonces, a partir de ese análisis, la persona debe examinar si lo que busca es saludable.

En el caso de la persona que está dejando las migajas, explicó que es necesario reconocerlo y evaluar si no está listo o lista para asumir una relación o comprometerse, si quiere ofrecer relaciones superficiales para el resto de su vida, si no está disponible emocionalmente para una relación, entre otros.

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