En las primeras etapas de enamoramiento parece común que las personas sientan la necesidad de estar con su ser especial, saber lo que está haciendo, así como establecer una comunicación diaria y frecuente. Sin embargo, cuando se invade la privacidad y el espacio del otro y, sobre todo, se busca emplear control, ya no es amor

De acuerdo con el psicólogo experto en parejas, el doctor David Alcalá Pérez, no es lo mismo sentir una atracción o un vínculo fuerte con una persona, que hacer lo que sea para mantenerse cerca de la otra persona. De hecho, esto podría alertar sobre algún comportamiento poco sano y con implicaciones a la salud mental y física.

Como lo son los pensamientos o impulsos persistentes vinculados a una obsesión. Con los que una persona quiere tener el control absoluto del otro ser humano, explicó la psicóloga Jennifer Castro Cruz.

“Una relación se trata de dos individuos uniéndose, no de uno consumiendo al otro”, dijo Castro Cruz. 

Aquí recae la diferencia principal entre el amor y la obsesión, confusión que la experta atribuyó a historias románticas, narrativas novelescas y constructos culturalmente generados.

El amor crea un espacio para que las personas funcionen como individuos en su diario vivir, mientras que la obsesión es una necesidad casi impulsiva, irracional e ilógica por la otra persona, aseguró por su parte el psicólogo.

Dijo también que las obsesiones, muchas veces, comienzan a desarrollarse como la codependencia emocional, de manera sutil. Cuando se llega al punto de necesidad irracional de saber, conocer o buscar a esa persona, se debería de buscar ayuda profesional.

Alcalá Pérez mencionó que existen señales de riesgos que se deben de atender de manera inmediata. Algunas de las frases tradicionales que podrían alerta sobre esto son el “yo no puedo vivir sin ti”, “necesito saber que me amas’’ o “nunca me abandones”, siempre y cuando se presenten como una petición o una necesidad. 

“Estas características se van complicando con el paso del tiempo y lo que parecía una chulería, lindo, romántico, se convierte en una lucha por poder y control”, agregó Castro Cruz. 

Pero, ¿es común confundir obsesión por amor? Ante esta interrogante, Castro Cruz contestó que, según su experiencia profesional, muchas personas -con tal de mantenerse en una relación- justifican los actos y comportamientos obsesivos, drenantes y agotadores.

 “Hay mucha obsesión que pasa desapercibida”, señaló al detallar que la confusión es más común de lo visto, pero no se le llama obsesión abiertamente hasta que se convierte en un problema.

Asimismo, Castro Cruz especificó que hay distintos tipos de obsesión. Existen las personas cuya obsesión en el amor es algo que se desarrolla de una manera involuntaria y que se escapa de su control. La otra categoría es voluntaria, definió.

Alcalá Pérez comentó que hay analizar por qué uno se está comportando de esta manera, qué es lo que hace que uno se comporte de manera obsesiva y cuál es el patrón de comportamientos. Uno debe preguntarse si está dejando de ser uno mismo por compartir con esta persona, agregó. 

Según Castro Cruz, a una persona con inteligencia emocional se le hace más fácil identificar cuando alguien está entrando a su espacio personal, opinó. No obstante, confesó que la parte más difícil suele ser poder identificar la raíz del problema y aceptarlo. 

A su vez, Castro Cruz añadió que los celos son un rasgo característico de la obsesión, al igual que la falta de privacidad, no dejar que la otra persona tenga intimidad, invadir, miedos e inseguridad. “Sabiendo en dónde está y con quién está, piensan que la otra persona está haciendo algo incorrecto que va en contra de la relación”, ejemplificó. 

En este marco, se vuelve complicado y difícil de manejar y aparece un estado de ansiedad e inseguridad constante. 

De acuerdo con la experta en filosofía, Susi Ferrarello, la obsesión suele ocurrir hacia alguien que no necesariamente se conoce a profundidad. Afirma que el hecho de que no conozca muy bien a esta persona permite que la obsesión prospere. 

A este argumento, Castro Cruz contestó que, por este motivo, en muchas ocasiones también la persona obsesiva deja de tratar a la persona como ser humano y la comienza a tratar como una “cosa”. Se crea un proceso de idealización, intentando que la otra persona se convierta en lo que uno piensa que era, dijo. Por otro lado, cuando se trata de amor la persona ve al humano con sus defectos y virtudes. 

Mientras, Alcalá Pérez afirmó que hay personas que simplemente tienen una carencia fuerte de vínculos afectivos y van a querer establecer un vínculo con la otra persona a toda costa, la conozca o no la conozca.