Tras tres años malos y un 2020 marcado por el trauma de la pandemia de la COVID-19, muchos tienen sus esperanzas cifradas en que el 2021 será un año mejor en Puerto Rico.
Regresar a la “normalidad” es la expectativa de la mayoría, pero poco probable, según expertos en ciencias sociales y economía consultados por Es Mental.
La aprobación del uso de emergencia de la vacuna contra el virus y el inicio de los esfuerzos de vacunación, el posible regreso a la escuela y trabajo presencial, la proyectada llegada del grueso de los fondos de recuperación del huracán María (ocurrido en el 2017), y el cambio de administración de gobierno tanto en la Isla como en Estados Unidos son algunos de los principales sucesos que marcarán este año. Pero, ¿traerán un cambio real a la vida de las y los puertorriqueños? Las expectativas de cambio de los expertos entrevistados van desde el total pesimismo hasta un poco de optimismo en algunas áreas específicas. Sin embargo, coinciden en dos cosas: cambio real y profundo no habrá, pues los problemas de fondo del país siguen siendo los mismos, y las expectativas de la población no cónsonas con la realidad de lo que es viable lograr.
“Lo que se hace evidente es que tenemos un problema estructural. Pensaba en un hilo conductor de estos tres años y son la fragilidad y la incertidumbre. No solo son sucesos que resolvemos y pasamos la página”, sostuvo la Dra. Jenniffer Santos Hernández, catedrática de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico (UPR), sobre el huracán, la corrupción y convulsión política, los terremotos, la depresión y la pandemia que han marcado este periodo.
Como ejemplo, la también experta en desastres citó que en Puerto Rico aún estamos lidiando con problemas del huracán de 2017 por la ineficiencia de las instituciones gubernamentales. A finales de 2019 y principios del 2020, vimos repetirse la misma situación de pobre respuesta a los terremotos y la pandemia, y ahora reviviendo con la lentitud en el proceso de vacunación. En el caso de la gran esperanza en torno a los fondos de recuperación, la estudiosa resaltó que el proceso de contratación y desembolso es lento, y la mayoría de los dineros están destinados a obras institucionales, no a ayudas individuales, por lo que no augura que la población general sienta su impacto. Subrayó que hay una “desconexión” entre el discurso de lo que el Gobierno dice que va a pasar y lo que pasa en la calle.
Santos Hernández señaló que los problemas de fondo que tiene Puerto Rico con la pobreza, la desigualdad, la migración, y el deterioro de las instituciones del gobierno nos mantienen en un estado de fragilidad grande que impide que resolvamos con agilidad las emergencias que hemos enfrentado y que con toda certeza seguiremos enfrentando en tiempos de cambio climático.
“Yo no creo que vamos a regresar a una normalidad, yo no creo que vamos a regresar a lo anterior”, sostuvo al destacar la importancia de las relaciones cercanas y la necesidad apremiante de prestar atención a la salud mental en este contexto.
“Somos seres sociales. La situación que estamos viviendo no es normal y requiere que hagamos un esfuerzo para mantener la salud mental. La gente está bien cansada de estar en su casa”, agregó.
Con su proyección gris para el 2021 coincidió el economista y catedrático auxiliar del Recinto de Mayagüez de la UPR, Julio César Hernández, quien proyectó que no habrá crecimiento económico este año. Entre los principales problemas que identificó para reactivar la economía local fue la expectativa de una reducción en la economía estadounidense y la lentitud en el proceso de vacunación a nivel local. A su juicio, Puerto Rico comenzará a ver algo de crecimiento en el 2022.
El Dr. Hernández elaboró proyecciones importantes y poco esperanzadoras para el 2021 para Es Mental que, además de una reducción en las economías de Puerto Rico y Estados Unidos, incluyen la posibilidad de escasez en las góndolas de los supermercados porque uno de los grupos con mayor mortalidad por COVID-19 han sido adultos mayores que laboran en las industrias de la manufactura, agricultura y transportación y han sido descuidados por el plan de vacunación. También vaticina un recrudecimiento de la reducción poblacional de la Isla por un proyectado aumento en la migración y la fuerte baja en la tasa de natalidad registrada en el 2020. Ambas tendencias demográficas figuran entre las principales razones de la depresión económica que vive Puerto Rico, indicó.
Además augura que la mayoría de los fondos de recuperación no llegarán en 2021, sino en 2022, que continuará la alta tasa de desempleo, y que, aunque avance el proceso de vacunación no será al ritmo que la economía necesita, por lo que muchos seguirán trabajando desde el hogar y seguirán asumiendo a nivel personal los costos operacionales de energía eléctrica y equipos de sus patronos.
La perspectiva más positiva para el 2021 viene desde las ciencias políticas a través del análisis del Dr. Jorge Schmidt, quien indicó que, aunque la mayor parte de la administración del gobernador Pedro Pierluisi representa una continuidad de la problemática administración del exgobernador Ricardo Rosselló Nevares y de los problemas históricos del Gobierno de Puerto Rico del cual Pierluisi formó parte como Secretario de Justicia y Comisionado Residente, tiene grandes esperanzas de cambio puestas en las designaciones atípicas en el Departamento de Educación, con la presidenta de la Asociación de Maestros, Elba Aponte Santos, y en el Departamento de Desarrollo Económico, con el empresario y ex candidato independiente a la Gobernación, Manuel Cidre, y en la Legislatura con la entrada de los nuevos jugadores, particularmente los del Movimiento Victoria Ciudadana. En la Legislatura, la mayoría del Partido Popular Democrático va a tener que negociar con los senadores y representantes del MVC, del Partido Dignidad, del Partido Independentista Puertorriqueño y con el independiente José Vargas Vidot.
“Los nombramientos de Pierluisi los va a tener que sudar”, sostuvo. De estos, el más importante es el del Tribunal Supremo.
También ve un cambio importante para Puerto Rico con la victoria de Joe Biden en Estados Unidos y la posibilidad de que se agilicen los asuntos de la Isla en el Congreso. Dijo que a esos efectos sí tiene la esperanza de que llegarán más fondos de recuperación en el 2021, aunque le preocupa el embudo de lentitud burocrática que se da una vez están en Puerto Rico.
Finalmente ve una esperanza de que la vacuna de la COVID-19 pueda, aunque sea a mitad de año, ir cambiando el tono de la tristeza que, a su juicio, fue lo que definió el 2020.
Fuera de estas lucecitas al final del túnel, Schmidt, al igual que Santos y Hernández, ve poco que anticipar.
“No tengo razón para pensar que va a haber un gran cambio”, indicó al hacer referencia a los problemas estructurales de la pobreza, la distribución de la riqueza, “la incompetencia histórica de las burocracia” gubernamental y a la corrupción.
Coincidió en que el COVID-19 va a seguir marcando la vida de todas y todos en el 2021 porque, aunque se ha resuelto en gran medida el problema científico, ahora saldrán a relucir los problemas sociales.
“Sencillamente es artificial que es un año nuevo. Vamos a redescubrir las grandes diferencias económicas en Puerto Rico y a nivel internacional porque vamos a ver que los marginados van a ser los últimos en recibir la vacuna”, concluyó.