El 29 de junio del 2022 fue el día internacional del sexólogo(a). Sin embargo, muchas personas aún no tienen muy claro qué es la sexología y sus funciones dentro de las profesiones de la salud mental.

La sexología es “la disciplina científica y humanística que sistematiza los conocimientos teóricos y prácticos relativos al sexo y a la sexualidad en sus cuatro aspectos fundamentales: biológicos, psicológicos, sociales y culturales” (Raspall & Lande, 2011). Es una ciencia que utiliza el método científico para evidenciar sus investigaciones, intervenciones, evaluaciones y la docencia. Además es una disciplina que está centralizada en un conjunto de paradigmas manifestados en distintas especialidades, subespecialidades y concentraciones profesionales. Sin embargo, es sumamente difícil establecer si la sexología es parte de las ciencias naturales o las ciencias sociales. Lo cierto es que posee y aporta a ambas ciencias, aunque algunos(as) autores(as) opinan simplemente que es parte de las ciencias sexológicas.  

Las disciplinas de la sexología se dividen básicamente en nueve áreas generales. La sexología clínica tiene como objetivo el diagnóstico, tratamiento y rehabilitación cuando las personas enfrentan trastornos sexuales como lo son las parafilias y los trastornos del orgasmo. La sexología forense está enfocada en la intervención, evaluación y peritaje asistiendo en el foro jurídico en los casos sexuales con víctimas y victimarios como por ejemplo la violencia de género, los abusos y agresiones sexuales. Por otro lado, las investigaciones para las clasificaciones, diagnósticos y el entendimiento de la desviación del comportamiento sexual están encauzadas en las funciones de la sexopatología.  

La disciplina sexológica de la erotología “estudia el erotismo y las prácticas eróticas que ha habido y sigue habiendo en las distintas civilizaciones y culturas a lo largo de la historia; y nace de la necesidad de entender la evolución sexual desde dentro, de un modo vivencial, y no sólo desde fuera, de un modo científico” (Bacale, 2019). Mientras que la sexopedagogía (andragogía  sexual y educación sexual) es el sistema de transmisión de conocimientos generales y específicos relacionados al sexo, género, sexualidad y sensualidad por medio de técnicas e instrumentos de capacitación, adiestramiento, orientación, asesoramiento y/o consultoría. Su propósito es modificar estructuras de pensamiento, resocializar, reeducar y fomentar la prevención de disfunciones y trastornos sexuales.       

La instrumentología sexual investiga, categoriza y describe las funciones que poseen los instrumentos utilizados para complementar la sexualidad humana y/o para tratamientos de trastornos sexuales, como lo son los incorrectamente identificados como juguetes sexuales (vibradores, estimuladores, etc.). La sexología comunitaria se concentra en el bienestar sexual  colectivo por eso “investiga y busca optimar la organización social de la sexualidad humana, facilitando que cada ciudadano puede desplegar su personal manera de vivirla” (Lucas Matheu, 2020). La neurosexología está encargada de estudiar las relaciones entre el cerebro, el sistema nervioso y el comportamiento sexual. Por último, la sexología de estudios del género es una práctica interdisciplinaria donde se investiga las prácticas culturales y nociones institucionales concernientes al sexo, el género, la sexualidad, la orientación y la identificación sexual.

Hay mitos y creencias incorrectas que se le han adjudicado a la sexología. Entre ellos que es una ciencia de las relaciones sexuales, siendo totalmente incorrecto, dado a que abarca mucho más que las relaciones sexuales, como es la comunicación y compatibilidades sexuales, el erotismo, las relaciones de convivencia, las posiciones sexuales, la admiración corporal, apoderamiento psicosexual, prevención e intervención de los trastornos sexuales. Los(as) sexólogos(as) no utilizan las películas o revistas pornográficas como herramienta de educación o tratamiento. No examinan físicamente a los participantes, a menos que también sean médicos(as) o enfermeros(as). No fomentan medicamentos no aprobados para el tratamiento de trastornos sexuales. Promueven la prevención de infecciones de transmisión sexual, respetan y aconsejan sobre las decisiones de las personas de cuando comenzar una experiencia sexual y orientan sobre los métodos anticonceptivos, incluyendo la abstinencia. Ningún sexólogo(a) realizará intervenciones para trastocar, cambiar o desvalorar las orientaciones e identidades sexuales, sino que instruye, educa y asiste en las disposiciones individuales. Además, ninguna intervención terapéutica estará dirigida a tener relaciones o actividades sexuales con los participantes con el motivo de rehabilitación sexual.  

La ciencia y disciplina de la sexología es parte de las profesiones de la sociedad puertorriqueña para la salud sexual y mental. Sobre todo en las variadas necesidades que enfrentamos como pueblo para entender y poner en práctica la diversidad, la equidad, la igualdad y la inclusión.

*El autor es sexólogo, perito forense y rector del Instituto Sexológico Educativo y Psicológico de Puerto Rico.