El encierro ha sido lo único que la ha mantenido a salvo no tan solo de la pandemia, sino de la ansiedad incontrolable que le nubla la conciencia cada vez que escucha ciertas voces a raíz del trastorno obsesivo compulsivo (OCD, por sus siglas en inglés) del que padece desde los nueve años.

El OCD en María Elena —cuyo nombre ha sido cambiado para proteger su identidad— es grave. Lo único que alivia sus síntomas es estar lejos de su familia, dijo a Es Mental.

La joven estudia en una reconocida universidad del país; pronto emigrará al extranjero a cumplir su siguiente gran sueño. En estos momentos, vive sola en su apartamento. Por lo tanto, solo sale junto a su madre cuando es necesario comprar alimentos para llenar la alacena. 

A pesar de que su padre —también bajo anonimato— expresó sentirse preocupado al estar lejos de su hija, entiende que es lo correcto tanto por su trastorno como por la pandemia.

“Ella está completamente aislada en términos de COVID-19 porque está en un cuarto seguro”, expresó su padre. “El reto grande es que como estas obsesiones y compulsiones son bastante drenantes porque están todo el tiempo en su mente, tiene que conseguir un balance entre el descanso y los estudios”.

María Elena expresó que durante el encierro que ha experimentado por causa de la pandemia lo más retante ha sido mantenerse atenta a sus clases en línea, que de por sí es bastante complicado.

No salir de su apartamento también le afecta porque no tiene como distraerse y eso agudiza sus síntomas, dijo.  

“No es fácil estar encerrada, sin hacer mucho y —entonces— como no tienes nada más que hacer empiezan a entrar todos esos pensamientos en la cabeza que no quieres y que estás constantemente contrarrestando”, relató. “No te deja vivir tu vida. No puedes ni siquiera leer un libro”.

La incertidumbre y el OCD

Y es que el trastorno obsesivo compulsivo es un desorden crónico en el que la persona tiene imágenes mentales, impulsos o pensamiento recurrentes (conocidos como “obsesiones”), así como reacciones repetitivas a las que acude para intentar obstruir dichas obsesiones y calmar la ansiedad (lo que se resume en el término “compulsiones”), de acuerdo con el Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos.

La causa de este trastorno no está del todo clara, aunque el Instituto establece que ciertos los pacientes que tengan un familiar con el trastorno pueden ser más propensos a desarrollarlo.

El Instituto igual menciona que el OCD se diagnostica, por lo general, cuando la persona tiene unos 19 años. Sin embargo, puede diagnosticarse a una edad más temprana e incluso después de los 30. Se estima que cerca de un 1.2% de los adultos en Estados Unidos lo padecen.  

La catedrática del Departamento de Psiquiatría del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, Karen Martínez, explicó que la incertidumbre a raíz de la pandemia es lo peor que le puede suceder a un paciente de OCD porque no puede manejarla todo.

Por causa de la incertidumbre a causa de la pandemia, la psiquiatra mencionó que el trastorno compulsivo impulsivo ha sido el que más ha empeorado – según su experiencia.

La incertidumbre también ha ocasionado que los pacientes comiencen a tener una duda continua en su cabeza: ¿me encuentro contagiado o no?

“Hay muchos pacientes en los que su trastorno impulsivo compulsivo es el miedo a la contaminación”, mencionó la psiquiatra. “Entonces, si una persona tiene esa obsesión pudiésemos ver que sus rituales de limpieza van a aumentar [durante la pandemia]”.

La psicóloga clínica especializada en trastornos como el impulsivo compulsivo, Delmara Rivera Rivera, reveló que muchos de sus pacientes con el padecimiento tienen cuadros clínicos exacerbados y han desarrollado nuevas obsesiones o compulsiones tras la pandemia.

Una vez la pandemia comenzó dijo que ha notado un alto grado de somatización en sus pacientes término utilizado para referirse a una persona que siente ansiedad, por lo que constantemente repasa si tiene los síntomas del virus al creer está contagiada o contagiado.

La reacciones de muchos ante la ansiedad de tomar con cierta impulsividad patrones de higiene no es parte del trastorno, explicó. Es más bien “una respuesta ansiomédica a lo que estamos viviendo”.

La psicóloga clínica mencionó que algunos han desarrollado la compulsión de lavarse las manos constantemente por la creencia de que están contagiados con el COVID-19, indicó.

Sin embargo, aclaró que “el distanciamiento social por el COVID-19 no produce en una persona OCD”. “Podemos ver unas conductas que responden más bien a ansiedad y que se canalizan”.

La psicóloga clínica enfatizó que no es lo mismo tener una obsesión por causa de la ansiedad que una obsesión por causa del trastorno. Las obsesiones por OCD tienden a ser un “ritual” en el que las personas repiten exactamente las mismas conductas de manera periódica. 

Las dos expertas coincidieron en que es importante que las personas que puedan sospechar que tienen OCD asistan a una cita con un psicóloga o un psiquiatra a tiempo debido a que, a medida que se posterga indefinidamente, el trastorno coarta más actividades del diario vivir.