Es conocido que el consumo de alimentos ultraprocesados tiene múltiples efectos negativos en la salud. Sin embargo, estudios recientes sobre el tema demuestran que el consumo de estos alimentos también pueden causar deterioro cognitivo.
Los alimentos altamente procesados son productos elaborados con ingredientes industriales como grasas, saturadas o trans, azúcares, sal, colorantes, espesantes, potenciadores de sabor, entre otros, que contienen poco o ningún alimento natural, estableció la dietista Mariely Olivero Guadalupe.
El propósito de su elaboración es crear productos accesibles, apetecibles, duraderos, económicos y que sean fácil de calentar, comer o beber, explicó.
A través de los años se ha probado que el consumo de estos alimentos es un detonante para complicaciones de salud. No obstante, había una carencia de estudios que comparen los efectos cognitivos del consumo de alimentos mínimamente procesados versus ultraprocesados a largo plazo.
En este marco, desde septiembre de 2022 se han publicado dos estudios que confirman que comer alimentos sumamente procesados puede exacerbar el deterioro cognitivo relacionado con la vejez y aumentar el riesgo de desarrollar demencia.
En el primer estudio mencionado, aquellos participantes que comieron una dieta con alimentos ultraprocesados al comienzo de la investigación mostraron un deterioro cognitivo ligeramente mayor en comparación con aquellos que comieron poco o ningún alimento ultraprocesado. No obstante, los científicos explicaron que no quedó claro si la pequeña diferencia en el deterioro cognitivo asociado con un mayor consumo de alimentos ultraprocesados tendrá un efecto significativo a nivel de una persona individual.
Estos alimentos afectan al cuerpo de manera inflamatoria, destacó la también licenciada en nutrición Ana Torrens Bonano. Son alimentos que afectan la respuesta cerebral, lo que eventualmente puede resultar en problemas cognitivos y aumentar la posibilidad de tener alzhéimer o demencia, afirmó.
Por otro lado, Olivero Guadalupe coincidió con Torrens Bonano al comentar que esta inflamación está implicada en influir o predecir la prevalencia, incidencia y la respuesta al tratamiento de los trastornos mentales. Olivero Guadalupe dijo que múltiples componentes no nutritivos de los alimentos ultraprocesados se han vinculado con la desregulación de la síntesis y liberación de neurotransmisores implicados en los trastornos del estado de ánimo, como la dopamina, norepinefrina y serotonina. También, describió que existe un factor de envejecimiento, pues, tal como indica el primer estudio, este tipo de alimentación puede acelerar el deterioro y que el cerebro envejezca con mayor velocidad, especificó Olivero Guadalupe.
Es decir, aunque existen varios factores que pudiesen afectar la predisposición o la posibilidad de tener deterioro cognitivo como la genética, condiciones preexistentes, ejercicio, costumbres, entorno familiar y cultural, la alimentación de una persona es fundamental para evitar complicaciones de salud y cuidar de la salud cerebral, comentó Torrens Bonano.
“El alto consumo de estos alimentos puede aumentar el riesgo de deterioro en la memoria y envejecimiento celular. A pesar de que no necesariamente sea el único factor, tal como en la investigación apuntada, es un aspecto fundamental”, especificó.
Asimismo, Olivero Guadalupe insistió en que su experiencia profesional evidencia lo resaltado en ambos estudios. Según su trabajo como nutricionista, los pacientes que presentan un alto consumo de alimentos ultraprocesados presentan cuadro depresivo, cansancio, debilidad, problemas de sueño, inflamación generalizada y altos niveles de ansiedad, en comparación con aquellos que consumen alimentos ricos en vitaminas, minerales y fibra. Mientras, los pacientes que describió como “más longevos” y que presentan menor deterioro cognitivo en su práctica, tienen en común una ingesta consistente a lo largo de su vida de frutas, vegetales, legumbres, carnes magras, aceite de oliva, en conjunto a mantenerse físicamente activos y practicar estilos de vida saludable.
Por otra parte, Torrens Bonano continuó al establecer que, de acuerdo con su experiencia, últimamente ha podido notar un deterioro cognitivo más avanzado en jóvenes adultos, cuya dieta consiste en un alto consumo de alimentos ultraprocesados. También, compartió que muchos pacientes han llegado a su oficina por tener condiciones cognitivas, como consecuencia del mal consumo de alimentos.
Recomendaciones
Ambas nutricionistas comentaron sobre su preocupación por el consumo de alimentos ultraprocesados por parte de puertorriqueños. Indicaron que muchos residentes de la Isla priorizan alimentos ultraprocesados para poder cumplir con las necesidades de su hogar. Entonces, por motivos económicos y sociales, muchos se ven impulsados a comer alimentos poco saludables que facilitan el deterioro cognitivo y la memoria.
“Muchos puertorriqueños recurren a estos productos por su fácil acceso y por sus bajos precios. Esta conducta hace a la población mucho más propensa a desarrollar y exacerbar condiciones crónicas, incluyendo la demencia y el deterioro cognitivo”, admitió Olivero Guadalupe al indicar que en Puerto Rico es mucho más costoso acceder a especialistas y tratar las enfermedades provocadas como consecuencia de la mala alimentación.
Torrens Bonano recomendó estar pendientes de su consumo e intentar de que los alimentos estén compuestos de ingredientes que nutran al cuerpo, en lugar de desfavorecerlo. Exhortó a que, si no hay otra alternativa, hagan ajustes para poder añadirle nutrientes. Por ejemplo, escoger ensalada como complemento, cambiar un refresco por agua o favorecer opciones con vegetales o frutas. Asimismo, en el ambiente de hacer compras sugirió estar pendiente de los contenidos de grasa, azúcar y preservantes en las etiquetas de los alimentos. También, propuso poner los alimentos frescos antes de los congelados o enlatados.
Aconsejó consumir alimentos altos en antioxidantes, como vegetales, frutas frescas, cereales integrales y aceite de oliva, que son alimentos antiinflamatorios que aumentan las vitaminas del complejo B, la A, la C, entre otras. Torres Bonano enfatizó en que estas vitaminas aportan directamente a la producción de neurotransmisores, al rendimiento cognitivo y que haya una buena conexión entre las neuronas en el cerebro.