En estos dos últimos años Puerto Rico no solo se ha enfrentado al COVID-19, sino que además esta situación ha exacerbado otras de las enfermedades que venían siendo una preocupación para los miembros de la comunidad científica y médica en la Isla, lo que se trataría, según la epidemióloga del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, Cruz María Nazario, de una sindemia. 

El término sindemia, que se refiere a cuando dos o más epidemias coexisten en un mismo periodo de tiempo y afectan la salud pública, es la forma en la cual la doctora Nazario describe el panorama actual de salud en el archipiélago, pues el COVID-19 sobrepasó las expectativas de ser una enfermedad meramente infecciosa y trastocó la parte social con efectos a la salud mental y, asimismo, ha tenido sus efectos en condiciones preexistentes. 

Ya no podemos hablar de la pandemia de la COVID, nosotros tenemos que empezar a hablar de la sindemia que ha causado esta nueva enfermedad. […] Tenemos que volver a mirar la enfermedad de una manera más amplia, buscando que haya una integración biológica con las enfermedades crónicas”, sostuvo en entrevista con Es Mental

Las consecuencias son visibles, según la doctora, entre las personas más vulnerables, como adultos mayores, aquellos que viven en condiciones de pobreza y los que no tienen un acceso fácil a los servicios de salud. 

La epidemióloga aseguró que solo reconociendo que ya no solo se está trabajando con una pandemia, sino una sindemia, se podrá entender que las primeras enfermedades causantes de muertes en Puerto Rico, así como la salud mental, también son un problema en crecimiento y en conjunto con el COVID-19.  

“Una persona que está deprimida o tiene problemas de manejo de su vida, cualquiera de estas situaciones le va afectar mucho más que a otra persona, porque el hecho de tener esa comorbilidad los hace más vulnerables y susceptibles. El mismo CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades) reconoce que 1 de 5 estadounidense padece de algún tipo de condición mental y que más mujeres, que hombres, buscan servicios por problemas de salud mental”, sostuvo. 

Nazario dijo que las agencias no han dado prioridad al problema de salud mental y se ha visto reflejado en el cierre de centros especializados en el tratamiento de estas condiciones. 

“Hay que reconocer que este es un problema que mucha gente piensa que es invisible. La depresión duele igual que cualquier dolor físico, es una sensación que tiene que ser atendida, porque eventualmente puede llegar a otro tipo de situación”, explicó.

Agregó que el COVID lo que hizo fue destapar un problema bien complejo en relación con la salud mental y cómo se está manejando las estadísticas en las entidades públicas.

Por su parte, el doctor Alberto Rosario, especialista en medicina general y epidemiología, apuntó a que en su práctica diaria ha visto cómo personas sin condiciones previas de salud mental se vieron afectadas por el COVID y hoy debutan con alguna condición. 

Muchas personas con ansiedad, depresión, con ataques de pánico, causados por toda esta situación que estamos viviendo. Ha habido también, por la cuestión de no asistir a las oficinas médicas, un descontrol en las enfermedades crónicas”, explicó el doctor. 

Rosario mencionó que a esto también se le suma los efectos a largo plazo del COVID o también conocido como syndrome post-COVID-19 o COVID-19 prolongado, de acuerdo a Mayo Clinic. 

Son los adultos mayores y personas con otras afecciones los más perjudicados. No obstante, también los síntomas pueden ser experimentados por jóvenes sin aparentes condiciones previas.

Algunos de estos se presentan como fatiga, dificultad para respirar, dolores articulares, dolores de pecho, tos; problemas de memoria y/o concentración, dolores de cabeza, dolores musculares; palpitaciones, pérdida de olfato y del gusto, depresión, ansiedad; fiebre, mareos y empeoramiento de los síntomas después de hacer ejercicio físico o mental.

Pero el COVID-19 también podría ser responsable de dañar no solamente los pulmones, también el corazón, riñones y el cerebro, de acuerdo con un artículo de Mayo Clinic. 

“Los efectos persistentes para la salud pueden incluir problemas respiratorios a largo plazo, complicaciones cardíacas, deterioro renal crónico, accidente cerebrovascular y síndrome de Guillain-Barré, una afección que causa parálisis temporal”, señala el documento.

Algunos adultos y niños presentan un síndrome inflamatorio multisistémico después de haber tenido COVID-19. En esta afección, algunos órganos y tejidos se inflaman gravemente”, concluye. 

Sobre esto el doctor coincidió en que ha visto pacientes en su oficina que han desarrollado una serie de condiciones a raíz de experimentar la enfermedad por coronavirus. 

“La gente piensa que es un catarro y la realidad es que el COVID te causa unas reacciones inflamatorias en el cuerpo y te afecta todos los órganos”, finalizó.