La tercera finalista de Miss Mundo Puerto Rico y participante del reality Nuestra Belleza Latina, Raishmar Carrillo, conoce de primera mano la cruda realidad de carencias emocionales que viven las niñas y niños bajo la custodia del Departamento de la Familia (DF) y el fuerte impacto que tienen a lo largo de sus vidas.

Y en pandemia, esta precariedad solo se ha puesto peor afectando a miles de menores que han quedado desamparados por distintas razones en la Isla, dijeron expertos a Es Mental

“Consideraba que me tenía que esforzar el doble para hacer más en la vida”, estableció Carrillo, quien aprovechó el show donde participa para contar su historia y concientizar a las personas sobre la realidad de los niños que se crían bajo la custodia del DF en Puerto Rico. 

Asimismo, mediante las publicaciones en sus redes sociales, destacó que durante sus años en la escuela no hizo muchas amistades ni se divirtió tanto como sus compañeros de clase, pues consideraba este tipo de comportamiento un “capricho” que tenían los demás por vivir con sus padres biológicos. 

La también hija de dos usuarios de sustancias controladas se describió durante sus años en los institutos del DF como reacia a buscar ayuda, amor, atención, pues no quería que le cogieran pena. Por otro lado, agregó que era tímida, miedosa y no quería provocar problemas por el temor a ser expulsada del hogar de crianza donde vivía. 

De manera similar, destacó que la etiquetaban como “la estudiante ejemplar”, característica que le adjudica no a su personalidad, sino que al temor de terminar en sin techo.

Confesó saber desde temprana edad que era distinta, pues mientras a los demás los padres los buscaban todas las tardes a la escuela, ella veía a su madre una vez al año.

Viviendo entre carencias

“Yo estaba rodeada de personas que no estaban capacitadas en ese momento para estar ahí para mí y atender mis necesidades como lo es la soledad y la falta de amor”, admitió Carrillo al describir su experiencia bajo el cuidado del DF.

De manera similar, una profesional en el trabajo social de la unidad de investigación del DF entrevistada por Es Mental aceptó que la carencia de recursos del ente gubernamental ha afectado la calidad del servicio que se les proveen a estos menores. 

La también investigadora, quien decidió proteger su identidad requiriendo el anonimato, detalló que esta falta de fondos ha provocado una escasez de profesionales de trabajo social en este campo, razón por la cual ha aumentado la carga laboral de quienes atienden esta comunidad. Como consecuencia, explicó que se limitan las ayudas que se les brindan como identificar una vivienda, acompañamiento para la universidad y buscarle un trabajo al menor al cumplir la mayoría de edad.

Aunque destacó que la ventaja de estos jóvenes es que disponen de fondos federales para asistir sus necesidades, admitió que son víctimas de una falta de contacto con familiares y de depender muchas veces de sus trabajadores sociales, profesionales cuyo tiempo ahora también se ve limitado dado al aumento en la carga laboral. 

“Los que antes podían tener cinco niños a su cargo, ahora tienen 30”, ejemplificó la trabajadora social al describir los cambios que han surgido en el ámbito laboral de los trabajadores sociales del DF. 

Por otro lado, la abogada con experiencia en casos de maltrato de menores y adopción, Janine Marrero Montalvo, coincidió con la trabajadora social y destacó la disminución que hubo en la cantidad de niños que están bajo la custodia del DF. 

De manera similar, según la trabajadora social entrevistada, las estadísticas más recientes apuntan a que desde el 2017 el número ha reducido por alrededor de un 50%. 

Explicó que esta disminución se debe a la pausa que hubo en las escuelas durante la pandemia. Estableció que las instituciones académicas son el medio principal para detectar casos de maltrato o negligencia.

De hecho, apuntó a que durante los meses de agosto y octubre ha aumentado la cantidad de remociones de niños. Más aún, compartió que en octubre se llegaron a hacer diez remociones en una semana, cifra que no se veía desde previo a la llegada de la pandemia. 

Las estadísticas

Por su parte, Marrero Montalvo estableció que esta disminución en la cantidad de niños también se puede deber a la curación de las estadísticas, pues la reducción de personal también puede afectar la recopilación de datos sobre el tema. 

Mientras, en el 2021, hasta el mes de febrero, habían 2,668 mil niños y niñas bajo la custodia del DF, de estos, 408 tenían plan de ser adoptados y 135 finalizan el proceso, confirmó la trabajadora social del DF. 

Indicó que este dato se debe a que la mayoría de los niños que son removidos de sus hogares son mayores de la edad de preferencia de los padres, madres o encargados que buscan adoptar, pues “todos quieren un bebé”.

Por la gran cantidad de personas no adoptadas, el DF inicia el proceso de integración a los 14 años del niño o la niña. A diferencia de  Estados Unidos, donde la mayoría de edad de estos niños es a los 18 años, en Puerto Rico el DF se despide de los niños a los 21 años. Reciben cursos y talleres para proveer las destrezas necesarias para llevar a cabo su vida adulta con el mayor conocimiento posible.

Destacó como problema principal el cuidado de la salud mental de estos menores a partir de sus 21 años. Subrayó que, cuando son menores de edad, están obligados a atender sus problemas de salud mental, de tenerlos. No obstante, muchos, luego de cumplir la mayoría de edad, deciden abandonar estos servicios. Por esto, muchos terminan sin hogar, desempleados o no terminando sus estudios.

Según Marrero Montalvo, se deben de hacer campañas de prevención para enseñarle a los padres, madres y cuidadores a cómo ejercer sus roles de criadores adecuadamente sin tener que recurrir al maltrato o a la negligencia. También resaltó la necesidad de entender que la remoción no es necesariamente por abuso físico, emocional, verbal ni sexual, sino que puede ser por no proveerle la atención médica necesaria al menor u otros asuntos. Igualmente, explicó que se pueden crear grupos de apoyo en las distintas comunidades para ayudar a estos padres durante el proceso de crianza.