Hoy, miércoles a las 3 p.m., conversaremos por Facebook Live con José Acarón, director de AARP, con la doctora Vanessa Sepúlveda, internista y geriatra, y con el doctor José Carrión Baralt, catedrático del Programa de Gerontología de la Escuela de Salud Pública del Recinto de Ciencias Médicas, sobre las principales urgencias de salud mental ante el envejecimiento de la población en la Isla, gracias al apoyo de FHC First Healthcare. ¡Sintoniza a través del Facebook de Es Mental o de FHC – Salud Mental!
Son múltiples los retos que enfrentan los adultos mayores en la Isla, los que repercuten directamente en su salud mental, según expertos entrevistados por Es Mental.
El doctor José Carrión Baralt, catedrático del programa de Gerontología de la Escuela Graduada de Salud Pública del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, dijo a Es Mental que ante el problema de ausencia de estadísticas que hay en Puerto Rico es difícil saber con certeza los trastornos mentales que afectan a la población de adultos mayores.
Sin embargo, dijo que, según ha conversado con otros profesionales, hay tres enfermedades que son prevalentes entre los adultos mayores que son conocidas como las “Tres d”: depresión, demencia y delirium (síndrome confusional agudo, en español).
Según explicó, aunque el delirium es sumamente común en los adultos mayores más frágiles (que tengan demencia, entre otras enfermedades), no es reconocido por algunos profesionales de la salud que trabajan en las salas de emergencia. “Es un problema muy serio que tenemos (por esta situación)”, aseguró.
Carrión Baralt dijo que desde la perspectiva social, la soledad y el abandono es el problema mayor que enfrentan los adultos mayores. A esto se suma que, por ejemplo, la persona no tenga movilidad o que no tenga transportación, lo que le complica aún más su día a día y las actividades básicas e importantes, como ir a comprar alimentos al supermercado, explicó.
Según el también psicólogo clínico, en muchas personas este tipo de situación podría desembocar en una depresión mayor. También, dijo que en la población de adultos mayores se ven comúnmente los trastornos la ansiedad.
Indicó que, aunque conseguir una cita para un psicólogo o un psiquiatra es difícil, tampoco «es tan común en nuestros adultos mayores» buscar ayuda de salud mental por un aspecto ligado a la crianza que tuvieron.
El rol de la sociedad en la vida de estos también tiene impacto, pues José Acarón, director director de la Asociación Americana de Personas Retiradas (AARP, por sus siglas en inglés), el discrimen por edad, también conocido como edadismo, da paso a que esta población experimente aislamiento social, violencia y maltrato, explotación financiera y baja autoestima.
Como, por ejemplo, cuando se minimiza el valor de estos como seres humanos por razones de edad o se considera que no son capaces de forma física o emocional. Otras de las maneras de ejercer violencia hacia esta población y que podría detonar pensamientos de infravaloración y que solo son una carga.
«Esto va a tener efectos como la depresión y hasta vivir 108 años menos porque tiene un impacto directo en todo«, dijo Acarón.
Con el envejecimiento población el tema del edadismo se ha convertido en un problema mundial y que la Organización Mundial la Salud vigila de cerca desde la pandemia por COVID-19, luego del coronavirus destapara que 1 de cada 2 personas en el mundo, en algún momento, puede manifestar actitudes edadistas.
La Organización Mundial de la Salud ha advertido que el edadismo reduce la calidad de vida de los adultos mayores y que, además,cuesta miles de millones de dólares a la sociedad.
«El problema es que a menudo está tan generalizado y aceptado en nuestras actitudes y en políticas, leyes e instituciones que ni siquiera nos damos cuenta de su efecto perjudicial para nuestra dignidad y nuestros derechos», expuso en el 2021, Michelle Bachelet, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
«No podemos erradicar el maltrato y la explotación financiera mientras exista el edadismo», enfatizó Acarón.
Abogó, de igual forma, por quienes ni siquiera tienen con quien hablar en su día a día, empujándoles a vivir en aislamiento social.
Esta, por mucho tiempo, se ha asociado a efectos sobre el bienestar físico y mental, como lo son los riesgos asociados al empeoramiento de la salud cardiovascular y cerebral, recuerda la Asociación Americana del Corazón.