Una actitud optimista puede ser clave en la búsqueda de la felicidad y la manera de afrontar diversas situaciones, coinciden profesionales de la conducta humana.  

De acuerdo con la psicóloga Sandra López, el optimismo, que se caracteriza por una manifestación favorable a la hora de percibir y ver las situaciones, puede considerarse una fortaleza, cuya sensación de bienestar provoca una mayor percepción de la felicidad respecto al presente y el futuro.

“Para el psicólogo Martin Seligman, padre de la psicología positiva y quien ha estudiado ampliamente conceptos como la felicidad, bienestar y optimismo, entre otros, el optimismo implica un sentido de control personal y la habilidad para encontrar sentido a las experiencias de vida. No solo se asocia a una mejor salud mental, sino que el optimismo también tiene efectos favorables sobre el curso de la enfermedad y aumenta la sobrevida en pacientes terminales”, compartió López a Es Mental. 

López aseguró que el optimismo también actúa como herramienta para promover una mejor salud emocional, ya que al poseer pensamientos positivos las personas pueden lograr sentirse mejor consigo mismas, mostrar apertura a nuevas experiencias, tener esperanzas en relación con el futuro y mejorar la autoconfianza. 

“No se trata de ser ingenuo e ignorar las experiencias negativas, sino más bien de reconocer que cada experiencia negativa trae consigo aprendizaje y de entender que lo malo no dura para siempre. Por alguna razón, no sé si cultural, cuando algo malo ocurre tendemos a enfocarnos solo en la parte negativa y perdemos de vista la positiva”, sostuvo.

Por su parte, el psicólogo Japhet Ramos Díaz señaló que, en efecto, el optimismo tiene una influencia en el trayecto a la felicidad, puesto que la persona puede tener mejor salud mental y física, una vida social favorable y mayores destrezas a la hora de afrontar algún problema. 

“Según varios estudios, el optimismo nos puede ayudar a tener menos niveles de estrés, produce mayor motivación, mayores indicadores en el área de salud mental y mejores resultados en investigaciones relacionadas con la salud”, agregó. 

Pero el ser optimista, ¿se nace o se hace? Los profesionales coincidieron en que los estudios apuntan a que existen factores genéticos que determinan la predisposición al optimismo. No obstante, López destacó que la parte hereditaria puede estar, pero “si el ambiente no la estimula, esa predisposición pudiera no manifestarse’’.

“Por otro lado, puede nacer sin dicha predisposición, pero si los modelos que ve en su ambiente tienden a ver el lado positivo de la vida, a ser más perseverantes y a tener más esperanza e ilusiones, es posible que sí aprenda a ser optimista debido a dichas influencias ambientales. En cuanto al ambiente, la literatura indica que las experiencias tempranas tienen un rol determinante en el optimismo, aunque es posible aprender a visualizar las circunstancias de otra manera en etapas más tardías de la vida’’, expresó. 

 Hizo énfasis en que “las experiencias tempranas son bien importantes en la formación de la personalidad optimista’’. 

En cuanto a esto, Ramos Díaz, dijo, por su parte, que la educación en pos del optimismo también debe precisarse, especialmente en estas primeras etapas de vida. 

Cómo lograr el optimismo

Los psicólogos compartieron con Es Mental sus recomendaciones para que una persona encuentre su camino en dirección al optimismo y su vínculo con la felicidad. 

López dio como primer consejo, el prestar atención a los pensamientos y cambiarlos. De tal modo, puede descubrir que un pensamiento negativo no tenía cabida en la situación que imaginó en su cabeza.

“Por ejemplo, el pensamiento de “no me interesa tener que ir a la fiesta esta noche. Nunca sé qué decirle a la gente que me presentan y lo paso mal”, puede transformarse en “esta noche en la fiesta tendré la oportunidad de conocer a personas interesantes. Me gusta tratar con la gente y sé escuchar bien. Los demás disfrutan hablando conmigo”. Ese cambio la animará a ir a la fiesta y al final de la noche probablemente descubra que el pensamiento negativo no tenía nada de cierto”, detalló. 

Asimismo, apuntó al hablar en presente.  Como ejemplo dio el decir: “Me siento seguro’’ (en tiempo actual), en vez de: “Me sentiré seguro’’. 

Añadió, que “si de verdad quieres cambiar tus pensamientos”, para mejorarlos se debe insistir y practicar. “La gran obra de tu vida comienza por un pensamiento”, dijo. 

De igual forma, Ramos Díaz dio como recomendación el ser agradecidos, ya que esto puede, incluso, destacar en favor al optimismo. 

También transformar la manera en la que se perciben los eventos “negativos”, especialmente las emociones, y convertirlas en una oportunidad de crecimiento o de educación. 

Precisó que es de suma importancia vislumbrar el futuro con esperanza “y tener un propósito en la vida, porque no vas a reforzar las cosas positivas”. 

Finalizó diciendo que el optimismo no significa evadir emociones como la tristeza o que no habrá circunstancias desfavorables, pero permitirá tener una actitud de que “algo puede cambiar con el tiempo” y «mantener la esperanza en medio de situaciones que podamos ver como adversas’’.