Se considera un problema de salud pública a nivel mundial y Puerto Rico no es la excepción, con un promedio anual de 294 muertes. Se trata del suicidio y los profesionales de la salud mental en la Isla, así como grupos y entidades de educación especializada en prevención continúan esfuerzos para prevenirlo.
Y es que en Puerto Rico desde el 2000 hasta junio del 2022 se han reportado 6,568 muertes por suicidio, según el informe más reciente de la Comisión para la Prevención del Suicidio.
Además, desde enero a junio de este año se han registrado 83 muertes por suicidio, 23 menos que las reportadas para la misma fecha del 2021.
De forma local, son los hombres quienes más se privan de sus vidas, con datos que apuntan a entre un 80 a 90 por ciento de los casos durante los últimos 7 años. De hecho, de los 15 suicidios reportados en junio, 12 ocurrieron en hombres.
De igual forma, las edades que más predominan en los fallecimientos por suicidio son adultos entre 40 a 69 años. Sin embargo, entre enero y junio de 2022 los suicidios se reportaron entre las edades de 18 años hasta 92 años de edad.
“En muertes por suicidio seguimos viendo que, a pesar de que puede ocurrir en cualquier edad, mayormente se concentra en hombres adultos y eso ha sido la tendencia por muchos años y sigue siendo así”, dijo la doctora Nayda Román, directora de la Comisión para la Prevención del Suicido.
Según el doctor Jorge Rullán, psiquiatra y miembro de la Facultad de la Ponce Health Sciences University (PHSU, por sus siglas en inglés), la prevención radica en la comprensión del suicidio como un tema a trabajar con urgencia.
“Esta es una emergencia como cualquier otra. El suicidio es una emergencia, como lo es un infarto cardíaco en cardiología. Una emergencia en la cual se debe buscar atención de un profesional”, dijo.
Señaló que los factores de riesgo para el suicidio pueden ir desde predisposiciones genéticas hasta el abuso de sustancias, pero además intentos previos de privarse la vida, estresores económicos, condiciones médicas terminales y acceso fácil a medios para cometer el suicidio (como armas), entre otros.
El doctor destacó que tanto la familia como el círculo de amigos pueden ser los primeros en asistir ante una emergencia o cuando se presentan conductas alineadas a la privación de la vida, por lo que es importante la intervención y acompañamiento de forma empática.
“El suicidio es un tema que debe hablarse. Por el estigma, hay veces que se ven los síntomas y signos, y no se atreven a hablarlo. Esa es la primera barrera a la que se debe pasar por encima. Hay que identificarlo y atreverse a preguntar, siempre con respeto y mucha compasión”, sostuvo.
De acuerdo con el psiquiatra, por tratarse de una isla impactada a nivel de salud mental tras eventos naturales y de carácter económico, ya debe ser una prioridad sumar el tema a las conversaciones cotidianas y hacer hincapié en que la prevención puede salvar vidas.
“Es bien importante que todo el mundo esté consciente de cómo manejar este tipo de situación”, dijo ante el panorama actual de la salud mental y los suicidios en la Isla.
Por su parte, Román dijo que también se debe derribar la idea de que un ser querido no sería capaz de cometer un suicidio, pues dudar de esta posibilidad trastoca el grito de auxilio de la otra persona.
“El primer obstáculo es creer que ese ser querido, que uno cree conocer tan bien, no sería capaz de considerar eso. Esto podría hacer que nos equivoquemos”, sostuvo.
Aconsejó evitar sermonear a una persona que expresa o manifiesta acciones suicidas, pues esos comentarios podrían, de otra parte, convertirse en detonantes para privar de su vida.
“Tu lugar es no juzgar a esa persona ni las alternativas que está considerando. Cuando perciben que le están juzgando automáticamente va a guardar silencio. Ellos necesitan ser escuchados”, expresó.
Detalló, de igual forma, que la Comisión para la Prevención del Suicidio sigue abordando el tema de la prevención del suicidio desde la óptica de salud pública, con enfoque en los datos recopilados por la Instituto de Estadísticas de Puerto Rico, la sensibilización y educación a la población en general con charlas y talleres, así como la prevención primaria con participación en ferias de salud en diferentes puntos de la Isla.
“Otro elemento que ha sido importante es estar disponible para ofrecer asesoría técnica en el desarrollo e implementación de los protocolos sobre prevención del suicidio en agencias gubernamentales y entidades educativas, tanto públicas como privadas”, finalizó.