El jueves a las 3:00 pm estaremos conversando por Facebook Live con Jose Acarón, director ejecutivo de AARP Puerto Rico, y con la Dra. Lynette Ramos, psicóloga consejera, sobre las consecuencias físicas y emocionales que enfrentan los cuidadores, gracias al apoyo de FHC First Healthcare. ¡Sintoniza a través del Facebook de Es Mental o de FHC – Salud Mental!

El apoyo a los cuidadores, quienes han añadido más estresores a su vida por la pandemia del COVID-19, es fundamental para evitar consecuencias negativas tanto en su salud física como en su salud emocional.

La psicóloga consejera Lynette Ramos, miembro del Comité de Adultos y Personas de Edad Avanzada de la Asociación de Psicología de Puerto Rico, dijo que la sobrecarga de los cuidadores puede ser multidimensional:  a nivel social, financiero, psicológico, emocional y físico.

“En esa línea del aspecto físico, muchas veces ellos (los cuidadores) se abandonan y dejan  de alimentarse adecuadamente, no hacen actividades físicas. Puede haber un deterioro en el patrón del sueño. Y eso tu lo ves a nivel físico. Pues si me levanto múltiples veces en la noche o  tengo esa dificultad para dormir. Entonces ya estás viendo ese componente físico, que se está deteriorando de ese cuidador”, expresó.

Muchas veces no lo dicen, pero otros familiares se pueden dar cuenta, por ejemplo, de que están perdiendo peso o aumentando, agregó.

A nivel emocional, dijo que el cuidador puede presentar tristeza, ira, por tal vez no tener apoyo de otro familiar, y sentimientos de culpa, porque se preguntan si están cuidando de su familiar de forma adecuada. También, puede sentir soledad e irritabilidad cuando hay una sobrecarga, la que tal vez no es identificada por el propio cuidador  “porque está día a día con el familiar”.

Ramos recalcó la importancia de buscar ayuda profesional para evitar el desarrollo de trastornos de salud mental. Agregó que existe literatura que establece que los cuidadores pueden presentar sintomatología depresiva de tristeza y llantos frecuentes o de ansiedad.

“Así que si ese cuidador no trabaja esas áreas, es muy probable que  pueda desarrollar  alguna otra que se convierta, quizás, en alguna dificultad de salud mental más severa, que requiera entonces otras atenciones adicionales”, indicó.

Más estresores

Ramos mencionó que la pandemia dificultó que los cuidadores pudieran salir y encontrar con quién dejar a su familiar para poder realizar alguna gestión.

Indicó que además de los estresores que tienen los cuidadores, se sumó el encierro y ahora el proceso de ajuste a una nueva rutina.  También han experimentado, sobre todo al principio de la pandemia, miedo a contagiarse y contagiar a su familiar, además de la ansiedad y el temor de pensar que si se enferman quién cuidaría a su familiar.

Según la encuesta sobre el cuidado de los seres queridos en Puerto Rico 2021 de AARP Puerto Rico, el 51% de los cuidadores dijeron que la pandemia tuvo un impacto “muy o un tanto negativo en su salud mental” y el 41% dijeron que afectó “negativamente la salud mental del ser querido a quien cuidan”.

Esta encuesta, en la que participaron 707 personas de 45 años o más, reveló que dos terceras partes (67%) de los votantes han cuidado de un ser querido sin recibir paga. Mientras que un tercio (34%) de personas que no han sido cuidadores creen que es “muy o sumamente probable” que cuiden a un ser querido en el futuro.

“Abrumadoramente todos tenemos la expectativa de dar cuido a un ser querido en algún momento”, dijo, José Acarón, director ejecutivo de AARP Puerto Rico, al tiempo que mencionó que el 84% de los encuestados desean ser cuidados o cuidar de un familiar en la casa. 

“Lo triste de esto es que hay mucha necesidad de apoyo, tanto para el servicio al adulto mayor y al cuidador, y el sistema de servicios de apoyo en Puerto Rico está raquítico. Estamos hablando que el 85% por ciento realizan tareas domésticas, el 82% transporte y el 80% administración de medicamentos. El mayor desafío que tienen es el descansar y el equilibrio entre el trabajo y cuidar al  ser querido y el estrés. Y hay algo interesante, y es que el 21% por ciento de la población ha tenido que dejar de trabajar para cuidar, y el 68% utiliza su propio dinero”, sostuvo.

Esta situación, según dijo, provoca que se impacte la salud, el trabajo, la productividad, la vida en familia y el futuro económico del cuidador.

“No hay una estrategia de País, del Departamentos la Familia, de ninguna agencia del Gobierno, para poder atender esta situación y que la gente pueda mantenerse productiva”, dijo al tiempo que mencionó, que según la encuesta, el 94% de los encuestados dice que necesita más recursos.

A su juicio, esta es una oportunidad de desarrollo económico y creación de empleos en el País.

Acarón indicó que la semana pasada se presentó una resolución en la Cámara de Representantes para crear un task force con tres comisiones: Jurídico,  Salud, Bienestar Social y Adultos mayores, que en conjunto con organizaciones con organizaciones como AARP y otros profesionales que atienden la población de adultos mayores, harán un análisis completo de los aspectos laborales, económicos, salubristas, sociales, comunitarios de los cuidadores, para hacer unas recomendaciones.

Finalmente, esta iniciativa de AARP Puerto Rico busca que se presente un proyecto de ley y se establezca política pública abarcadora de todos los asuntos del adulto mayor, según explicó su director ejecutivo.

Vital el apoyo

La psicóloga consejera recalcó la importancia de que los cuidadores puedan identificar quiénes son sus recursos de apoyo, ya sea otro familiar o hasta un vecino, para que puedan asistirle en, por ejemplo, quedarse con el familiar en lo que el cuidador hace la compra, o para poder verbalizar sus sentimientos.

“Si antes de la pandemia, nosotros encontramos las dificultades que había en estos cuidadores, pues ahora es mayor. Yo pienso que es fundamental que esa persona pueda tener esos grupos de apoyo o esos otros recursos”, dijo, al tiempo que mencionó que los cuidadores pueden tener múltiples facetas y ser cuidadores de diferentes condiciones, ya sean físicas o neurodegenerativas como el alzhéimer.

Dijo que en ocasiones el cuidador también puede pensar que nadie puede cuidar a su familiar como él, por lo que también hay que trabajar en el desprendimiento momentáneo para que el cuidador piense en sí mismo “de que si no está bien y se siente sobrecargado, pues no va a proveerle ese cuidado adecuado”.

Además de los grupos de apoyo, la Dra. Ramos recomendó identificar periodos de descanso y tiempo y tener una alimentación adecuada.

A pesar del beneficio de los grupos de apoyo, Ramos mencionó que ahora, con la pandemia, los grupos de apoyo no necesariamente son físicos, sino de forma virtual, y no todos los cuidadores tienen los recursos y la tecnología para conectarse.