La era de la tecnología ha traído un sin fin de beneficios. Sin embargo, todo en exceso hace daño y más aún en los menores.

Lo que antes era andar en bicicleta con vecinos o ir al parque a jugar, sudar y divertirse, se ha convertido para muchos niños en encierro y comunicación exclusiva mediante aparatos electrónicos, según expertos entrevistados por Es Mental.

De acuerdo con Dr. Andrés Cruz Santos, psicólogo, este es un tema complejo, pues tiene implicaciones culturales y contextuales presentes. Aun así, sostuvo que las tabletas o celulares han reemplazado lo que los niños hacían en tiempos pasados. 

“Mientras más pasa el tiempo y mientras más la tecnología evolucione, nuevas formas de remplazo van a ver para que los niños pasen su tiempo”, sostuvo.

Explicó que este fenómeno actual es similar al que vivieron los abuelos, con la llegada de los televisores. Siempre que llega un nuevo aparato tecnológico, cambia cómo interactúan, se comunican y reciben la información, aseguró.

Cruz reconoció que los adultos actualmente son dependientes del celular, y que la realidad es que ya no es un lujo, sino más bien una necesidad. Al ser de esta manera, muchos padres o cuidadores desconocen el impacto que puede tener en la exposición temprana a sus niños de la tecnología. 

Brindó como ejemplo investigaciones que han realizado basadas en el uso problemático del internet, donde miden el  tiempo que las personas pasan conectados a la internet. Según el doctor, un adulto promedio en Puerto Rico pasa de 3 a 6 horas diarias. 

Y sabemos que si un adulto pasa de 3 a 6 horas diarias, pues un niño que tiene menos responsabilidades y quizás tiene más tiempo para jugar, pues va a pasar más tiempo”, sostuvo.

Ante este panorama, explicó que los niños necesitan interacción social, manejo de emociones y exponerse a hablar con otras personas, y el hecho de que pasen mucho tiempo en las tabletas o teléfonos puede tener un efecto en cómo ese niño se desarrolle y, además, puede tener implicaciones en el futuro. 

De acuerdo con Cruz, el brindar aparatos electrónicos a tan corta edad es una revolución social, que si no es atendida de inmediato, se verán los efectos negativos en 20 años. 

Sostuvo que hay teóricos que dicen que la interacción social, el lenguaje y la comunicación ayudan al desarrollo de la  persona a nivel cognitivo de manera adecuada. Entonces, si la persona no habla o no se expresa o comparte con otros, más adelante tendrá efectos en cómo se comporte en la vida cotidiana.

Y, aunque sí estudios confirman que las redes sociales pueden crear promover la comunicación e interacción, es importante el balance sobre cómo se puede promover la comunicación en la red, y también en vida real.

Cruz mencionó que los padres no deben llegar a los extremos de privarlo todo, pero tampoco brindar rienda suelta a la exposición y uso extenso de las redes sociales o internet en general. 

De manera similar, la especialista en psicología escolar, Yarel Delgado Rosa, coincidió en el hecho de que es complicado que los niños hoy día no tengan, aunque sea una tableta o un celular. Sin embargo, el problema es cuando no existe un control en su uso.

Científicamente se ha probado que el uso excesivo interfiere con el desarrollo de los niños en cosas que son esenciales en su desarrollo, según Delgado. 

Delgado Rosa sostuvo que es de suma importancia estructurar, como padres, el tiempo de uso de la tecnología. 

Es difícil descartar por completo la tecnología, pero sí es importante, entonces, hacer un uso limitado y estructurado”, afirmó. 

Los riesgos de exponer a un menor a aparatos móviles y tecnología son varios. Principalmente, en el contexto de desarrollo, el pasar tanto tiempo hace que los niños se restrinjan, no quieran socializar con familia o amigos, según Delgado Rosa.

Al estar en esa exposición prolongada se ve afectada la atención y concentración, e incluso también el sueño puede verse alterado. 

De acuerdo con la psicóloga escolar, es un gran riesgo el que se exponen en las redes también, incluyendo el exponerse a material no apto para su edad.

Recomendaciones

Cruz recomienda que no se le prive al niño utilizar tecnología, pues eso es lo que ya está establecido actualmente, pero sí que los padres encuentren otras maneras y estrategias de que ese menor pueda pasar el tiempo, como con actividad física, tocar instrumentos o en las bellas artes. Que integren ese uso de la tecnología, pero que también se integre el aspecto físico y social para que esas destrezas sociales no se pierdan, explicó. 

Agregó que los padres deben entender que su cerebro no funciona como el de los niños y que deben practicar el ejemplo. “Pues si papá y mamá utilizan el teléfono 10 horas diarias, es bien probable que su hijo/hija, haga lo mismo”. 

Aconsejó a los padres a agregar a la rutina un horario estricto para establecer límites, dejándoles saber que hay horarios, y que por el momento la tecnología para ellos es un “privilegio”.

Sostuvo que como con todo, también deben agregar una rutina en el tiempo que consumen en Internet. Agregó la importancia de contar con un espacio en el hogar donde los pequeños puedan colocar sus electrónicos, que no sea directamente en su habitación. 

Mencionó que a los más pequeños, que son más propensos a llorar para obtener algo, no se le puede dar un aparato electrónico porque, al realizar esa acción, lo verá como un mecanismo de que con llorar recibirá algo a cambio. 

Aconsejó a los padres a criar a sus hijos y prepararlos para el futuro para que sean independientes, sociales y buenas personas. “Hay que tener un control. Por eso, es que hay que buscar la forma de poder balancear el uso de la tecnología para que esas destrezas se desarrollen”.

Delgado, por su parte, destacó la existencia de otras cosas (no relacionadas a aparatos tecnológicos), que aportan al desarrollo de los niños e incluso de jóvenes.

La tecnología no debe sustituir estas cosas que son importantes para el desarrollo”, dijo. 

Afirmó, además, que entre las consecuencias del uso excesivo de los aparatos eléctricos y dejar de un lado la actividad física figura el sedentarismo, lo que puede llevar a la obesidad.