A Stephen Wiltshire solo le bastó 20 minutos en un viaje de helicóptero para aprenderse de memoria toda la vista panorámica de Nueva York y, posteriormente, dibujar sobre un cuadro del Pratt Institute de Brooklyn cada uno de los edificios, incluyendo el famoso Empire State.
Tras el histórico acontecimiento, hoy es uno de los artistas más famosos y talentosos de Reino Unido, particularmente por representar a la comunidad con autismo y el movimiento de la neurodiversidad.
Como Wiltshire muchas son las mentes neurodivergentes que sobresalen entre las neurotípicas, por su gran capacidad de creatividad, pero además por sus notables talentos.
Según la psicóloga clínica Beatriz Casellas Cestero, especialista en el tema, la neurodivergencia es el término que se utiliza para referirse a individuos cuyos procesos cognitivos y emocionales son diferentes a los de una persona neurotípica.
“Tienen unas destrezas que quizá las personas neurotípicas las tienen, pero están más afinadas. Puede haber muchas fortalezas que se ven en las matemáticas, en la música, entre otros”, explicó la doctora Casellas Cestero.
El movimiento de la neurodiversidad abarca diferentes perfiles, como lo son el autismo, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (también conocido como TDAH) y dislexia.
De acuerdo con Camil Aponte, educadora y neurodivergente múltiple (TDAH y autismo), las personas neurodivergentes ocupan del 15 al 20 por ciento de la población y ofrecen al mundo perspectivas “únicas”, particularmente al percibir y experimentar el mundo de un modo diferente.
“A través de un lente de fortalezas, el TDAH no es un déficit de atención, sino que es una abundancia de atención. El reto es poder enfocar esa atención. Varios estudios han demostrado que esta abundancia de atención tiene como ventaja el ser más creativo”, explicó la también fundadora de la plataforma Harmonic Divergence, en la cual se ofrece coaching, consultoría y talleres con un enfoque en la neurodiversidad.
A modo de ejemplo mencionó un estudio en el cual se le pidió a personas con TDAH y sin TDAH que inventaran una fruta “extraterrestre”. Aquellas sin diagnósticos de TDAH basaron sus creaciones en frutas tradicionales, como manzanas y fresas, mientras que las personas con TDAH fueron capaces de crear frutas completamente distintas.
“Las personas con TDAH tienen mayor habilidad de pensamiento divergente, expansión conceptual y habilidad de pensar más allá de los parámetros establecidos. Esto provee una ventaja al momento de diseñar nuevos productos”, continuó Aponte.
Según la educadora,la literatura científica destaca que del 50 a 70 por ciento de la personas que integran la comunidad autista también tienen TDAH, “lo cual, en parte, explica la creatividad en esta población”, sostuvo.
“Las personas autistas tienen lo que se conoce como monotropismo o la tendencia a ser atraídos fuertemente hacia sus intereses. El monotropismo nos permite enfocarnos de lleno en nuestros intereses y lograr cosas extraordinarias”, expresó.
Otras investigaciones actuales, como el estudio Focusing on the Abilities in Learning Disabilities: Dyslexia and Creativity, reconocen que las personas con dislexia sobresalen en aspectos de creatividad, pues tienden a poseer mayor capacidad visual sobre objetos tridimensionales.
Y sobre esto, precisamente, Aponte explicó que estos individuos suelen reconocerse por un “sesgo explorador”, el cual se basa en el enfoque de lo nuevo e innovador.
“La dislexia es común entre emprendedores, arquitectos, diseñadores y científicos, confirmando que esta es una población altamente creativa. En un estudio entre astrofísicos con y sin dislexia se demostró que aquellos con dislexia fueron capaces de encontrar y visualizar los hoyos negros aún cuando estos eran imposibles de visualizar para aquellos sin dislexia”, puntualizó.
Por su parte, la psicóloga clínica relató que al trabajar con la población de trastornos del espectro autista ha podido ha aprendido a ver el mundo desde sus perspectivas.
“Usualmente trabajo con niños y de verdad que trabajar con ellos es espectacular, muchas veces es ver cómo ven el mundo y se divierten de una manera tan diferente”, sostuvo.
Finalmente, Aponte hizo un llamado a “cambiar el enfoque” y lenguaje de lo que se creen son dificultades para la comunidad, pues en realidad se trata de fortalezas.
“Las diferencias neurológicas propulsan a la sociedad. Necesitamos abrazar todos los neurotipos. Más allá de la aceptación, necesitamos romper los paradigmas patológicos y crear espacios en donde la neurodiversidad pueda florecer y las distintas mentes puedan colaborar”, afirmó.
Por su parte, Casellas Cestero habló de lo significativa que debe ser la empatía para crear espacios seguros en los que estos individuos puedan crecer y desarrollarse. “Es importante entender el perfil de cada una de estas personas, para poder tratarlos como se lo merecen y ayudarles genuinamente. La educación no solo es hacia los padres, es hacia cada persona que le rodea”, concluyó.