Con el Viernes Negro llegan a los shoppers el televisor más avanzado, la computadora más compacta, los zapatos de marca del diseñador con alguna rebaja, la vajilla de los sueños, y el air fryer “resuelvelo todo”. Así podríamos seguir mencionando muchas otras cosas cosas que gracias al mercadeo aparentan ser una súbita necesidad a medida que se acerca la Navidad. Y en efecto, esos deseos se concretan en las largas filas de los madrugadores del Black Friday, y en la evidente dificultad de encontrar estacionamiento en los centros comerciales a medida que se acercan las fechas festivas.
El psiquiatra David Sack, experto en adicciones, plantea que la Navidad es una temporada de indulgencia, en un artículo publicado por el Huffpost. Se come y se bebe demasiado, y también se gasta mucho. Indica que los alcohólicos y la mayoría de los adictos están al tanto de que tienen que moderar su consumo pero cuestiona cuál será el escenario para los compradores compulsivos.
Sack precisa que el término sicológico para los gastos compulsivos es oniomania, que deriva de onios que significa venta y manía que es una locura. Este advierte que el desorden es también denominado una adicción a gastar y estima que el cinco por ciento de los americanos sufren de dicho desorden.
La psicóloga clínica Kalitza Baerga advierte que aunque el trastorno de comprador compulsivo no figura en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V) por no tener suficiente evidencia, pero que se sabe que comparte características o conductas asociadas a un trastorno adictivo.
“Comprar compulsivamente o adicción a las compras se caracteriza por la compra impulsiva, persistente, excesiva e incontrolable de productos a pesar de que las consecuencias sean severas como podrían ser problemas financieros, familiares, y psicológicos, entre otros”, explicó Baerga.
Por su parte, la psicóloga clínica Amelia Rodríguez Acevedo, quien labora en el Psych Wellness Center, confirma que las compras compulsivas son una conducta que vemos año tras año y que puede responder a varias variables. Por ejemplo, consumir puede ligarse a la ilusión de bienestar y nivel social.
“En la medida en que yo puedo comprar implica que tengo mayor solvencia económica, mayor estabilidad y eso me provoca tranquilidad y bienestar aunque este no sea real porque se ve un gran nivel de endeudamiento al utilizar en exceso las tarjetas de crédito”, detalló.
La impulsividad al comprar puede relacionarse a ansiedad y frustraciones que con la compra desaparecen y se gana un placer temporero.
“Cuando vemos los precipitantes en muchas ocasiones observamos que los compradores compulsivos son personas que se sienten solas, que tienen niveles de ansiedad e intranquilidad sumamente altos, y exhiben diferentes estresores o frustraciones que canalizan a través de la compra que le da una sensación de control”, explicó.
Pero, luego de la compra, surge la culpa, los pensamientos de culpabilidad, incluso pueden surgir peleas con la pareja pues podría desestabilizar las finanzas familiares. Algunos compradores compulsivos pueden llegar a ocultar lo que adquirieron.
Es aumento la conducta
Rodríguez indicó que lo que ha visto en su práctica y lo que la literatura señala es que las compras compulsivas van en aumento, sobre todo en el occidente y esto obedece a las estrategias de mercadeo y promoción dirigidas a crear necesidades donde no las hay.
En algunos casos la compulsión para comprar puede ser reflejo de algunos diagnósticos de salud mental como por ejemplo, personas que sufran el trastorno bipolar y estén en fase mánica. Un estado mánico implica que la persona entra en un estado de ánimo alterado en el que comienza a incurrir en una serie de conductas que son consideradas de alto riesgo, sus emociones se elevan, puede hacer uso de drogas, incurrir en prácticas sexuales sin protección, con varias parejas, entrar en juegos de casinos o también el trastorno de control de impulsos que es cuando la persona tiene una urgencia de realizar ciertas conductas y al hacerlas siente bienestar. Ejemplos del trastorno de control de impulsos son la cleptomanía o robar por gratificación, y la piromanía, el placer de prender fuego.
Peligrosas las compras a través del celular o la computadora
En Inglaterra un estudio publicado en el Comprehensive Psychiatry Journal, dado a conocer este mes, precisó que de 122 personas que buscaron tratamiento para el “Buying-Shopping Disorder”; un tercio reportó síntomas como preocupación excesiva y ansiedad irresistible por comprar.
La investigadora principal de la Escuela de Medicina de Hannover, Astrid Muller, subrayó que “ya es tiempo de reconocer este desorden como una condición de salud mental en sí misma, esperamos que nuestros resultados arrojen una prevalencia de compras en línea adictivas y motiven más investigación científica”.
Recomendaciones para mantener el control al comprar
- Establezca un presupuesto y sea honesto sobre su capacidad para comprar.
- Identifique cuáles son las necesidades reales.
- Si es un patrón o algo difícil de controlar, considere buscar ayuda profesional y reciba terapias.