Siendo una de las aplicaciones más descargadas en los últimos tres años y que tan solo para enero del año pasado registraba 29 millones de usuarios activos diariamente, TikTok se ha convertido en la aplicación de preferencia de muchos jóvenes y adultos, especialmente de mujeres. 

Esta situación, más que parecer un logro, levanta banderas rojas en los profesionales de la salud mental por la promoción de trastornos de la conducta alimentaria y la insatisfacción corporal que muchos experimentan a raíz del contenido que consumen y perciben -casi a diario- como norma social

Los hallazgos de una gran encuesta global apuntan a que en la actualidad 3 de 4 cuatro niños y adolescentes entre las edades de 12 a 21 años odia su cuerpo y un 45 por ciento de estos ha experimentado acoso por su físico o apariencia. Por esta razón,  la organización encargada de esta investigación, Stem 4, responsabiliza a plataformas como TikTok de impactar negativamente la salud física y emocional de muchos.

En noviembre pasado otro estudio publicado confirmó que son las mujeres jóvenes, quienes más interactúan con el contenido relacionado al peso y la nutrición, y las cuales “corren el riesgo de tener una imagen corporal negativa y comportamientos alimentarios problemáticos”, enfatizó. 

Para la investigación se analizaron más 1,000 videos de alrededor de 10 etiquetas en tendencia, vinculadas principalmente a la nutrición, la comida y el peso; cada una con más de 1000 millones de visitas, de acuerdo con los datos publicados.

La mayoría de las publicaciones en TikTok, creadas por mujeres adolescentes y adultas, presentaban una visión normativa del peso. Menos del 3 por ciento apuntaba a un estilo de vida saludable desde la perspectiva de la diversidad corporal.

El contenido relacionado con la nutrición en TikTok es en gran medida normativo sobre el peso y puede contribuir a comportamientos alimentarios desordenados e insatisfacción corporal en los jóvenes, quienes son los usuarios predominantes de la plataforma”, coinciden los autores de la investigación. 

En Puerto Rico, de acuerdo con la fundadora y presidenta de Asociación Nacional de Desórdenes Alimentarios o también conocida como ANDA, Sarai Ortiz, se ha visto un aumento considerable en casos de trastornos alimentarios en edades más jóvenes en el último año. 

Es, precisamente, plataformas sociales como esta la que ha llevado a muchos a seguir trends relacionados a la pérdida de peso, una alimentación restrictiva y buscar imitar las vidas de las llamadas celebridades de las redes sociales, dijo Ortiz.

Es bien importante recordar que los trastornos alimentarios tienen un factor genético, pero si ya la persona tiene este factor, solo falta un factor social para ser detonado. El tiempo que hemos vivido en pandemia y el aislamiento ha ayudado a que pasemos más tiempo en redes observando este tipo de contenido”, expuso.

“Mientras más lo vemos, más nos obsesionamos con esta idea; más se nos tergiversa el pensamiento para creer que esto es lo correcto y la forma en que tenemos que alimentarnos, ejercitarnos y vivir”, continuó. 

La psicóloga licenciada Karla Alverio, especializada en el tratamiento para el manejo de los trastornos de la conducta alimentaria, recordó que muchos elementos pueden provocar que una persona sea trastocada por desórdenes alimentarios. Sin embargo,  recae en los padres, madres y cuidadores el hecho de desaprender y evaluar cuáles son las actitudes, conductas y frases sobre los cuerpos y el peso que utilizan cotidianamente en el hogar, especialmente, porque se trata de un tema que trae consigo una narrativa cultural, indicó.

“Hay que desaprender mucho, porque hay mucho lenguaje, actitudes y comportamientos relacionados a la comida y el ejercicio que son culturales. Esto viene de generaciones en generaciones. No se debe comentar sobre los cuerpos de otras personas ni la cantidad de comida; son temas que se deben trabajar en casa”, afirmó la psicóloga.

De igual forma, mencionó que otra situación que resulta preocupante es la cantidad de personas en línea que no están cualificadas para hablar de ciertos temas, como la nutrición y ejercicios, pero lo hacen y ostentan números significativos de seguidores.

“Esta problemática debe trabajarse, desde quién comparte el mensaje y cómo se lleva el mensaje. ¿Es un nutricionista licenciado? ¿Es un profesional del campo de la salud? ¿Es un profesional de los ejercicios? Es importante evaluar esto”, dijo. 

De forma similar, la psicóloga española María Ramírez, especialista en Trastornos de la Conducta Alimentaria y creadora de la plataforma Igual Hablando, enfatizó en que no se debe culpar las redes sociales en sí, más bien responsabilizar a quiénes están en ellas. 

“La red social, sea la que sea, si se hace buen uso será una herramienta, una aliada. Si se hace un mal uso será una amenaza, una dificultad. No soy partidaria de inculpar a las redes sociales, sino del uso que hacemos”, describió.

Ramírez señaló que, en definitiva, cada vez son más jóvenes las personas afectadas, porque no hay una gestión detrás del uso de un teléfono inteligente o el acceso al Internet. 

“Cada vez son más jóvenes que están inmersos en este tipo de redes haciendo sus propias interpretaciones y creencias, y por tanto, construyendo su propia realidad de lo que es válido o no. Por ejemplo, si una niña de 13 años, delgada, con un súper pelazo, hace TikTok o lo que sea, y tiene un montón de seguidores diciéndole lo hermosa que es, eso penetra en lo profundo de la creencia de un adolescente”, ejemplificó la profesional. 

Las consecuencias de los trastornos alimentarios

Y es que muchas son las consecuencias que dejan a su paso los trastornos de la conducta alimentaria, incluyendo muertes y otras enfermedades que afectan la salud física y emocional de muchos.  

La psicóloga Alverio detalló que los efectos suman, además, daño al sistema digestivo, los riñones y otros órganos; efectos al sistema cardiovascular, huesos y consecuencias dermatológicas.

También, pueden desarrollarse otras situaciones de salud mental, como la depresión, la ansiedad, el uso problemático de sustancias, sentimientos de miedo y vergüenza por la comida y hasta y conductas suicidas.

Finalmente, la portavoz de ANDA hizo un llamado a los padres, madres y cuidadores a estar pendiente de lo que los menores y jóvenes hacen en los dispositivos móviles. A prestar atención al contenido que consumen. 

Al público general también aconsejó a identificar el contenido que les provoca pensamientos negativos y buscar ayuda profesional. 

Para contactar a la Asociación Nacional de los Desórdenes Alimentarios puede comunicarse al 787-243-4540 o al anda.desordenesalimentarios@gmail.com .