El encierro por causa del COVID-19 ha ocasionado que las personas sientan temor a la soledad, y la sensación se ha exacerbado con las medidas de distanciamiento social que han re-impuestas por la gobernadora Wanda Vázquez Garced de Puerto Rico a raíz del repunte en contagios y hospitalizaciones registrado en las últimas tres semanas., 

El regreso a medidas estrictas de encierro se da a poco menos de dos meses de haber concluido el primer gran cierre a finales de mayo y expertos consultados por Es Mental indicaron que la privación de la libertad y de las relaciones sociales tiene un gran impacto emocional en las personas porque somos seres sociales.

Efectivo el viernes, la primera ejecutiva volvió a ordenar, la clausura de puntos de encuentro como barras, salones de juego, chinchorros, discotecas, cines, teatros, salas de concierto, casinos, parques de atracciones, marinas, tráfico marítimo, gimnasios e incluso las playas que solo pueden ser utilizadas para ejercitarse y fines deportivos.

Ningún establecimiento comercial venderá bebidas alcohólicas a partir de las 7:00 p.m., los restaurantes al igual que las iglesias operarán a 50% y quedan prohibidas las actividades familiares con miembros que no sean de la misma unidad familiar.

igual se limitó a fines deportivos, entre ellos, caminar, correr, bucear y remar.

Sin embargo, la gobernadora no aplicó medidas igual de contundentes a los centros comerciales o comercios al detal.

La plataforma en línea Global Advisor llevó a cabo una encuesta del 26 al 30 de marzo de 2020 en la que participaron cerca de 28,000 adultos de 16 a 74 años en Canadá, Estados Unidos, Alemania, Australia, Brasil, China, Corea del Sur, Francia, Italia, India, Japón, México, Rusia, Vietnam y Reino Unido. Los resultados fueron publicados en abril.

Las 14,000 personas que revelaron haberse sentido temerosas a estar solas rondó un 15% mientras que un 12% dijo sentirse de esa manera por las imposiciones del gobierno.

La psicóloga clínica y presidenta de la Asociación de Psicología de Puerto Rico, Kalitza Baerga Santini, indicó que las nuevas limitaciones que ha impuesto la gobernadora reflejan el temor a la soledad que cientos han sentido los pasados meses.

Somos seres sociales

De acuerdo con la psicóloga clínica, las personas tienden a extrañar lo que tenían cuando lo pierden. En este caso, la oportunidad de socializar y compartir con los demás.

“Cuando tenemos la libertad de interactuar con quien queramos, así sea con mi vecino o con la gente del supermercado, la gente siente que está interactuando con otro y no está solo”, ejemplificó. “Sin embargo, el estar en ese confinamiento o aislamiento [social] que te imponen, provoca que no puedas interactuar con más nadie como quisieras”.

El antropólogo y docente de la Universidad de Nueva York, Martín Cobián, explicó que el encierro históricamente ha representado la injerencia del Estado sobre la vida de todas las personas. La diferencia de este encierro a raíz de la pandemia —en particular— es que existe un cierto grado de voluntariedad de las personas.  

“El encierro es quebrar, es inhibir, es impedir montones de relaciones sociales, económicas y políticas que rigen la sociedad”, definió.

El antropólogo explicó que, particularmente en Puerto Rico, la afectividad se demuestra a través del contacto físico.

Por ejemplo, durante su trabajo como profesor en Nueva York ha observado cómo sus estudiantes latinoamericanos y caribeños han escrito ensayos sobre el COVID-19 en los que destacan cómo la cuarentena les ha limitado abrazar, dialogar, besar o extender la mano.

En esa misma línea, el psicoanalista y psicólogo clínico, Eduardo Valsega Piazza, explicó que la pandemia ha permitido que las personas entiendan que, si bien es cierto que interactuar socialmente es una actividad cotidiana y placentera, también conlleva responsabilidades.

La pandemia y el encierro han ocasionado que las personas recuerden que son seres sociales, añadió.

“Nosotros estamos siempre en [constante] relación con los demás”, explicó el psicoanalista. 

“Es importante reconocer que cuando estamos en libertad no vivimos solos en el mundo, sino con constantes interacciones y esas interacciones son las que utiliza el virus para reproducirse”, agregó.

Debido a que la interacción social es importante para la salud mental de todo individuo, el psicoanalista instó a que se busquen nuevas alternativas en las que interactuar con los demás. Igualmente aclaró que la soledad no es necesariamente mala.

La Escuela Bloomberg de Salud Pública y el Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Johns Hopkins llevaron a cabo un estudio el cual publicaron en la Revista de la Asociación Médica Estadounidense el 3 de junio de 2020 en el que compararon la frecuencia de la soledad durante la pandemia en comparación con 2018.

La muestra final fue de 1,468 adultos de 18 años o más de distintas partes de Estados Unidos.

Los resultados mostraron que, en abril de 2020, cerca del 14% de los adultos estadounidenses se sintieron solos en medio de la pandemia. Esto representó un incremento de un 3% al compararse con el 11% que se reportó entre abril y mayo de 2018.

Los tres expertos en conducta humana concluyeron que estar solos y solas no es el único temor que las personas sienten a raíz del encierro: también pueden sentir temor a morir luego de ser contagiados o al transmitirle el mortal virus a un ser querido.

En momentos en los que múltiples sectores del país cierran nuevamente a raíz del repunte en casos de COVID-19, resalta la importancia de tomar las debidas medidas de distanciamiento social e higiene para no vivir el día a día con temor a la soledad.