El homesickness es una respuesta emocional muy común, que usualmente le sucede a un individuo cuando es separado de su entorno familiar o de amistades, y puede ser una sensación experimentada por el cambio de país, ciudad o pueblo.
Así lo describió la psicóloga clínica Natalia Ramos Benítez, quien indicó que, a pesar de no ser clasificado como un diagnóstico de salud mental, la experta alertó que este estresor emocional puede contribuir a síntomas de salud mental que pueden llevar a desarrollar trastornos como ansiedad, ajuste o depresión, al igual que estrés.
Por su parte, la psicóloga clínica Joycette Aponte Commander añadió que muchas veces el homesickness se divide en síntomas emocionales y físicos. La persona puede presentar un estado de tristeza, baja motivación y problemas de concentración. Asimismo, puede tener dificultad para quedarse dormida o dormir demasiado, dolor de espalda, cabeza, estómago, desórdenes de alimentación y poca energía.
La persona se puede sentir aislado, solo o tristes al pensar en que extrañan a sus seres queridos, añadió Ramos Benítez. Mencionó que la persona también se puede aislar voluntariamente, evitar participar de actividades o sostener relaciones de amistad nuevas, aspecto que intensifica esos síntomas de salud mental, específicamente la ansiedad. Se puede también ver afectada la autoestima, al cuestionarse: “¿Seré capaz de hacer otras conexiones? ¿Haré otras amistades? ¿Sobreviviré a este cambio de ambiente?”.
La experta en trastornos de ansiedad y depresión, Ramos Benítez, consideró que la sintomatología o la reacción de una persona depende de cada individuo. Indicó que, según su experiencia, algunas señales de riesgo son pensar en cómo era la vida en el otro lugar, acudir excesivamente a las redes sociales y compararse, extrañando mucho más de lo que solía hacer.
“No tengo la vida que tenía antes y se me ha hecho más difícil la adaptación de lo que yo anticipaba”, son algunas de las quejas más comúnmente escuchadas por las personas afectadas, de acuerdo a Ramos Benítez.
Expresó que algunos factores que pueden hacer a una persona más susceptible al homesickness son tener una gran distancia entre el lugar de origen y el nuevo, vastas diferencias de ambiente natural, cultural o social entre un espacio y el otro, ser adolescente o joven carente de experiencias de independencia, tener un apego marcado a familiares o amistades y poseer una personalidad introvertidas. No son predictores, sino banderas de riesgo, especificó Ramos Benítez.
Indicó que esta sintomatología es más comúnmente vista en estudiantes o jóvenes universitarios. A esto Aponte Commander agregó que muchas veces los jóvenes sufren de adaptarse a una rutina nueva.
“Muchas veces estos estudiantes vienen del verano, cuando la rutina del sueño, los hábitos del sueño son distintos, por ende, el cambio puede ser un choque más fuerte, pues no tienen a una figura paternal o maternal que les obligue a ser responsables”, opinó.
Similarmente, en un estudio realizado por la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) se analizaron estudiantes de primer año para saber si compartían una sensación de homesickness. Esta indagación encontró que alrededor del 70% de los estudiantes reportaron sentirse ocasional o frecuentemente nostálgicos o solitarios durante su primer año de universidad. En otra investigación, ejecutada por representantes de los Departamentos de Psicología de la Universidad de Harvard, Stanford, Temple y Washington en Saint Louis, el 94% de los estudiantes reportaron experimentar nostalgia en algún momento durante sus primeras 10 semanas de universidad.
Aponte Commander indicó que lo primero que se debe reconocer es que es normal. Comentó que el homesickness que suele surgir de manera inmediata, durar las primeras semanas y perdurar hasta tres meses. Alertó que cuando dura más de eso, deberían de buscar ayuda. No obstante, indicó que también pueden ser sensaciones o sentimientos se van minimizando poco a poco, dependiendo de la dedicación de la persona a adaptarse.
Por esto, recomendó buscar algo positivo para canalizar esos sentimientos. Explorar ese nuevo sitio donde ahora va a estar viviendo y reconocer que, aunque sienta miedo o esté abrumado, es importante conocer qué actividades hay, que grupos hay y que lugares le rodean, recomendó Aponte Commander.
A su vez, Ramos Benítez sugirió primeramente reconocer al proceso de ajuste y cambio. Comentó sobre la importancia de establecer expectativas realistas de que acostumbrarse a un nuevo ambiente toma tiempo.
“Sé paciente contigo mismo. Si te sientes agobiado y ves que estas sensaciones están afectando tu día a día, es importante consultar con un profesional”, destacó.
A partir de esta medida, propuso intentar mantenerse conectado con sus seres queridos, establecer una rutina y participar en actividades familiares que hacía en su hogar anterior, como deportes, cocinar, dibujar y música, entre otros.
También, similarmente Aponte Commander aconsejó cuidar del ambiente nuevo, ir a atracciones locales y acudir a lugares turísticos donde pueda hacer nuevas conexiones.
“Es necesario crear un nuevo sistema de apoyo, ya sea personas del trabajo, de los estudios o del vecindario”, dijo.
De manera similar, subrayó la importancia del autocuidado, hacer ejercicio, dormir y hacer actividades que ayuden a la relajación.