¿A cuántas personas has escuchado utilizar el término workaholic (adicción al trabajo) para describir lo responsables y comprometidos que son con su vida profesional? Sin embargo, más allá de creer que es una cualidad o un mero sinónimo de responsabilidad, la incapacidad de desconectarse del trabajo, aún en momentos libres o vacaciones, tiene implicaciones en la salud física y mental de las personas, coincidieron psicólogas entrevistadas por Es Mental.
La dificultad que tienen algunas personas para desconectarse de su trabajo ante exigencias patronales y/o económicas, se cataloga el síndrome del ejecutivo, y algunos pensamientos e ideas erróneas hacen creer a muchos que esta acción representa éxito en el campo laboral, explicó la psicóloga industrial, la doctora Glorymar Rivera Báez.
“El síndrome del ejecutivo ha sido descrito como la dificultad que tienen aquellas personas a las que les resulta difícil desconectarse de su trabajo cuando están de vacaciones o durante su tiempo de ocio. Puede ocurrir por múltiples razones, entre ellas las exigencias que los patronos ponen sobre sus empleados al delegarles más trabajo del que realmente pueden lograr en una jornada de trabajo regular”, dijo.
Agregó que también puede ocurrir “cuando las personas se refugian en sus trabajos para evitar lidiar con situaciones personales de las cuales prefieren escapar”.
De acuerdo con la psicóloga Nelmaris Hernández Barreto, fue en la década de los setenta cuando el psiquiatra Herbert Freudenberger dio a conocer en un estudio los efectos adversos de la situación.
“Él hizo un estudio con distintas personas que trabajan en una agencia de cuidados de salud y observó que llegaba un momento en que muchos experimentaban un agotamiento emocional y pérdida de motivación y compromiso con su trabajo. Es ahí donde el psiquiatra, bajo esta investigación, acuñó el término burnout (desgaste laboral) para referirse a las situaciones en las cuales los trabajadores llegaban a lo que es la quemazón”, detalló la profesional del campo de la salud mental.
Pero no solo se trata de los roles asociados a la salud, ya que aseguró que los efectos de este tipo de estrés, según documentado, también se ven en otras diferentes profesiones y hasta en estudiantes.
“El síndrome del ejecutivo no está en el DSM-5 (manual de diagnóstico) como un trastorno, pero la Organización Mundial de la Salud lo reconoce como este fenómeno ocupacional que es importante categorizarlo, ya que impacta la salud emocional y física”, sostuvo.
Pero, ¿qué señales manifiestan las personas que experimentan el síndrome del ejecutivo?
Rivera Báez las describió como el uso constante de dispositivos móviles para enviar correos electrónicos o verificar información relacionada al trabajo, incluso, para llamar a personas y hablar de temas laborales.
También “quedarse horas prolongadas trabajando o escoger trabajar durante los fines de semana o días festivos”, dijo.
“Encontrarse en actividades familiares o de vacaciones y tener la necesidad de conectarse al trabajo para supervisar a su equipo de trabajo o completar tareas pendientes, y/o justificar (ante familiares y amigos) el exceso de trabajo, evitando así participar en otras actividades recreacionales”, continuó.
Por otro lado, Hernández Barreto apuntó a que las personas con el síndrome del ejecutivo a menudo suelen ser ambiciosas, perfeccionistas y exigentes con su propia ejecución laboral.
“Este perfil de persona se caracteriza por la inhabilidad de hacer una desconexión física y mental de su ejecución laboral. Una característica es que trabaja más de 8 horas diarias; hace un overtime constantemente”, expresó.
Y esto puede ocasionar una respuesta emocional ante el desequilibrio, manifestado en ansiedad, estrés y agotamiento, cambios en conductas y afrontamiento defensivo, “ya que la persona conductualmente comienza a actuar de una manera distinta”, dijo.
En otros casos puede detonar en trastornos más severos vinculados al estrés y ataques de pánico.
“El estrés se puede categorizar en dos, el estrés positivo y el estrés negativo, que puede provocar cierta sintomatología que puede afectar la salud física y emocional, como dolores de cabeza, insomnio y otros, como el síndrome de la quemazón”, puntualizó.
Por su parte, la psicóloga industrial mencionó otras situaciones como condiciones cardíacas, presión arterial alta, diabetes, obesidad, así como problemas digestivos y en la piel.
Recordó, de igual forma, que los individuos no están diseñados para estar trabajando todo el tiempo.
“Tanto nuestra mente, como nuestro cuerpo necesita descanso adecuado, alimentación nutritiva y practicar actividades que nos permitan restablecer el balance físico y emocional”, planteó.
“Es importante poder establecer un balance adecuado entre nuestras actividades laborales y otras áreas de nuestra vida que incluyen el tiempo para nosotros y/o aquellos seres queridos. Esta es precisamente la primera señal que debemos identificar. Si no tenemos la capacidad de establecer un balance adecuado entre el trabajo y otras actividades que deben ser importantes para nuestra vida, debemos buscar ayuda. Un profesional de la salud mental puede ayudarnos a identificar las mejores estrategias que podemos incorporar en nuestra rutina diaria’’, aconsejó Rivera Báez.
Añadió que “si el exceso de trabajo se ha convertido en una válvula de escape para no lidiar con otras situaciones, es a través de un proceso terapeútico que podremos identificar de forma adecuada aquellas situaciones que hasta el momento no hemos sido capaces de identificar por nosotros mismos”.
Recomendaciones
Las profesionales coincidieron que la ayuda de un profesional de la salud mental puede hacer la diferencia en la vida de las personas y señalaron, de forma individual, que la psicoeducación puede ser esencial para combatir el síndrome del ejecutivo.
Rivera Báez recomendó que, una vez finalice el horario de trabajo, se coloque el celular o computadora en silencio y además se establezcan horas para cumplir con las responsabilidades, para de esta forma evitar sacrificar el tiempo de calidad consigo y sus seres queridos.
Mientras que Rivera Báez habló de poner en práctica la comunicación asertiva y efectiva con jefes, empleados y/o clientes para lograr acuerdos y cohesión grupal.
Asimismo, señaló la importancia de establecer estrategias de prevención y afrontamiento para poder identificar a tiempo las señales.
Finalmente, Rivera Báez hizo un llamado a las personas a hacer un compromiso consigo mismas e incorporar actividades que puedan traer bienestar a sus vidas, tales como establecer una rutina de ejercicios, meditar, salir a cenar con amistades y/o familiares.