Sentimientos de autosabotaje, creer ser inmerecedores de aquello por lo que se ha trabajado, sentirse incapaz de internalizar sus logros y el miedo persistente a ser visto como un fraude, son señales características del síndrome del impostor.

Aunque no es un diagnóstico clínico, el síndrome del impostor sí es un fenómeno en el que las personas que lo padecen, dudan de sí mismos, de sus capacidades y de los logros que han alcanzado, según explicó la psicóloga Verónica Gómez Morales.

A pesar de que no está descrito en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, el síndrome del impostor ha sido el sujeto de numerosos libros y artículos de psicólogos y educadores, de acuerdo a un artículo sobre el tema.

Gómez Morales aseguró que varios estudios han determinado que aproximadamente el 70% de las personas sufrirá o lo ha padecido en algún momento de su vida. Además, mencionó que quienes padecen más de este síndrome son las mujeres debido a las expectativas tan fuertes que se ven en la sociedad con el rol de la mujer.

La psicóloga explicó que el síndrome del impostor pudiera tener relación con lo que son las creencias fundamentales de los individuos y por situaciones que experimentan, como en el contexto de estudios o trabajo, que hacen que las personas se autosaboteen.

Gómez Morales hizo hincapié en que cuando se padece de este fenómeno existe un miedo al fracaso constante, y este miedo desarrolla los diálogos internos donde se invalidan los sentimientos o se resta a las capacidades. Además, hay inseguridad, que según la psicóloga, es la base de este síndrome. La inseguridad se mantiene, por lo que se puede desarrollar ansiedad, indicó.

“Tengo esas creencias de autosabotaje que no son correctas y como me las creo, no llego a más”, concordó el psicólogo clínico Carlo Blanco

Blanco aseguró que todo el mundo en algún momento lo ha vivido, pues es un síndrome donde la persona duda de sus propias capacidades y destrezas.

“Es justamente el síndrome del impostor lo que nos frena a seguir por más. Y es que, si yo creo que no soy capaz de ‘x’ o ‘y’ cosa, pues literalmente me freno y lo que creo sobre mí se convierte en mi realidad”, dijo Blanco, quien es el especialista en trastornos de ansiedad. 

El doctor destacó que la parte más importante para trabajarlo es reconocerse. Explicó que lo complicado de este síndrome es que las personas que lo experimentan son los últimos en darse cuenta, y a menos que un buen amigo o familia le comente, o que la misma persona haga un análisis personal, no se percatan. 

Efecto en las relaciones personales

Según Blanco, el síndrome del impostor de por sí apunta a que la persona puede tener una baja autoestima, lo que puede provocar que se impacte las relaciones con los demás.

“Te puedes sentir con ansiedad o deprimido y eso se refleja en una relación pobre y de poca comunicación”, agregó.

El doctor explicó, que si la visión de una persona en sí misma es negativa, es posible que de esta misma forma juzgue a su pareja y aquellos en su entorno.

A nivel de sociedad, expresó que es importante que la autoestima sea positiva y saludable, pues es el antídoto ante el síndrome del impostor.

“Si tienes una autoestima positiva, que ha sido cultivada por tus papás, por tus maestros, por tu entorno verdadero, que se desarrolla, una versión positiva de ti mismo, es más difícil caer en una situación donde tú te ves en un contexto negativo o donde te autosaboteas”, sostuvo Blanco.

Gómez Morales recalcó que en ocasiones las personas con el síndrome pudieran incluso abandonar sus relaciones, pues se sienten no merecedoras de una relación de pareja o amistad.

“Haciéndonos creer eso pudiéramos comenzar a tener alguna forma de relacionarnos donde empezamos a crear inseguridad sobre la relación o podemos, entonces, empezar a crear cierto grado de conflicto en la comunicación”, sostuvo Gómez. 

La psicóloga dijo que si este tipo de pensamientos y esta inseguridad se mantiene, es importante que las personas busquen ayuda.

En el contexto de sociedad y laboral, el doctor Carlo Blanco recomendó a las compañías llevar recursos y profesionales que puedan brindar charlas de motivación y de cómo transformar las creencias que sus empleados tienen de sí mismos.

También, explicó que como individuos es importante cultivar la reflexión.  Finalmente, recomendó no ver de forma negativa el tener el síndrome del impostor, sino verlo como un problema que se tiene y que conlleva retos a superar.